Todos y cada uno de ellos tiene una historia, una familia, algo que callan y no pueden decir. Pero en el momento menos esperado, harán lo inimaginable:
Matar a sus padres.
Historias, relatos y conexiones entre todos, cada muerte...
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—No digas que estas solo en este mundo o que nadie te comprende, creo que soy el único que puede hacerlo—dijo Ed.
—Creo que nadie ha sufridos más que yo—señaló la otra persona.
Pero Edward Watson podía recordar perfectamente su vida y las razones que lo orillaron para ser asesino irrevocable de sus padres, no pensaba en otra cosa más que en eso.
Juzgar a los padres nunca será bien visto, desde que la biblia lo dijo en sus mandamientos, nadie podía juzgar a sus padres. Y más que nada, porque los jueces o la autoridad principal eran adultos y padres también. Como decía uno de ellos: "La justicia no existe para los jóvenes"
Y a pesar de que era algo que Ed no quería hacer, él no quería juzgar a sus padres pero... ¡Era imposible no hacerlo!
Proveniente del barrio conocido como "Harlem", en Nueva York, pocas personas solían salir de ese lugar para convertirse en personas de sano provecho y bien. Ese era el objetivo de Ed, pero desgraciadamente, no pudo cumplirlo.
No fueron por las cuestiones familiares, aunque claro, ese fue un factor muy importante. Durante su infancia y adolescencia nunca se cuestionó las decisiones o acciones que sus padres hicieron o hacían durante ese transcurso, pero creyó que lo mejor era empezar a hacerlo.
¿Por qué? Su madre, Beatrice Watson, era una heroinómana mató a su único hermano al inyectarle una dosis mortal de dicha droga, el pobre infante sólo tenía cinco años. Y luego, ella moriría por las mismas causas unos años más tarde, quedando Ed bajo la custodia de su padre, pero de una manera horrible.
—Por eso, puedo comprenderte, ya que sufriste ese maltrato por parte de tu padre, así como yo del mío —le dijo Ed a su nuevo compañero.
— ¿Y por eso lo mataste? Yo también, además, me enteré que no era mi padre biológico y yo soy parte de una violación.
—No dudo que eso haya pasado contigo también—confesó Ed entristecido.
Y no tenía por qué dudar, su padre lo golpeaba, torturaba y humillaba de maneras históricas, demasiado horrendas que hasta el pobre Ed le daba miedo recordar.
—No voy a discutir contigo para ver quien recibió más humillaciones por parte de su padre, no es una competencia o algo así. Entonces, me voy.
Ed tomó sus cosas y se quedó contemplando el lugar dónde pasaría la eternidad, tenía que acostumbrarse a la apariencia fúnebre y hasta aterradora que esa cabaña daba. Le recordaba mucho a la residencia de su abuela: Donna Watson.
Era una viejecita adorable, de la cual, su único problema es que ya estaba grande, así que, como es normal en las personas de ese detalle, ya tenía Alzheimer.
Lo cual, fue un evento demasiado desafortunado para Ed. Ya no estudiaba, otro punto de comparación con su otro compañero, así que se dedicaba a asaltar, sólo que a diferencias del otro, Tuvo que adaptarse al estilo de vida tan horrido que le daba su padre, pero como a toda persona decente y buena, empezó a hartarse de los malos tratos e injusticia que vivía diariamente por culpa de su papá.