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Narra Rebeka:

—Veo que se acabó la época de los jerséis anchos —comento observando a Maya en cuanto me adentro en su habitación.

Como de costumbre era la última en llegar, y ya todas las chicas estaban allí. En las últimas semanas la barriguita de Maya había crecido notablemente, por lo que la ropa ancha ya no podía seguir ocultando aquel secreto.

—¿Cuando se lo dijiste a tu hermano? —pregunto sentándome en la cama.

—Hace un par de semanas.

—¿Y?

—No fue tan mal como pensaba. Marcos es demasiado bueno conmigo y siempre ma apoya en todo.

—Llega a ser mi hermano y le da un infarto al instante —comenta Ale riéndose al imaginarse la situación—. Sí, definitivamente Isco sería demasiado dramático.

—El mío no es mejor, tranquila —la apoya Irene.

—Dejemos de hablar de hermanos dramáticos —interrumpe la pequeña Asensio, alias mi cuñada—, ¿ya sabes si es niño o niña?

—No he querido saberlo.

—¿Por qué? Voy a ser la única tía oficial de esa criatura y quiero saber que es —dramatiza Alejandra.

—Sabes perfectamente porque.

—¿Cuando tienes pensado hablar con él? —pregunto yo esta vez.

—No. Él no quiere saber nada de mí.

—¿Y le vas ocultar eternamente a su hijo o hija? —habla Irene tras pasarme un cuenco lleno de gusanitos.

—No lo sé. No sé que hacer. Marco no quiere verme y yo estoy confusa.

Intercambio un par de miradas con la hermana de Marco, tanto yo como ella sabíamos a la perfección que el mallorquín seguía queriendo a Maya, y que en esos tres meses sus sentimientos no habían cambiado.

—Maya, me da igual que no quiera hablarte. Esta semana me voy de vocaciones con Toni y...

—¿Qué te vas de vacaciones con mi hermano? —la interrumpo— ¿Y yo por qué no sabía nada?

—Eso es lo de menos, Rebeka. Lo importante es que mi hermano va a estar solo y tú vas a ir a hablar con él sí o sí.

—No puedo hacerlo. ¿Como me voy a presentar en su casa después de tres meses y embarazada?

—O vas por las buenas o vas por las malas —la amenazo—. Si tengo que montar un complot junto a tu hermano lo haré.

—Me lo pensaré, ¿vale? ¿Podemos hablar de otra cosa?

—¿Cómo de por qué Sofía aún no ha abierto la boca? —propone la malagueña dirigiendo su mirada a la rubia.

—¿Qué te pasa, Sof? —le pregunto pre-ocupada, puesto que la chica era de las que no se callaban ni debajo del agua.

—Nada, no os preocupéis.

—Nada no. ¿Es por Sergio?

Sofía deja escapar un suspiro y acto seguido se pone de pie. Todas centramos nuestras miradas en ella preocupadas. La rubia vacila durante unos minutos, pero al final se decide a hablar.

—¡Él ya ha pasado página y yo soy incapaz de hacerlo!

—¿Le sigues queriendo?

—Como él primer día. Y no soy capaz de pensar en absolutamente nada que no sea él —confiesa con frustración.

—Tú también deberías hablar con él —propone Irene.

—Le puse los cuernos... Lo mío no tiene solución.

—Sergio sigue enamorado de ti —admito—. No para de repetírselo a Lucas día tras día.

—Aunque siga colado por mi eso no quita que me odie.

—Colado no, enamorado —rectifica Ale—. Y si después de estos meses sigue estandolo, estará dispuesto a perdonarte, créeme.

Las palabras de Alarcón no sirvieron de mucho, ya que las dudas seguían en la cabeza de Sofía. Y mientras la madrileña se desahogaba, yo aproveche para arrebatarle su móvil, el cual había dejado tirado encima de la cama, y entrar en su whatsapp.

—¿Qué haces? —me susurra Maya mirándome de reojo.

Sofía seguía a lo suyo hablando con las otras tres chicas restantes, por lo que le enseñé a la anfitriona la pantalla del móvil.

—Te va a matar.

—Me arriesgaré.

Tras un par de minutos por fin conseguí mi objetivo, y con una sonrisa triunfante llamé la atención de las demás.

—¿Ese es mi móvil?

—De nada.

Instantáneamente le lanzo el teléfono para que pudiese ver mi hazaña.

—¿Le has mandado un mensaje a Sergio? ¡Yo te mato, Kroos!

—Lo he hecho por ti —me defiendo.

Como acto reflejo me lancé hacia el otro lado de la cama y me cubrí el rostro con un cojín, para que así la ira de Sofía no diese de lleno en mi hermoso rostro.

—¡Joder, que ha contestado!

—¿Y qué ha dicho? —interroga Irene curiosa.

—Que no está seguro de que sea buena idea que hablemos.

—Mira el lado positivo —hablo mientras busco el cuerpo de Ale para usarla como escudo—. Por lo menos no te ha mandado a la mierda ni te ha insultado.

—Te voy a matar —repite.

—¿Se me conceden los diez segundos de ventaja?

—Empieza a correr, Rebeka, porque estás muerta —insiste.

Sí. Lo mejor será correr si no quiero que mi vida se acabe en ese preciso instante.

Iɴsᴛᴀɢʀᴀᴍ ||Lᴜᴄᴀs Váᴢǫᴜᴇᴢ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora