CAPÍTULO 32

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–¡Me importa una puta mierda, Christopher! No quiero regresar a Londres, ¿no entiendes? No entiendes la situación por la que estoy pasando–Grité sin más, estaba en una video llamada con mi hermano, su asistente y un inversionista.

–Lauren... sé muy bien por lo que estás pasando, pero... tú ya no tienes nada que hacer en la empresa de Cabello, esta es tu empresa, el emporio Jauregui. Y te necesito aquí... -rodé los ojos.

–Christopher ¿cuántos años tienes? ¿Quince? Por Dios,  Tú no me necesitas. La empresa es tuya, haz lo que quieras y lo que tengas que hacer con ella. A mí no me importa nada más.

-Lauren pero... -ni siquiera dejé que continuara, apagué el ordenador.

No tenía cabeza para pensar en las estúpidas empresas, yo sólo quería a mi esposa conmigo.

-Lauren... -escuché la voz de Alejandro detrás de mí. Volteé a verlo, estaba serio.

–Alejandro... -murmuré cogiendo asiento detrás de mi escritorio.

–Disculpa por entrar así, pero tus gritos se escuchaban hasta mi oficina-dijo sentándose frente a mí. -¿Qué sucede?

–Chris me necesita en Londres, hay... hay desvíos de cantidades exageradas, y algunos de los accionistas están poniendo en duda nuestra credibilidad ante algunos futuros proyectos e inversionistas–contesté antes de dar un trago a mi café. Llevaba días, días sin poder dormir. Y agradecía a mis padres que se llevaran a mis pequeños de vacaciones a Miami, sino todo sería aún más complicado.

-Eso es muy grave, hija.- ahora parecía preocupado.

-No lo es tanto como lo que to estoy pasando con Camila. Yo... No sé qué hacer, Alejandro. No sé qué hacer... -sentí mis ojos humedecer de nuevo.

-Lauren... siento todo lo que estás pasando. Siento no poder hacer algo más. Créeme que he hablado con Camila sobre ti, y sobre mis nietos. Pero, es sólo una niña en el cuerpo de una mujer. Ella no es mi hija de hace un año, no es la misma Camila. -asenti limpiando mi rostro.–Uhm... puedes invitarla a salir, sé linda con ella, enamorala. Y despues... Tal vez debas de darle más tiempo, ve a Londres,arregla todo lo que tengas que arreglar, mientras Camila piensa en lo que tiene que hacer con esta situación.

-No, eso sí que no. No pienso dejarla, soy una puta egoísta pero no puedo arriesgarme a que conozca a alguien y se enamore. Yo... no, no la voy a dejar.- me levanté del escritorio y negué. 

- No, no me estás entendiendo, hija. -sonrió de una manera extraña- mira, tengo un plan. Conozco lo suficiente a mi hija adolescente, y sé que va a funcionar. Y no se te ocurra darle el divorcio aunque ella te insista.

-¿De qué estás hablando? - me acerqué a él. 

Alejandro sonreía cómo cuando planeabamos alguna estrategia para ganar grandes contratos millonarios.

*

Salí de mi oficina como de costumbre, eran casi las seis. Martha se había quedado con Alejandro hablando de... no sé de qué.

Yo estaba pensando si el plan de Alejandro serviría, y si no todo se iría a la mierda. La verdad es qué no tengo la certeza de que vaya a funcionar, porque es  tratar con mi mujer adolescente.

Al salir del ascensor me asusté al ver a alguien de espaldas frente el elevador.

-Uh... Hola-saludó Camila con una gran sonrisa. 

-¿Camz? Hola...-sonreí como idiota, se veía aún más hermosa.

-¿Cómo estás? ¿Por qué estás tan pálida? Y... y muy delgada - Me miró de pies a cabeza. -¿Te sientes mal? -parecía preocupada.

PROMETÍ  AMARTE; CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora