¡YUMMY!
Me senté en el sillón de Fraag, llena por el desayuno. Normalmente no comía mucho cuando estaba con resaca pero en este caso no dude en comerme cuatro tortas de pan con miel, no sé si fue el hecho que Fraag los estaba disfrutando más de la cuenta o que no teníamos mayor conversación.
Literalmente pasamos los cuarenta y cinco minutos que duro el desayuno sin hablar más que conversaciones banales acerca de lo ricos que habían quedado, aun cuando estaban de lo más normales pero por la falta de conversación decíamos estupideces todo el tiempo cerca del desayuno.
―Aún tengo sed ―dije con desesperación ―. Creo que bajare a comprar una coca cola o algo por el estilo.
―Tengo algo mejor ―dijo caminando a la cocina.
Me quede perdida en mis pensamientos, con la resaca moral que en unos minutos debía ir a cambiarme para ir a las grabaciones. Hoy solamente entrabamos un poco más tarde y eso que yo debía estar desde temprano pero me reporte enferma al no dejar de vomitar el desayuno.
¿Qué?
La resaca también es una enfermedad, y quizá una muy grande.
Fraag llego con un vaso alto con un contenido café con cubitos de hielo, parecía Coca Cola, inmediatamente mis sentidos se prendieron y mi paladar la reclamo al máximo. Necesitaba eso en mi boca, refrescarla con algo dulce y delicioso.
―¡Eres mi héroe! ―dije quitándole el vaso de sus manos.
―Espera a que pruebes que es. Creo que te voy a agradar tres veces más.
―¿No le pusiste alcohol, verdad? ―negué con la cabeza, ahorita no podía tragar ni una gota porque vomitaría.
―No tiene alcohol, que borracha eres Lena. Pruébalo.
Observé el vaso con más determinación, pero nada parecía ser diferente o que me diera indicios de que estaba mal en que era Coca Cola. Al momento de llevar el vidrio a mis labios, rozando un poco de la bebida, el aroma a Dr. Pepper me llego antes que el sabor a mi lengua. Abrí muchos los ojos dando un gran sorbo de la bebida. La frescura invadió mi ser en ese preciso momento.
―¡¿Cómo lo supiste?! ―era mi bebida favorita.
―¿Crees que eres la única poniendo atención? Lena, paso bastante tiempo contigo para no darme cuenta de tus gustos. Siempre estas tomando Dr. Pepper, era lógico que te gustara.
Le di una sonrisa tímida, dando otro sorbo de mi bebida. Era raro que Fraag se diera cuenta de las cosas que me gustaban, a pesar de pasar mucho tiempo juntos trabajando, era solamente trabajo, nada más. Aun así no podía evitar que la niña caprichosa mostrara un poco de ego al saber que Fraag sabe algo de mí, algo más aparte de que trabajo para él.
―No quiero ir a cambiarme ―dije llevándome las manos a la cabeza.
―Si te sientes muy mal ―Fraag comenzó a decir pero levanté una mano de inmediato para hacerlo callar. No iba a faltar a mi trabajo.
―No es una opción ―me puse de pie con mi Dr. Pepper en mano ―. Te veo en media hora.
Fraag asintió viéndome fijamente.
―Tenemos que hablar, Lena ―dijo sin apartar la mirada de la mía ¡Joder!
Sentí mi estomago irse a la mierda en un nano segundo, la presión se me subió a la cabeza y seguramente iba a vomitar.
―¡Lena estas bien! ―Fraag estaba tomándome del brazo viéndome fijamente.
―¿Qué? ―dije sintiéndome mareada con la vista negra y algo desorientada.
―¡Carajo! Estas pálida y fría ―dijo Fraag ―. Dale un sorbo a tu bebida.
Le di un trago pensando que era imposible que fuera el azúcar, pero al mismo tiempo era una sensación extraña que me estaba dando por la puta palabra de "Tenemos que hablar" ¿Es en serio? Me eta dando el soponcio de muerte porque Fraag me dice palabras estúpidas como "Tenemos que hablar".
Sonreí.
―La resaca ―me di la vuelta retomando el control ―. Te veo en media hora.
Sin dar tanto tiempo a una contestación para evitar la platica que ya sabía tenía que ver con mi borrachera y la idiota de Jane. Solo yo logro hacer gran oso con esto. Toqué varias veces rogando que Krista abriera rápido. Para mi sorpresa Leyla abrió viéndome de arriba para abajo.
―Apestas a alcohol y prostituta ―su sonrisa se extendió.
―¿Prostituta? ―negué con la cabeza ―. Anoche no tuve sexo.
―Tu no pero Jane casi tiene y tu la cagaste ―soltó una risita mientras y entraba a mi habitación.
Abrí los ojos tan grande que pensé se iban a salir.
―¡Mierda! Maldita Jane ¿Ya le contó a todos?
Leyla negó con la cabeza tirándose a la cama, mientras yo me prendía el agua del baño. Una ducha calientita iba a medio relajarme o completamente apagarme. Una de dos. Regrese a la habitación viendo fijamente a mi amiga.
―¿Entonces?
―Bueno, quizá si le dijo a un par que había estado con Fraag, y ya sabes como es esto que se corre todo super rápido. También dijo que Fraag no sabía como deshacerse de ti ―se encogió de hombros ―. Ella es patética y lo sabes.
Más patética era yo de haberme quedado ahí cuando tenían una supuesta cita. Regresando a la ducha me di una corta y deliciosa ducha. Me arregle un poco y salí a mi encuentro con Fraag. Había escuchado que la autora iba a estar en el set y por supuesto que yo quería conocer a Mia Karakla más que mi vida entera. Esa mujer tiene la historia de romance más extraña del mundo y ahora vive en Santorini, una isla demasiado linda. ¿Qué tanta suerte debes de tener para que el amor de tu vida viva en una isla?
En el ascensor, Fraag se acercó a mi intentando que Leyla no escuchara y fallando en el intento.
―Debemos hablar en algún momento y lo sabes ―levanté la mirada para verlo y enfrentar esta situación.
―Creo que no hay nada que hablar, Fraag ―vi como Leyla abría ligeramente la boca. Claro sabe unas cosas pero no todo y esta a punto de darse cuenta que Fraag es mi misterio andante.
―Me pela que te hagas la loca ahora, Lena. Tu y yo vamos a tener que hablar.
Se acercó depositando un beso en mi frente al tiempo que las puertas se abrían dejando entrar la bulla del casino, dejándome estúpida al igual que a Leyla.
¡Mierda! Esto no esta siendo nada fácil.

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General FictionDicen que Las Vegas es la ciudad del pecado, que lo que pasa ahí se queda en los casinos y en los cuartos de hotel. Así es como debería de ser pero... ¿Qué pasa si tienes que ver a esta persona todos los días? Bueno, pues ese es mi maldito caso. Mi...