Un matcha ¡Por favor!

7.8K 1.2K 154
                                    


Un matcha ¡Por favor!

Me senté en el lobby del hotel, en una silla cerca del Starbucks pensando en que quería un té matcha frio. También quería sentarme a ver pasar a la gente fuera del hotel y ver su extraño comportamiento pero... bueno así es el ser humano, tan diverso y único. Lo que nunca entendí es como no podemos aceptarnos con nuestras diferencias y nuestras locuras.

Vi a Andrew acercarse a mí, con las manos dentro de los bolsillos, una sonrisa en el rostro. Se encogió de hombros y puso los ojos en blanco como si quisiera decir algo pero no se animara a hacerlo.

―¿Qué? ¿Tienes conjuntivitis o que rayos? ―señale su ojo.

―¡Estoy intentando ser coqueto, idiota! ―dijo negando con la cabeza.

―¡Se te da fatal! ―me puse de pie tomando mi bolso ― ¿Cómo diablos me enamoraste en un pasado?

Lo vi tomarse la barbilla para aparentar estar pensando. La verdad es que cada vez lo veía más como un amigo, y uno bueno. Ya no veía absolutamente nada de lo que sentía en un pasado, eso era seguro.

―Quiero Matcha ―señale el Starbucks.

―¡Claro! ¿Quieres que lo tomemos viendo a la gente pasar cerca de la fuente con música que tanto te gusto?

Sonreí. En estos momentos este hombre me conoce mejor que cualquier otro, aun así es como el hombre con el que jamás regresaría y a este punto creo que lo entiende.

―Y luego le entramos a chupitos de colores ―me encogí de hombros antes de dar un pequeño baile de emoción por el matcha.

No me había arreglado tanto, solo me puse unos vaqueros, una blusa negra y collares largos, por lo que este plan estaba acorde a lo que quería hacer. La cola era larga pero tampoco para no hacerla, seguimos hablando de trivialidades y cuestiones de trabajo, por supuesto que los chismes que tienen los de producción son siempre más candentes de lo que se imaginan.

La noche siguió caminando, hablamos de muchísimas cosas. Ahora estábamos aquí, paseando de bares en bares, tomando cerveza, chupitos de tequila y simulando que éramos los mejores amigos. Las segundas oportunidades de una relación quedaron olvidadas desde el primer re encuentro y creo que también se dio cuenta que Fraag en si me gusta. Me lo preguntó ya tres veces directamente y siempre esquivo su pregunta.

―Mírale el culo a esa ―señale a una chica de falda corta.

―Se le mira todo ―Andrew negó con la cabeza ―. Ese tipo de exhibición no me gusta.

―¡Mentiroso! ―le di un golpe tomando mi agua para bajar el tequila que estaba en mi organizo ―. Esas cosas te encantan.

―¿Puedes culparme? La carne es débil.

Vaya si no era débil. Tenían que ponerme a Fraag enfrente para demostrarme que la carne si era débil. No pase años siendo fría y fuerte para que Fraag viniera a cambiar eso. Lo cual era un poco estúpido de mencionar.

―Ya está ―dije llamando al bartender. Eso de estar sentados en la barra tiene sus ventajas ―. Dos más de... de lo que sea que ellas estén tomando ―las chicas que estaban al lado nuestro tenían una cosa rara que se veía mi gusto de trago.

Estaba a punto de empezar a hablar de más y quería que Andrew estuviera al mismo nivel que yo.

―Yo creo que ya fue suficiente para mí ―Andrew colocó un mechón de cabello que se había soltado de mi cola de caballo. Sí, hace una hora que perdí el estilo y las pinzas de Krista ―. Alguien tiene que cuidarte.

Levanté una ceja, negándome a que me pusiera un alto en las bebidas que él se debía tomar. El hombre que se reía de la situación colocó las dos copas frente a nosotros y tomó la tarjeta de Andrew para pagar las bebidas.

―¿Qué si te digiera que hay alguien que me gusta?

―Nada ―Andrew tomó la copa en sus manos ―, te diría ¿Quién es el afortunado?

Esto tiene que ser una broma ¿Qué no le parece un milagro de todos los cielos infernales?

―Un hombre al que no le importo ―Choqué mi copa con la de él.

―Imposible, Leni, tú eres una mujer impresionante ¿Cómo no vas a importarle?

¿Cómo iba a importarle? Por favor. El tío tiene algo con mi mejor amiga que ni siquiera sé que es. Que por cierto ¿Ya vieron su snapchat? Puso copas de vino y una cena hermosa en su mesa del balcón que dice "noche de cita"

¡Maldición! Los celos no son buenos.

―Así es la vida. Cruel. Es una perra cruel.

Me puse de pie sintiéndome repentinamente deprimida.

―Vamos es hora de regresar al puto hotel.

―Y ¿Entonces? ―Andrew colocó mi suéter en mi espalda.

―¿Qué?

―Es Fraag ―dijo con firmeza y una sonrisa en los labios.

―Ni en vergas te voy a decir cuanto me gusta el tipo ―fruncí el ceño. ¡Dios! No tomé tanto para andarla cagando tan rápido.

―Mejor si, vamos.

Negué con la cabeza porque era más que obvio que mis cagadas estaban llegando a niveles que no deberían de ser. 

PlayBackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora