Sentimientos (KageHina II).

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[Aclaraciones: Este capítulo no tiene relación alguna con el primer KageHina que hice, todas las historias son OneShots o drabbles independientes, en caso de que vaya a enlazar dos capítulos será avisado, para las que no sepan, Hinata es mayor que Kageyama pero sólo por meses, ahora, disfruten la lectura]
Advertencia // contenido sensible homosexual.
El sonido rechinante que hacen los zapatos al deslizarse por el suelo, el del balón al chocar con fuerza en la palma de la mano para finalizar impactando con un sordo sonido en la cancha, los gritos de ánimo y las respiraciones pesadas, todo hace parte del Voleyball, cada pequeño detalle, desde la recepción más perfecta, el remate más fuerte, el levante con más precisión y el bloqueo más limpio y eso justamente es lo que desprendía la pasión tanto en los jugadores como en los espectadores, detalles tan simples como fijarse en la buena técnica de una jugada o de un movimiento, tales como la flexión que se debe hacer para recibir, los pasos que se deben dar antes de volar en el aire e impactar el balón y el levante englobado del balón a la hora de que el armador hace dedos para llevar a cabo un hermoso ataque, la sincronización del bloqueo y más importante aún, los tres golpes que se deben dar en la cancha, que por distintos motivos a veces sólo son dos, o incluso uno, detalles que sólo las personas que sepan o conozcan de fondo el Voleyball saben, personas que están tan familiarizadas con el deporte que se dan la tarea de juzgar cada movimiento y aprobarlo desde un banquillo, jugar al Voley implica sentir adrenalina cada vez que anotas, enfadarte contigo mismo al perder un punto pero llenarte de esperanzas al instante de conseguir otro, porque en el Voleyball nunca se sabe qué equipo gane, las cosas pueden dar un giro totalmente inesperado, sólo con un simple saque que descoloque al equipo o la intervención de un jugador sorpresa.
Nervios es lo que sentía Hinata Shouyo ese día, movía su pie de forma ansiosa mientras sobaba su estómago de lado a lado, la misma sensación que recorre tu cuerpo antes de un partido y no simplemente es temor, es una mezcolanza de emociones de todo tipo y más aún si estás en el lugar de el pequeño cuervo pelinaranja que había tenido anteriormente una conversación con su setter, oh, claro que no podía perder, el sólo pensar en la victoria le erizaba la piel y la excitación corría por sus venas.
Tenía que ganar esto.
**Flashback**
//Una cabellera naranja se zarandeaba de aquí a allá a causa de los saltos, nadie, ni el mismo Sugawara Koushi, caracterizado por mantener en calma al equipo, calmaba al imparable cuervo quién se encontraba nervioso por el partido que se llevaría a cabo contra el Shiratorizawa.
-¡Ya va a empezar! T-tengo que ir al baño –El pequeño Hinata desapareció por los pasillos y todos en el equipo miraron a Kageyama.

-¿Por qué yo? –refunfuñó el azabache lamentándose en silencio.

-Porque eres su novio y eres el único que lo va a poder calmar –comentó Nishinoya  sonriéndole como si fuese la mejor idea del mundo.

-No, pero se va a alterar más, no es como si yo andase por ahí consolando personas.

-Apáñatelas –reprendió Tanaka, obligando al armador a ir tras el pelinaranja.

-Increíble –farfulló el azabache para luego perderse por los pasillos del gimnasio, entró al primer baño que visualizó y azotó la puerta sorprendiéndose al no ver a Hinata en los lavabos, unos pequeños pies se asomaron por debajo de un cubículo e inmediatamente supo de quien se trataba-. ¿Hinata? Sal de ahí, va a comenzar el partido.

-¡Bakeyama idiota! No me digas lo que tengo que hacer –sólo un par de segundos luego salió del pequeño espacio, lavándose las manos y recargando su pequeño cuerpo en la pared.

-Eres un cobarde, el maldito partido está a minutos de comenzar y tú vienes al baño, bastante inteligente.

-¡No tengo miedo! –gritó a la defensiva recibiendo una mirada dura de su setter-. Sólo estoy nervioso y emocionado… no puedo tener miedo, tengo tus levantes en la cancha –musitó sonrojado. Alzó su cabeza por el extraño toque de su pareja y recibió los suaves labios de Kageyama sobre los suyos, dejándose llevar los movió son sutileza saboreando cada pequeño rincón de la boca del azabache, un beso simple y cargado de amor, un acto que llevo a cabo el pelinegro para tranquilizarle y eso lo sabía muy bien él, se separaron lentamente antes de que el menor de los dos carraspeara su garganta para aclararla.

Originalidad Sexual.Where stories live. Discover now