CAPÍTULO 1

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Pedro, un camionero de unos treinta años iba por la carretera, cuando de pronto en medio del camino se encontró a una pareja de niños, una niña de cabello rizado negro y un niño de unos seis años también de cabello oscuro, sosteniendo un osito de felpa.

Pedro pegó un frenazo y luego gritó:

—¡Santo Dios, unos niños!

Los niños no se movían de donde estaban parados, así que Pedro tuvo que bajar del camión.

—¿Qué hacen en medio de la carretera? —preguntó.

—Estamos perdidos. —susurró la pequeña.

—No puede ser, ¿y sus papás? —preguntó Pedro.

—Tuvimos un accidente automovilístico y mi papá fue a pedir ayuda, pero no regresó.—respondió la niña.

—¡Que barbaridad!  —exclamó Pedro.

—Sí, ¿nos podrías ayudar?, nuestro padre es un hombre muy importante y te podría dar una gran recompensa.

Pedro pensó:
—Eso sería una gran ayuda para las medicinas de mi mamá, además no puedo dejar a este par de niños solos aquí en la carretera.

—Está bien, ¿cómo se llaman? —preguntó Pedro.

—Yo me llamo Angélica. —respondió la niña.

—Yo Mateo, y el Gabriel. -—dijo el niño apuntado a su peluche.

—Pues, que bonitos nombres tienen.  —dijo Pedro sonriendo.

—Gracias.  —exclamó Angélica.

—Bueno, los llevaré a mi casa, y les prometo que haré todo lo posible para encontrar a sus padres.

—Muchas gracias. —dijo Angélica tomando la mano de Pedro.

—¿Y a Gabriel también lo cuidarás? —preguntó Mateo.

—¡Claro que sí!,mi mamá y yo cuidaremos muy bien de ustedes tres. —exclamó Pedro mientras llevaba a los niños a su camión.

 —exclamó Pedro mientras llevaba a los niños a su camión

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VINIERON DEL CIELO Where stories live. Discover now