De forma dramática me dejo caer en el sofá al lado de Lucas, quien me miraba divertido mientras dejaba la pizza sobre la mesa. Esa misma mañana Toni se había ido de vacaciones con Alejandra a saber donde, y yo me había acoplado en casa de Lucas con intención de quedarme hasta que mi hermano volviese.
—Pero así te tengo solo para mí —comenta abrazándome por la cintura.
—Te va tocar alimentarme, Vázquez.
—Tranquila, que ya he repuesto el armario de la gordura —responde con burla.
Tras depositar un beso sobre mi frente, se separa de mi y se va en busca de un par de vasos y algo de beber. Yo aprovecho para agarrar el mando de la televisión y encenderla para poder poner Netflix. Como de costumbre pongo el Principe de Bel-Air, e inmediatamente me vuelvo a dejar caer sobre el sofá.
—Lucas, ¿Marco os comenta algo de Maya? —pregunto en cuanto el gallego regresa al salón.
El chico deja el resto de cosas sobre la mesa y se sienta a mi lado, me mira y responde:
—No, la verdad. ¿Por qué?
—¿Me prometes que si te digo algo no se lo contarás a nadie?
—Claro que sí —me mira atentamente—. ¿Cuál es el jugoso salseo?
—Maya está embarazada —suelto de golpe.
La expresión de Lucas cambio por completo. Estaba claro que aquella noticia no se la esperaba.
—¿Qué?
—Que... Que está embarazada...
—¡Buah! Esto si que no me lo esperaba. ¿Marco lo sabe?
¿Lo sabe? Se suponía que Maya iba a hablar con el mallorquín hoy. Quizás ya lo sepa o quizás no.
—Hemos prácticamente obligado a Maya a que hablara con él hoy.
—¡Que fuerte! —exclama.
Dejando a Lucas en su asombro busco mi móvil después de escuchar el pitido que indicaba que me acababa de llegar un mensaje. No se si ers cosa del destino, pero el nombre de Maya inundó la pantalla.
<Lo siento, me he rajado. No he podido hablar con él.>
—Lo fuerte es que Maya al final no ha hablado con Marco —comento sin apartar la mirada del teléfono.
—¿Y cuándo se lo piensa decir? ¿Cuando el crío cumpla los dieciocho?
—No lo sé. Lo único que tengo claro ahora es que esa pizza me está pidiendo que la devore.
Lucas ríe ante mis palabras, y yo me limito a acercarme a la comida y empezar a engullir aquel manjar de la vida.
—Nunca cambies, Rebeka.
◇◆◇◆◇◆◇◆◇◆◇◆◇◆
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
