Capítulo 8

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CAPÍTULO 8

Desde el ventanal de su oficina, podían verse los focos de los autos que se deslizaban sobre la autopista a lo lejos. La mezcla de colores alrededor del departamento hacía de la noche una fiesta. Jongin, reclinado sobre su asiento con un tobillo sobre la rodilla, se preguntaba si sería por el incesante sonido de las bocinas que Minseok no escuchaba sus llamadas y lo enviaba directo al contestador.

Con un cigarrillo entre los dedos, soltó nubes de humo. Continuó llamando varias veces y, con cada pitido, sintió la presión frágil pero firme de su hermano que se negaba a dejarlo ir después de haberlo apartado durante tanto tiempo.

Y así se mantuvo durante quince llamadas seguidas: con una angustia ingresando a su sistema, y entre humo, dejándola volar, y se rindió recién cuando acabó el primer cigarrillo. Esperó unos minutos para volver a encender otro porque, si bien reconocía que era un adicto a la nicotina, pensaba que no fumar de inmediato lo hacía menos inherente a esa adicción.

Sus pulmones recibieron el tabaco al mismo tiempo en el que marcó por última vez. Sin embargo, esta vez el receptor de su llamada fue Huan Yue.

—¡Buenas noches! —fue su saludo. La voz reverberó contra las paredes de la oficina. Los vestigios de una leve llovizna, comenzaron a darse a notar. —¿A qué le debo el privilegio?

Jongin caminó hacia un extremo del ventanal, dejando un rastro que se desvaneció en el aire.

—Exijo explicaciones —respondió. —¿Que hacías en el hospital?

—Creo que tendrías que preguntarle a Junnmyeon primero — . A juzgar por el ruidaje que respaldaba a sus palabras, Jongin pudo deducir que se encontraba atrapado en medio del tráfico. —Los asuntos familiares son delicados ¿no?

El médico se llevó el cigarrillo a los labios y succionó de forma violenta. La imágen de Junnmyeon, hundiendo las yemas de sus dedos en los costados de su rostro, volvió a hacerse presente.

Su mirada atestada de fuego volvió a encender la llama que había quemado sus lazos... Junnmyeon había dejado de llamarlo familia hace tiempo.

Pretender que Lee Huan Yue no sabia aquello y que su pregunta había surgido sin ninguna mala intención, era igual que bajar la guardia.

—Tu dímelo

Huan Yue no era el único que sabía tocar puntos débiles. Quizá Jongin debería haberse mordido la lengua. Un bocinazo, largo y estruendoso, hizo que el autocontrol que camuflaba a sus emociones se trasladara mediante ondas sonoras.

El sonido dejó sordo a Jongin, a los conductores y peatones, y a Kyungsoo, que se estremeció detrás de la puerta.

—Ten mucho cuidado, Jongin—su ronquera delató estar oprimida por una masa oscura de penurias que le revolvió las entrañas. —Tu situación es más delicada de lo que piensas.

Huan Yue colgó el teléfono al instante en el que Kyungsoo se atrevió a entrar en la habitación. Jongin había dado la última calada de su cigarro. También había soltado su angustia mediante un suspiro ruidoso, que envolvió su anatomía de una neblina venenosa.

Jongin se encaminó hacia su imágen borrosa a través de ella.

—¿Te sientes mejor? —preguntó,  exparciendo el humo con las manos. No le gustó la idea de que Kyungsoo lo mirara en ese estado.

Kyungsoo asintió en silencio.

—¿No sientes nada importante? —insistió —Frío, náuseas, mareo...

Anatomías Incompletas [KaiSoo/KaDi] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang