| Capítulo 53 |

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Las indicaciones que la chica roja o mejor conocida como Ivy, me dio fueron fáciles.

Atraer al murciélago, engañarlo y luego darle su merecido.

Llevaba unos días con Ivy, en su casa. Era bastante pequeño pero lo suficiente para las dos, habíamos hablado sobre nosotras e incluso Ivy había mencionado un poco de su pasado como Doctora y el accidente que provocó que se volviera como es ahora, una chica roja bastante fascinada por la jardinería.

Diría que nos habíamos vuelto amigas, esto me dio gracia ya que Cristina la primera vez que nos conocimos en Arkham lo había mencionado, me dijo que Ivy y yo seríamos grandes amigas.

Me sentí un poco melancólica por en viejo recuerdo de mi antigua vida, a pesar de todo este tiempo y esta nueva vida, aún extrañaba de la compañía de ella, creo que fue por eso que le conté todo a la roja. Me sentía vacía y tener ahora a Ivy llenaría ese pequeño hueco que dejo mi antigua vida.

Me levante del viejo sillón que había en el pequeño living de la casa, caminé hasta la cocina que estaba a unos pocos pasos de donde me encontraba y me serví un baso de agua.

A pesar de llevar sólo 3 días acá, se sentía bastante familiar y cómodo. Miré a mi alrededor memorizando las viejas paredes color crema junto a la tele bastante antigua frente al viejo sillón donde me encontraba hace unos minutos. Miré las plantas que tomaban mayor protagonismo que los propios muebles, la cocina blanca con verduras en su interior y un pequeño pasillo que te llevaba a un cuarto mucho más grande que el living junto a un baño bastante lindo.

Suspire y fui a la habitación en busca de mi traje de arlequín, Ivy se había hecho cargo de el y lo había arreglado, había quedado bastante lindo.

Me quité la ropa que roja me había pasado y la tiré por alguna parte de la habitación, tomé el traje entre mís manos acariciando la suave tela y me dispuse a ponérmelo mientras tarareaba una canción que había escuchado en la radio.

Cuando ya estaba lista caminé nuevente a la cocina y le deje una nota a Ivy donde decía que iría a dar una vuelta y traería comida de algún restaurant de la ciudad.

Salí brincando de la casa y me encaminé hacía la ciudad, no estaba tan lejos ya que nos encontrábamos por una zona tóxica, a la salida de la ciudad por lo que con caminar hasta Gotham serían unos 20 o 30 minutos.

Aunque pensándolo bien, ¿Para que caminar? Cuando puedo robar un auto a cualquier invesil que pasé. Llegué a la calle ganándome a mitad de la cera, un auto bastante viejo paro enfrente de mi y comenzó a tocar la bocina, sonreí acercándome a la ventana del conductor.

— Hola.

Mencioné seductoramente al ver a un hombre de unos 40 años en el volante, me miró un poco impresionado pero luego de tragar saliva unas cuantas veces y tratar de arreglar su ropa, habló.

— H-hola.

Su voz salió nerviosa, reí y me acerqué más a su rostro.

— ¿Me llevá a un sitió?

El hombre movió la cabeza incontables veces y caminé hacía el lado del copiloto, me subí y salimos de la carretera en caminó al lugar donde le había dicho.

Habían pasado unos 20 minutos cuando llegamos al lugar que indiqué, por la ventanilla del auto pude observar el conocido hotel y luego miré hacía el hombre con una sonrisa pícara.

— Gracias, usted merece una recompensa.

Me senté en las piernas del hombre ronrroneandole, él estaba tieso y el sudor comenzaba a hacerse presente en su rostro. Me acerqué más a su cara colocando las manos en su cuello.

De un movimiento rápido le torcí el cuello haciendo que muriera instantáneamente, sonreí y tiré el cadáver a un callejón cercano mientras me encaminaba al hotel.

El hombre del auto tenía un bate en la parte trasera, lo que me hizo bastante feliz al sentirme más en confort con alguna arma conocida.

Tomé el bate y caminé a la entrada del hotel, el recepcionista me miró asustado y le di un pequeño cariño con mi bate para que no llamará a los chicos buenos de los policías.

Subí al ascensor y bajé en el piso correcto, caminé por el largo pasillo viendo los números en cada puerta, buscando la correcta.

— 198...199...200...201...202....203 y... ¡204! — me detube de golpe y miré la puerta frente a mi. — ¡Bingo!

Toqué repetidamente la puerta y esperé con una sonrisa a que abrieran. Escuché unos pasos acercarse y abrieron rápidamente dejándome ver a un hombre alto, vestido con un buso negro y una polera blanca estampada con alguna marca conocida sobre ella.

— ¿Harley?

— ¡Ian!

INSANE FOR YOU | ᴊᴏᴋᴇʀ ﹠ ʜᴀʀʟᴇʏ ϙᴜɪɴɴ (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora