Flor de manzano (capítulo uno)

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Capítulo uno.

Flor de manzano.

...

Todomatsu: ¡Tengo un calor de mierda! ¿¡Qué no es obvio!?

Osomatsu: Ya sé.

¿Y si mandamos a Choromatsu?

Todomatsu: Buena idea.

Osomatsu: Choromatsu~.

Oye~, ¿Choromatsu?

Choromatsu: ...

Osomatsu: ¿Uhm?

¡Oye, Choromatsu~!

¿¡Dónde está MI Choromatsu!?

Choromatsu: ... ¿Qué pasa? Eres ruidoso.

Osomatsu: Ah.

Es mi Choromatsu.

Choromatsu: NO AGREGUES "MI".

¡ERES MOLESTO!

...

El verano en Japón había llegado hacía ya un mes atrás. El sonido de las cigarras a las tardes  avisaba que los días siguientes serían más y más calurosos. Ni siquiera el ventilador que estaba conectado en la sala del hogar Matsuno emanaba un poco de viento le quité ese calor, es más, causaba que las gotas de sudor caigan por su rostro y se pierdan bajó la camiseta roja que llevaba el primero, tenía que abanicarse con un papel. No funcionaba mucho como un repelente para el fuego en su cuerpo, pero algo era algo en esos momentos.

Osomatsu Matsuno había cerrado la tapa de su teléfono (de esos celulares viejísimos y que Todomatsu le recriminaba siempre por no tener algo con estilo) finalizando los mensajes luego de haberse despedido de sus otros hermanos pues, estos dijeron que seguirían lo que estaban haciendo anteriormente. El de camiseta roja dedujo lo que estaría haciendo cada uno de sus hermanos en esos momentos: Karamatsu estaría tratando de ligar con chicas, y con ese calor el idiota llevó aquella chaqueta negra de cuero; Ichimatsu –el más raro al haber salido con ese sol- estaría, de seguro, alimentando gatos o caminando; Jyushimatsu seguramente practicando béisbol cerca del mar, ¿quién haría deportes con este inaguantable calor?; Y Todomatsu... bueno, quién sabe que estará haciendo él.

En cambio, el primer hermano de los seis mellizos, había decidido quedarse en casa con un ventilador a su dirección. ¡Osomatsu era el que menos aguantaba el calor, lo detestaba! (Pero cuando se debía ir a nadar o al mar, ahí no importaba, ver mujeres con esos trajes de baños era el paraíso y se lo aguantaba si podía), era por esa razón que se encontraba en esa mismísima situación. Aburrido. Con calor. Hambriento. Todo en uno.

¡Quería que alguien estuviese ahí con él! ¡Que una buena alma le dé de comer! Osomatsu era malo cuando se trataba de prender el fuego o hacer comida, no por algo su progenitora le prohibió el acceso a la cocina a menos que  sea para lavar lavar los platos, la heladera y listo. Pero ahora que se encontraba solitario en aquella casa, no tenía a nadie cercano que pudiese pedirle comida, ni sus hermanos.

Si Choromatsu estuviese ahí, tal vez lo hubiese mirado con las cejas arrugadas y con los labios fruncidos. De seguro se levantaría del piso, dejaría la revista de empleos y, con una voz molesta, le diría que querría de comer. Pero no, el tercer hermano debía ir con ese horrible calor a un estúpido concierto de aquella gata famosa. No le veía algo emocionante, no entendía como su hermano menor le gustaba aquellas cosas y suspiraba de amor en susurros un "Nyaa-chan..." por ella. Aquella chiquilla de cabellos rosados ni siquiera conocía a Choromatsu, de seguro ni se preocupaba por sus seguidores.

𝓦𝓱𝓪𝓽 𝔂𝓸𝓾 𝓼𝓸𝔀 𝓲𝓷 𝓶𝒆Where stories live. Discover now