Capitulo 2

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—Buenos días señoritas. —La voz de Robert se coló en la habitacion de Kim, donde aun estaban sus amigas.

—Buenos días —respondieron ambas al tiempo.

—Señoritas les pido que esperen su turno en la sala de espera, el señor Downey tiene el turno de la visita —dijo la enfermera. Jennifer y Carla asintieron y salieron de la habitacion no sin antes guiñarle un ojo a su amiga en complicidad.

Una vez solos, Robert se acercó a la camilla.

—Hola Kim, ¿puedo llamarte Kim?

—Hola señor Downey —saludó de vuelta—, y claro que puede llamarme Kim —asintió sonriendo.

Robert tambien sonrió. —¿Y como sigues?

—Mejor, aunque los dolores siguen presentes —expresó con una mueca de inconformidad.

Robert se sintió sofocado de repente, y desajustó su corbata levemente. —Mira, te regalo estas flores —repuso extendiendo el ramo de tulipanes que habia comprado para la joven—, espero que te gusten.

Kim no pudo evitar que un aleteo se posara en su vientre ante aquel detalle. —Muchas gracias señor Downey, están preciosas —respondió recibiendolas con agrado.

—Puedes decirme Robert, si quieres...

—Está bien, Robert. —Ambos permanecieron en silencio unos segundos—. Y... ¿hoy tienes que trabajar?

—No. Hoy tengo el día libre solo para ti —respondió sonriendo.

La expresion de Kim se iluminó. —Que bien. —Pero en medio de las palabras, la joven no pudo evitar hacer una mueca de dolor. Robert se alertó de inmediato.

—¿Todo bien?

—No... Mi pierna —señaló con su mano. Robert siguió su brazo y se dio cuenta de lo que sucedia: su pierna estaba a punto de caerse del lugar que la sostenía en alto. Se movió con rapidez y la acomodó de Nuevo en su lugar.

—Listo, ahí esta —repuso verificando que todo estuviera en correcta posicion.

—Gracias, eres muy amable. —El silencio se interpuso de nuevo en la habitacion, pero Kim decidió romperlo—. ¿Por qué no te sientas aquí? —propuso señalando la silla a su lado—. ¿Qué tal si me cuentas un poco mas de ti? ¿Tienes... pareja? —preguntó con timidez.

Robert se sentó en la silla y entrelazó sus manos. —Pues... no —respondió—. En realidad no me ha ido bien en el amor —agregó encogiendose de hombros.

—¿Y puedes decirme el por qué? —se interesó ella.

—Eh... —Le miró con indecision.

—No, tranquilo —intervino Kim—, si no quieres decirme no importa.

Aquellas palabras parecieron mejorar el semblante del ingeniero. —Si, mejor hablemos de otra cosa.

—De acuerdo. —Sonrió Kim—. Me gustaría salir pronto de aquí y continuar con mi carrera. Quisiera ser una fotógrafa muy reconocida —declaró con ojos soñadores.

Aquello, mas que causarle ternura a Robert, le hizo sentir incomodo. Sabia que debia decirle la verdad a Kim, que habia sido él quien le habia atropellado, pero no se sentía capaz. Temia perder a aquella joven que empezaba a causarle tantas emociones en su interior.

—No tienes problemas en pagar tu carrera, ¿o si? —preguntó sintiéndose de repente curioso—. Si es asi, yo podría ayudarte a pagarla...

—Es un gesto my generoso, pero mis padres me ayudan a pagarla —repuso sonriendo con amabilidad—. Gracias Robert.

AMOR DE NAVIDADWhere stories live. Discover now