Sauce rastrero y camelia (capítulo cinco)

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Capítulo cinco.

Sauce rastrero y camelia.

— ¡Mi hijo! ¡Mi bebé...! ¿Se encuentra bien? —La voz desesperada de Matsuyo en el pasillo hizo atraer algunas miradas de terceros al conflicto que había entre el doctor y la mujer de cabellos negros. Se encontraba también su marido y los cuatros hijos (Karamatsu, Todomatsu, Jyushimatsu e Ichimatsu). El hombre de la bata blanca estaba al frente de la puerta número "110", donde se encontraba el paciente ya despierto.

—Lo está. — Los padres suspiraron de alivio. — Él aceptó hacerse la cirugía, solamente nos falta la firma de los tutores y a las ocho en punto se empezara la operación, no debemos dejar pasar ningún día más. Se debe hacer hoy mismo sí o sí.

La expresión del doctor fue dura, los padres asintieron con la misma seriedad. Pero felices de que su hijo haya aceptado esa operación, no querían perder a uno de sus hijos y al mayor, aunque Osomatsu siempre había causado momentos molestos, peleas con otros y siempre hacia bromas; que muera por una enfermedad desconocida que no había curas más que operarlo era algo que no podían aceptar.

El doctor les explicó la enfermedad que poseía el hijo mayor de los Matsuno. Al principio ninguno lo entendió, solamente Karamatsu que le explicó pausadamente a sus hermanos y a sus padres de que se trataba.

Nadie se esperó que él supiese lo que tenía Osomatsu. ¿Y por qué lo mantuvo oculto?

"¿¡Por qué no nos dijiste!?" Dijo Matsuyo enojada, con las lágrimas en el rostro y tomando del buzo azul a su segundo hijo. Karamatsu miró de lado, con la expresión triste.

"Perdona, mother "Había dicho Karamatsu, con los ojos brillosos por las lágrimas que querían caer "Él se iba a operar en dos semanas, quería decírselos, pero no me dejaba...tampoco soportaba verlo así..."

Matsuyo soltó a Karamatsu y lo abrazó, entendiendo la situación en que se encontraba y lo presionado que debió haber estado en esos días. No tenía la culpa. Se recriminó a sí misma por señalarlo sin saber la verdad, esta situación era muy delicada para todos, pero para Choromatsu quien lo ignoró por días sin saber de la enfermedad... él estaría  sufriendo en silencio en casa, por eso decidió no venir con ellos al hospital y quedarse reflexionando.

Todos se quedaron en los asientos del hospital luego de darle la hoja con las firmas de los padres de Osomatsu, faltaba solamente dos horas para la operación. Osomatsu había dicho que no quería ninguna visita antes de la operación, quería estar solo y pensar en lo que vendría, respetaron la decisión de Osomatsu.

—Quien será la persona que se enamoró Osomatsu-nii san...—Dijo Jyushimatsu, en el silencio, sentado en uno de los bancos de ahí junto con a Todomatsu. Los hermanos lo miraron fijamente, con curiosidad.

—Es la primera vez que veo esto...—Dice Todomatsu. Parpadeando y soltando un largo suspiro. — Quien fuera que sea, Osomatsu estaba enamorado profundamente de ella. Mira que dejar atrás tus sentimientos, por alguien a quien olvidaras el día de mañana que fue tu amor verdadero,... eso si es una decisión difícil...

—Quién será. —Dijo Ichimatsu, con aquel tono monótono que siempre poseía. Los dos hermanos también estaban curiosos.

"Si tan solo lo supieran" Karamatsu se mordió el labio inferior. Él sabía la verdad de todo esto, conocía quien amaba Osomatsu y esa persona estaba más cerca de ellos. Pero hizo una promesa, y tales promesas como esas no se podían romper aunque muriese de las ganas decirla.

Solo se mantuvo callado a la conversación, observando un punto fijo en la pared blanca del hospital.

Eran las seis y cincuenta, ¿Choromatsu estará bien? Se preguntó Karamatsu al mirar el reloj del lugar.

𝓦𝓱𝓪𝓽 𝔂𝓸𝓾 𝓼𝓸𝔀 𝓲𝓷 𝓶𝒆Место, где живут истории. Откройте их для себя