☆ Capítulo 13. Rose.

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—Los odio a todos —comentó, notoriamente enfadada— Sigo sin creer que el culpable esté entre mis "amigos" —hizo las comillas con su manos—. O sea, ¡cómo puedo procesar que fueron mis amigos! —explotó, gritando.

—A veces uno confía demasiado en las personas equivocadas y lo peor es que somos nosotros los que le otorgamos esa confianza. No debes sentirte mal, lamentablemente son cosas que pasan, cosas sobre las cuales no podemos tener el control.

—No confiaré en nadie más a partir de ahora.

—¡Oye, gracias! —dijo el castaño, ofendido.

—No lo tomes personal... sólo es que ahora me costará confiar en las personas.

—Tranquila, te entiendo. Yo tampoco confiaría en la gente si me enterara que trataron de asesinarme —dijo con burla, intentando que la morena se riera con su chiste malo, pero sólo ganó una mala mirada de su parte.

—Qué raro, Alex. Tan sensible como siempre —le respondió con sarcasmo. Alex sólo le sonrió

—¿Y... —preguntó cambiando de tema— no te ha parecido raro que nunca hayamos visto a alguno de ellos en el hospital?

—Nunca lo había pensado... —admitió. En seguida se dio cuenta de que Alex tenía razón— Pareciera que la única enterada de todo fuera mi madre. Es decir, no hubo ninguna noticia en el periódico, no habían registros en la comisaría, ninguno de ellos me ha ido a visitar... es como si lo hubieran borrado de la historia, como si me hubieran borrado... ¿qué es lo que está pasando? —se preguntó, ahora estaba alarmada por la conclusión a la que había llegado.

—Eso es lo que estamos a punto de descubrir —intentó tranquilizarla.

Ahora, la sospechosa del accidente de la morena era Rose Evans.

Los dos caminaron a la escuela, prácticamente siguiendo de cerca a Joe. Llegaron más o menos en el segundo bloque de clases. Alba notó cómo muchos de sus compañeros se acercaban al muchacho para preguntarle qué le había pasado, a lo que Joe simplemente los ignoró o los mandó al infierno, claramente enojadísimo por lo que le había ocurrido más temprano.

Rose lo vio pasar, pero al notarlo tan enojado, lo ignoró, decidió darle un tiempo solo y salió disparada a su casillero. La chica tenía una cara muy extraña que hizo que la preocupación de la morena aumentara.

"¿De verdad habrá sido ella?" se preguntó Alba.

Esmeralda no tardó en llegar. Se situó al lado del casillero de Rose, apoyando su espalda contra éste. La pelirroja miró de arriba a abajo a la chica a su lado y volteó los ojos, mostrando una actitud que nunca antes había tenido.

Alba de inmediato se dio cuenta que su mejor amiga estaba cambiada, totalmente cambiada, pero lo que más le incomodó fue que no pudo descifrar en qué aspecto había cambiado la pelirroja.

—¿Puedes cambiar esa cara? —le pidió Esmeralda a Rose con un tono de voz que mostraba fastidio.

—No puedo creer que te lo tomes tan a la ligera, Esmeralda —le respondió. Cada vez se le dificultaba más respirar a la morena. Estaba llena de rabia. Alex lo notó.

—Tranquila, respira —le dijo, tomándola por los hombros— Sigamos escuchando —le sugirió.

—¡Por Dios, Rose! —continuaron hablando— No es nada del otro mundo. Sólo tienes que decirle que te admitieron en una universidad distinta.

Al darse cuenta de que hablaban de un tema totalmente diferente al que ella había pensado, pudo soltar el aire que tenía retenido en los pulmones y se permitió respirar con normalidad.

—Pero no es la universidad a la que irá Joe —dijo Rose, continuando con la conversación— Pero creo que tienes razón, debo relajarme.

El timbre del tercer bloque sonó y la chica se alejó de la pelirroja, comenzó a caminar en una dirección distinta. Alba se desilusionó un poco al no haber obtenido la información que necesitaba, pero de repente, la chica dio media vuelta y se dirigió nuevamente hacia Esmeralda.

—Oye, ¿sabes algo de Alba? —le preguntó. Los músculos de la morena se tensaron notoriamente al escuchar su nombre— No me ha llamado y tampoco contesta mis llamadas. ¿Cómo crees que le vaya en el internado?

"¿Internado?" se preguntó. En tan sólo segundos se había perdido por completo en esa charla. Intentó despejar sus pensamientos y esperó por la respuesta de la pelirroja.

Esmeralda se encogió de hombros, cosa que le provocó una acidez enorme a Alba.

—No lo sé —respondió descaradamente—. Pero no hablemos de ella, dime qué harás para...

Ambas chicas se fueron, el sonido de sus voces se fue alejando hasta dejar el pasillo totalmente en silencio.

Alba se quedó inmóvil, mirando el suelo. No podía creer lo que había escuchado. No podía creer lo que Esmeralda le había dicho. No podía convencerse de que la pelirroja a la que quería como una hermana hubiera mentido con tanta facilidad acerca de su paradero. Definitivamente, algo en Alba se rompió en miles de pedazos, se destrozó y sabía a la perfección que no podía ser reparado.

Alex sintió furia al escuchar lo que la vil pelirroja dijo. Él sabía perfectamente de que Alba confiaba en ella y que, en ningún momento, se permitió dudar de Esmeralda.

Intentó hablarle, pero la morena no podía escuchar sus palabras. Estaba como en un trance, un trance en el cual se obligaba a aceptar lo que había ocurrido.

El abrazo que le dio el chico la hizo reaccionar.

—Escuchaste lo mismo que yo, ¿cierto? —le preguntó en un susurro, conteniendo las lágrimas que amenazan con escapar. No podía hallar su voz. Alex sólo asintió— Eso lo dijo Esmeralda, ¿verdad? —otro asentimiento.

—Alba, lo siento mucho... —comenzó Alex. Alba lo interrumpió:

—Voy a hundirla —dijo totalmente molesta, pasando el dorso de su mano por sus ojos para poder secarlos.

—Vamos a hundirla. Sólo necesitamos su confesión.

*****

Editado Dic. 29/2017

(Igualmente es un capítulo un poco corto. Trataré de hacer un poco más largo el siguiente.
Sorry por no actualizar ayer.
Voten y comenten.
Besos, bye.)

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