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—Recuerda, para inyecciones intramusculares en la pata —comenzó a decir Deaton a Scott mientras éste tomaba la pata de un perro y le inyectaba la medicina correspondiente.

—Mantente fijo en el nervio ciático —completó Scott. Hannah, parada a unos metros de distancia, volteó a ver a Scott orgullosa. Aunque Scott siguiera viendo al perro y concentrado en su tarea, sentía la mirada de Hannah y la sensación de orgullo de su parte y le sonrió de vuelta.

—Excelente —apremió Deaton—. Y Hannah, perfecta medición de dosis, veo que has estado practicando.

Hannah sonrió para sí misma ante las alentadores palabras del veterinario pero siguió con su vista clavada en los medicamentos, organizándolos como Deaton se lo había pedido. Las prácticas con Melissa por fin, después de mucho tiempo de intentar, parecían estar dando frutos. De seguro cuando se lo contara a la madre de Scott se aliviaría, pues Hannah estaba segura de que la molesta que la siguiera por el hospital observando todos sus movimientos y tareas de enfermera como un perro, por mucho que Melissa lo negara.

—Aspira para asegurarte de que no has dado a una vena —le aconsejó Deaton a Scott—. Luego solo mantén la aguja en él.

Cuando Scott retiró la aguja del perro, éste le gruñó y le enseñó los dientes, mordiéndolo en la mano. Instintivamente pero más para hacer reír a Scott que en serio, Hannah volteó a ver al perro y le gruñó más fuerte, enseñándole sus propios dientes amenazadoramente. Scott soltó una carcajada, tal y como Hannah lo esperaba.

—Es pequeño pero tiene los dientes afilados —rió Deaton, acariciando al perro.

—Lo lamento, amiguito —se disculpó Scott con el perro, acariciándole también. Hannah puso los ojos en blanco, nunca había sido particularmente fan de los animales domésticos. Scott lo tomó entre sus brazos y cuidadosamente lo llevó a su dueña, una niña que veía todo desde el pie de la puerta—. Aquí tienes, Stephanie —le dijo Scott, entregándole al perro.

—Gracias, doctor McCall —dijo la niña, sonriéndole al chico. Hannah volteó desde su puesto solo para ver la tierna escena con una leve sonrisa amenazando con asomarse de sus labios.

—La enfermera Hale también ayudó —respondió Scott, siguiéndole el juego a la niña.

—Gracias, enfermera Hale —canturreó la pequeña niña de nuevo.

Una vez que se hubo ido felizmente con su perro, Hannah le dio un manotazo inofensivo a Scott en el pecho, la sonrisa en su rostro indicando que todo era broma.

—¿Así que doctor McCall, eh? Una vez que le planteé la idea a Kira, no descansará hasta verte solamente con una bata blanca puesta.

—Si haces eso, yo mismo te compraré un disfraz de enfermera. Estoy seguro de que a Stiles no le molestará —contestó Scott en tono de broma. Hannah le guiñó un ojo.

—A Stiles le gustan más los de policía o los de bombera.

—Iugh —fingió estremecerse Scott—. No quiero saber lo que haces con Stiles.

—¿Por qué? ¿Te da envidia? —Le sonrió burlona—. ¿O acaso son celos?

—Eres como mi hermana y él es como mi hermano —gimió Scott—. No quiero hablar de sus cosas íntimas.

—Cosas intimas —bufó, burlona—. Se le llama sexo, Scott.

—¿Cómo te sentirías si yo te dijera lo que hago con Kira?

—Amigo, Kira es mi mejor amiga. Ya sé todo lo que haces con ella y lo que no también. ¿Quién crees que le enseñó a hacer esa cosa con la lengua?

Breaking /Teen Wolf |running#4|Where stories live. Discover now