Capítulo 4

32 5 1
                                    

Rápidamente retiro mi muñeca de su mano.

Lo miro unos segundos hasta que él dice:

—Lo siento. —Él mira al suelo.

Lo sigo mirando, parece triste. ¿Qué le habrá pasado?

— ¿Estás bien? —le pregunto.

Tarda unos segundos en responder.

—Sí.

—No pasa nada, si no me lo quieres contar. No soy nada para ti.

—Daniela yo...

Nunca podré saber lo que me quería decir ya que mi mamá abre la puerta.

¡Genial!

Mi madre me encuentra con un chico.

Todo el cuerpo se me calienta y mi cara debe de estar roja.

—Hija, ¿Por qué no entras? —parece notar la presencia de Fabián. —Fabián. —dice. — Lo siento no te había visto.

—No pasa nada, señora Morgan. Yo ya me iba.

Miro como se aleja.

Ahora si, a encarar a mi madre.

— ¿Qué has cocinado? —digo para que no me hable de Fabián.

Ella lo deja pasar.

—Estofado.

***

Para mañana tengo como tres tareas y dos exámenes que estudiar. Y lo peor es que me he quedado dormida.

Abro el cuaderno de física, ocho ejercicios.

Genial.

Ya no recuerdo como se resolvían. Tendré que ver la teoría del cuaderno.

***

Son las diez y media. Tenía que dormirme hace media hora, pero estos exámenes no dejan.

Con tanta presión siento que me estoy ahogando. Abro la ventana para tomar un poco de aire.

Lo que veo me sorprende.

Fabián está entrando a su habitación cerrando la puerta.

Rápidamente salgo de la ventana. No quiero que me vea y menos con lo que paso hoy. Fue tan raro. No sé qué le pasa.

Quiero cerrar la ventana, pero temo que me pueda ver.

Así que cierro la cortina sin que me vea.

¿Tan asustada estoy?

Me siento en el escritorio y me dedico a estudiar.

***

Al día siguiente voy al colegio. Mis dos exámenes los di bien, bueno no. Solo el de biología. Algebra no. Creo que reprobaré.

Camino junto a Erika en el recreo.

— ¿Y qué opinas... de Fabián? —me sorprende su pregunta.

— ¿De Fabián? Creo que está bien. —trato de ocultar mi nerviosismo.

—Mmmm... te noto nerviosa. —Oh, no. Se está dando cuenta. Me conoce muy bien. — ¿Algo está pasando en esa cabeza que te tiene tan nerviosa? —me muestra una sonrisa burlona.

—No.

— ¿Entonces? —se queda callada unos segundos. — ¡No...! ¡Te gusta Fabián!

Esto es lo más absurdo que he podido escuchar.

— ¿Qué? No te pases Erika. —me pongo seria. —No me gusta.

—Te conozco bien, Dani. Todavía recuerdo cuando te gustaba Frank. —se ríe.

— ¡No! Cállate cállate cállate —aun lo recuerdo, no sé cómo me pudo gustar ese adefesio.

Se siguió riendo hasta que pasamos por el lado de Fabián, que estaba con unos chicos riendo.

No había escuchado su risa hasta entonces.

Pero no volví mi rostro para verlo.

Fingí que no estaba ahí. Y seguí mirando para adelante.

No sé por qué.

A la salida me despedí de Erika y me monte en mi bicicleta. No me iba con ella porque Erika vivía en dirección opuesta a la mía. Era como que ella vivía en el sur y yo en el norte. Direcciones opuestas.

Mientras manejaba pensaba en Fabián. ¿Por qué estaba tan triste?

¿Por qué no tenía amigos? —supuse.

No.

Lo había visto riendo con unos chicos. Así que era imposible, él ya tenía amigos.

¿Extrañaba a sus amigos de Washington? ¿A su familia?

El único que podría responderme a esas preguntas era él mismo.

Pero no se lo preguntaría. No le hablaría.

¿O sí?

Solo era un chico, triste y desolado.

Tal vez le vendría bien un poco de... no.

¿En qué piensas, Daniela?

Nunca lo haría.

Nunca le hablaría.

Pero sin embargo cuando llegue a casa...

Estaba parada ahí, frente a él diciéndole:

—Hola.

----------------------------------------------------------------------------------

Bueno... creo que demoré en actualizar, lo siento. Pero lo importante es que ya esta aquí. Así que disfrútenlo :) 

Voten, comenten. 

Gracias :)


Daniela se enamoraWhere stories live. Discover now