Melancolía

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Mingyu realmente no puede entender cómo es que Seokmin está ahí, en su habitación, quitándole las sábanas de encima a las siete de la mañana.

Y sí, son compañeros de habitación, ya está acostumbrado a las energías desbordantes del mayor al amanecer, entonces no debería ser difícil rendirse ante Seokmin y simplemente seguirle la corriente. Sin embargo, sus vacaciones empezaron hace dos semanas, y Seokmin está en su casa, tratando de levantarlo antes de la hora en que su cerebro empieza a funcionar. Podría quejarse y sacarlo a patadas de su habitación, pero cree haber escuchado vagamente a su madre recordarle que ella debe trabajar y MinMin se quedará contigo, cariño. Es en momentos así que se pregunta por qué el castaño es su mejor amigo, y qué demonios hizo tan malo en su vida pasada para tener que aferrarse al colchón mientras Seokmin lo jala de los pies.

─ ¿No lo has logrado? –Suena la voz de Jeonghan en el marco de la puerta, y Mingyu gruñe porque sabe que no podrá dormir más, pero no quiere darse por vencido. Entierra su rostro en las sábanas, deseando que sus mejores amigos lo dejen en paz, pero pronto un líquido frío cae en su cabeza y él se levanta dispuesto a matar al que se atrevió.

Y su hermana está ahí, a pocos centímetros de su rostro, con una sonrisa victoriosa y el vaso vacío como prueba en sus manos. Mingyu quiere enojarse, en serio, pero lo primero que pasa por su mente al ver su habitación invadida –Jeonghan y Seokmin están al pie de la cama, Minah a su lado, Haneul recostada en la pared al lado de la puerta y Wonwoo sentado en la silla de su escritorio –es cuándo lograron entrar sin despertarlo y qué carajo hacen fuera de sus propias camas tan temprano si están en vacaciones.

─Listo. Nos veremos en el parque luego, ¿verdad? –Minah se endereza, sonriéndole a los mayores y ellos tararean afirmativamente mientras la chica arrastra a Haneul fuera de la casa.

Mingyu gruñe cansado y se deja caer otra vez a su cama, poco importándole si moja las sábanas e ignorando a sus mejores amigos que empiezan a moverse alrededor por su habitación. Los conoce, se quedarán el resto del día en la casa y verán algunas películas, jugarán algunos videojuegos e irán a encontrarse con sus hermanas menores (quienes probablemente también habrán arrastrado a Wonho con ellas) al atardecer. El despertarlo era innecesario, pero era muy iluso de su parte esperar que hubieran aceptado que descansara un poco más. Incluso si llevaba apenas dos horas dormido, como comprobó al mirar el despertador en su mesita de noche.

De pronto, su colchón es aplastado por otro peso a su lado y aunque en serio desea estar unos minutos más fingiendo que duerme, gira la cabeza y abre apenas un ojo, encontrándose con Wonwoo acurrucado a su lado. Tiene los ojos cerrados, pero la enorme sonrisa en sus labios delata que no tiene sueño, y le toma a Mingyu un pequeño escaneo de su habitación para notar que los otros dos chicos se han ido –probablemente a asaltar el refrigerador de su madre.

─También me sacaron de mi cama. –Wonwoo le habla en un tono suave, que despierta a Mingyu de formas que no debería mientras sus amigos están en su casa. Se acomoda de lado, frente al mayor, y abre ambos ojos para admirar al otro, que parece tan cómodo a su lado. Es algo nuevo, pero a Mingyu le agrada. Principalmente porque ha podido dormir un poco mejor, y porque no han follado en tres semanas, desde aquel día en que el azabache prometió cuidarlo. Sus encuentros en esos últimos días de clases se redujeron a Mingyu dejándose dormir al lado de Wonwoo, que le contaba historias de cuando estuvo en Estados Unidos. La grave risa del mayor lo trae de vuelta a la realidad, y cuando Wonwoo vuelve a hablar, Mingyu no puede evitar sonreír. –Valió la pena, porque vi a las chicas arrastrar a Wonho al baño y lanzarle unos bóxers mientras seguía medio dormido.

─No lo vi hace rato. –Responde el moreno, haciendo memoria de las caras que estaban en su cuarto mientras él intentaba fundirse con su colchón.

Mil pedazos • MEANIE • |TERMINADA|Where stories live. Discover now