De querer y gustar - Frerard (corregido)

207 12 0
                                    

El día en que conocía a Gerard no me imagine que las cosas fueran a terminar así. El día que conocía a Gerard supuse que por fin tendría mi final de cuento de hadas en donde todos se casan, tienen hijos y son felices por siempre.

Aquello no fue lo que sucedió en lo absoluto.

No diré que entiendo. Eso sería mentirme a mí mismo y eso es algo que me he rehusado a hacer desde que cumplí quince años y me pare en frente de mis padres para confesarle que era gay, pero está historia no se centrara en mis homofóbicos padres que lo único que hicieron cuando yo termine de contarles todo, fue decirme que tenía una semana para empacar todo e irme de la casa. No, está historia trata de como Gerard me rompió el corazón en miles de pedacitos como si los dos años que llevábamos juntos no significaran nada para él.

Con Gerard nos conocimos en secundaria, durante una materia que cursábamos juntos e hicimos clic al instante, comenzamos a salir la misma tarde en que nuestras miradas se cruzaron, al principio sin ningún compromiso, pero él quiso formalizarse al cabo de dos semanas, acepté por obvias razones, estaba perdidamente enamorado de él y por un momento imagine que el sentimiento era reciproco. Gran error número cero.

¿Por qué cero? porque es el error que todos nos arriesgamos a cometer cuando amamos a alguien y queremos comenzar a salir con él.

¿Quieren saber cuál fue mi error número uno?

La mayoría de las personas no lo saben o se niegan a admitirlo. Yo no tengo problemas con eso. Todo comenzó al año y dos meses de relación y se resume a dos palabras. Llegadas tardes, con excusa, algunas veces sin ellas. Las dejaba pasar. No teníamos porqué andar todo el día juntos, necesitábamos nuestro espacio y a pesar de que aquello era algo cierto, lo estaba usando como excusa para no ver lo que había en frente de mis ojos. El pelirrojo comenzaba a perder el interés en mí.

Mi error número dos comenzó tres meses después y se resume en una palabra. Mensajes. No era la clase de personas que anda todo el día por detrás queriendo saber a quién le mensajeas y las razones, no me gustaba que fueran así conmigo, por lo que no lo era con los demás, más, Gerard odiaba que siquiera moviera el teléfono de lugar, lo tocara para ver la hora o contestara las llamadas cuando no estaba en la sala. Debo admitir que me resulto totalmente extraño y cuando se lo comente, me acuso de no tenerle confianza suficiente, volcó toda la situación a su favor y yo, no me di cuenta de lo fácil que me manipulaba.

El tercer error es del que, sin importar qué, más me arrepiento. No confiar en mi mejor amigo. En mi caso, mi mejor amigo se llama, Lucas y para mi suerte, aún puedo decirle mi mejor amigo. Sé de muchos tienen ese privilegio.

Él estuvo presente desde el error cero, me advirtió en el error uno, me grito en el error dos, e incluso después del tercer error, apareció en mi puerta con su rubio cabello despeinado, mirándome, listo para aguantar todo mí llanto.

Recuerdo el día en que me sacó de mi trabajo en la cafetería del pueblo con la excusa de que algo muy malo había sucedido. Me arrastró a la otra punta del centro comercial y me hizo ver la escena de mi novio besando con cariño a alguien que no era yo.

Las cosas sucedieron muy rápido en ese momento. Los gritos, las lágrimas, Lucas llevando lejos y luego el sonido de mi teléfono.

Terminamos.

Ni siquiera pude ser yo quien lo hizo. No creo que me hiciera sentir mejor en lo absoluto, pero al menos era algo, algo que tampoco tenía.

Tres semanas estuve encerrado en mi cuarto sin tener contacto con el resto del mundo a excepción de Lucas. Una parte de mi esperaba que Gerard cruzara la puerta, envira un mensaje o llamara, diciendo que todo era un error. Nunca pasó.

En la cuarta semana Lucas me obligo a salir.

En la quinta semana yo quise salir.

En la sexta semana, volví a verlo.

Su pelo estaba más largo y se veía más feliz. Muy en el fondo hubiera deseado no ver aquello, Gerard quiso hablar conmigo, no se lo permití. Le dije que estaba mejor sin él.

No fue una mentira. Estaba mejor sin él.

¿Lo extrañaba? Sí

¿Lo quería? Obviamente, no se deja de querer de un día para el otro.

Ahí está la cuestión – Dije mientras miraba a Lucas. – Yo quería a Gerard, pero yo a él solo le gustaba. 

One Shots(boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora