Capítulo 7

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CAPÍTULO 7

La estructura de KimGal no se diferenciaba en demasiado respecto a la del resto de los hospitales de Seúl. De su esencia no podía decirse lo mismo, sin embargo. Podía sentirse la tensión con la que las paredes se mordían la lengua cuando el resto de los médicos pasaba, y el desespero con el que gritaban al sentir los pasos retumbantes de Jongin, Minseok o Junnmyeon.

A las ocho de la mañana, Jongin caminaba a paso acelerado entre medio del escándalo que causaban. Buscaba con la mirada a Kyungsoo, haciendo oídos sordos, abriendo armarios, y echándole un ojo a cada una de las habitaciones con puertas abiertas... Mirara donde mirara, no encontraba a Kyungsoo. Al parecer, había desaparecido en el aire casi como la humarada de un cigarrillo o el vapor de una taza de café caliente en la mañana.

El médico habría estado mintiendo si hubiera dicho que no sentía que el corazón estaba a punto de salírsele del pecho con cada palpitación. Cada habitación descartada representaba una oportunidad menos de encontrar a su compañero. El nacimiento de una posibilidad mínima de volver a casa completamente solo otra vez... No podía decidir entre si estaba más preocupado por ello, o por el mal presagio de que Kyungsoo pudiera encarar el peligro urbano... Después de todo, su juicio no estaba totalmente despierto y cometer una locura —o caminar hacia ella sin darse cuenta. —no sería nada fuera de lo normal.

Cuando consiguió calmarse, optó por que todos sus sentidos se preocuparán por la segunda opción. El hospital había parecido afectarle, de modo que, tal vez, Kyungsoo había decidido abandonar el establecimiento y esconderse en algún lugar cercano a donde supiera llegar; Seúl era grande y, después de todo, Kyungsoo aún no había conocido mucho de él.

Llegando hacia una de las salidas, Jongin se dispuso a comenzar una carrera hasta el otro lado de la calle. Tal vez se encontraría encogido sobre sí mismo en el callejón del frente o bien estaría intentando encontrar el camino a su departamento.

Mas, comenzado su trote, sus pies tuvieron que aferrarse al suelo y evitar ceder al desespero. Una figura de postura erguida y mirada ambigua se colocó frente a él.

—Buenos días, Doctor Kim.

Y a pesar de que su corazón continuara persiguiendo el rastro etéreo que Kyungsoo había dejado, su cerebro le ordenó al resto de su cuerpo detenerse y mirar al hombre frente a él.

Su garganta se cerró en un acto de inercia.

—Tenía entendido que ya no trabajaba para el hospital —profirió el otro a modo de saludo. Esbozó una sonrisa. Una sonrisa que fue tan sincera y espeluznante a la misma vez. —No después del fallecimiento de tu padre... Pensé que no querría volver a pisar el establecimiento habiendo pasado algo así.

A Jongin le costaba distinguir entre si aquella imagen era real o un espejismo provocado por su resentimiento e inseguridades. El bulto en su garganta le impidió emitir palabra y ni siquiera pudo tragar.

—¿No me vas a saludar? —insistió. —¿Invitarme un café?

Jongin se respondió que aquello no era un espejismo; pupilas oscuras, actitud burlesca... Verdades ocultas detrás de un velo transparente que nadie más que él parecía notar.

—Te avergüenza hacerlo, lo entiendo—el hombre sacó la diestra de su bolsillo y le dio un golpe a su hombro con entusiasmo. Fue un impacto juguetón a simple vista, pero que ambos sabían que estaba cargado de intenciones malvadas. —Pues es tu día de su suerte. Vine desde China solo para decirte a ti... —su dedo índice se clavó en su pecho como una estaca. El puño de Jongin se cerró. —...que te perdono por haber ido a la policía a decir que mi padre había planeado el accidente de tus padres... Ahora puedes darle la bienvenida a tu hyung.

Anatomías Incompletas [KaiSoo/KaDi] Where stories live. Discover now