XXXIV

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—¿Seguro que quieres hacer esto solo? —preguntó Hannah, mordiéndose el labio, preocupada. Stiles asintió, poco seguro. Tomó aliento y le sonrió un poco.

—Gracias por venir. Significa mucho para mí que aun con todo me apoyes.

—Claro que lo hago. Siempre lo haré —Stiles asintió, antes de dar un paso al frente para dirigirse a la oficina de su padre.

Un ayudante de policía lo detuvo, diciéndole que el sheriff había salido pero pronto volvería. Stiles dijo que lo esperaría mientras Hannah visitaba a Parrish y a Lydia, los cuales estaban en una celda en la parte de atrás, donde Parrish se había encerrado una vez que había descubierto que él era el que escondía los cuerpos. Apenas iba a entrar cuando se encontró con Lydia, la cual iba de salida.

—¿Estás bien? He intentado llamarte... —comenzó a decir Hannah. Lydia la interrumpió.

—Creo que sé lo que es Parrish.

—Lo sé.

—Espera, ¿qué? ¿Lo sabes?

—Es un sabueso del infierno. En Italia aprendí algo de mitología griega por la cercanía. Le llamábamos Cerberus.

—¿Qué más sabes sobre él?

—No mucho. Por eso no dije nada.

—Creo que leí sobre eso en la biblioteca de la escuela. Iré y echaré un vistazo.

—Te acompaño —dijo Hannah inmediatamente. Lydia la detuvo.

—Hannah, solo iré a la biblioteca. Puedo ir yo sola.

—¿Y?

—Las bibliotecas son los lugares más seguros que existen.

—Si supieras...

—En realidad, quería saber si podrías quedarte un rato con Parrish.

—No quiero dejarte sola.

—Estaré bien, ¿sí? Necesitas preocuparte menos. No puedes estar en todos lados al mismo tiempo.

Hannah asintió, poco convencida. No le gustaba que su manada estuviera tan dividida. Si fuera por ella, los encerraría a todos en la celda donde Parrish estaba.

—Solo ten cuidado. Y no confíes en Theo. Hablo en serio. Si lo ves, sal corriendo.

Lydia asintió a la seriedad poco usual de su amiga.

Hannah arrastró sus pies hasta la celda, sonriéndole en una mueca cuando hizo contacto visual con su amigo.

—¿Lydia te contó lo que hago? —Hannah asintió. Parrish bajó la mirada, y suspiró sonoramente—. No soy consciente de ello, Hale. No lo hago a propósito.

—Eso es porque en sí no eres tú quién lo hace. Es otra parte dentro de ti.

—¿Qué sabes de ello?

—Que si digo su nombre en voz alta tal vez lo despierte. Mira, Parrish, no sé mucho al respecto. Solo sé que no es alguien con quien me gustaría meterme.

—¿Así que tú eres mi nueva niñera? —Hannah negó con la cabeza.

—No puedo quedarme mucho tiempo.

Parrish asintió, tratando de absorber la poca información que Hannah le había dado. Cerró los ojos, y fue como si soñara un recuerdo. Se sentía tan vívido que tenía que ser real.

Era él, prendido en fuego, en el Nemeton con un montón de cuerpos a sus pies.

Breaking /Teen Wolf |running#4|Where stories live. Discover now