Unos niños llegarán a la vida de Pedro y Reina, ellos son Angélica, Mateo y el oso de felpa Gabriel. Los tres cambiarán la vida de Pedro, su madre y demás personas que demostrarán ser bondadosas. Lo que nadie sabe es que son realmente esas personita...
Era 23 de diciembre, faltaba 1 día para la víspera de Navidad y Angélica y Mateo estaban muy emocionados. Pedro y Doña Reina estaban muy preocupados por no encontrar a la familia de los niños.
Angélica y Mateo estaban sentados leyendo unos libros de cuentos de navidad que Pedro les había dado cuando Doña Reina llegó muy preocupada diciendo que no podían encontrar a sus papás.
—No se preocupe, después de Navidad recibirán su recompensa y nosotros regresaremos con nuestros padres. —le dijo Angélica a Reina.
LLEGÓ LA VÍSPERA DE NAVIDAD (24 de Diciembre)
Llegó la noche buena y Doña Reina junto con sus vecinas organizaron una fiesta en el barrio. Había mucha comida, pero lo que no podía faltar era el pavo relleno, el banquete de la noche.
Bueno, eso solo era un sueño que tubo Doña Reina, porque no tenía dinero para organizar una fiesta. Ella estaba muy triste. Pedro no ganaba mucho dinero como camionero y las medicinas de Doña Reina eran un poco caras. La esperanza que tenía Pedro cada semana era ganar la lotería, pero nunca lo conseguía. Angélica y Mateo miraban todo el ambiente triste que había.
—Nunca había visto una Navidad tan triste. —dijo Mateo.
—Sí, no tienen dinero para la cena de Nochebuena. —exclamó Angélica.
—Solo puede haber una solución. —dijo Mateo hablándole a su oso de peluche.
—Sí, Gabriel lo puede hacer.—aclaró Angélica.
Gabriel tenía una camisita azul con una estrella en medio la cual empezó a brillar.
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