Adoro tus gritos

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...

T R E S

»Al menos dos de estas identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.

...



Casey solo podía llorar mientras el desconocido la besaba y le decía que había esperado mucho tiempo para hacer esto.

En un intento desesperado por apartarse mordió su labio hasta que sintió el sabor metálico de su sangre en la boca. No causó el efecto que quería porque el desconocido se apartó pero con una sonrisa en el rostro. La chica aprovechó ese momento para gritar, pero inmediatamente él se puso a horcajadas sobre ella y le tapó la boca.

—Sabes, adoro tus gritos pero...—se acercó a su oído y susurro— ¿Ya te dije que nadie va a escucharte?

El desconocido reía sin poder evitarlo mientras ella sollozaba. Se apartó un momento para observar su rostro, aún cubierto por la maldita venda. Tenía unas inmensas ganas de quitarsela para ver sus ojos, pero no podía. No todavía. Puso una venda en su boca también, de ese modo esperaba que no gritara hasta lastimarse la cuerdas vocales.

Su sonrisa se esfumó al ver que no dejaba de llorar. Le gustaba verla así y a la vez no. Siempre pensó en lo hermosa que se vería de esta forma, pero ahora quería soltarla mas que nada y si se quedaba más con ella lo haría.

"No te preocupes, creo que se te acabó el tiempo".

Un dolor en la parte baja de su cabeza llegó tan pronto como escuchó la molesta voz e iba incrementándose poco a poco. Ahora no, dijo internamente, pero era demasiado tarde. Se levantó de encima de la chica y se encaminó hasta la puerta intentando controlarse.

Para cuando ya había llegado a su propia habitación el dolor era insoportable. Con ambas manos sostuvo su cabeza y cayó al suelo.

[...]

Casey agradeció el momento en que el desconocido se fue. El amarre en sus muñecas había disminuido un poco, pero cuando intentó volver a soltarse se ajustó aún más.

Reprimió un quejido de dolor cuando la puerta volvió a abrirse. No había pasado mucho desde que se fue pero para ella había sido demasiado tiempo en el que intentó desatarse y solo se causo daño.

Su respiración se agitó y el corazón le latía desesperado al escuchar los pasos acercándose cada vez más. Apretó los puños cuando él se sentó a su lado por segunda vez. Cerró los ojos con fuerza, esperando lo peor, pero esta vez no le hizo nada. Aún así sentía su mirada sobre ella e intentó estar lo mas calmada posible, sin hacer ningún movimiento.

—Vaya —dijo por fin mientras se levantaba de la cama—. Eres exactamente como te describió, solo que menos llorona.

Casey aguantó la respiración al escuchar esas palabras.

¿Era otra persona?

¡Otra persona!

¿Por qué no la ayudaba?

¿Y por qué su voz sonaba tan similar a la del desconocido anterior?

Ayúdame, intentó formular. Pero la tela en su boca lo impedía y solo logró formar palabras extrañas.

—No sé...—él se paseaba por la habitación observándola— ...si debo soltarte.

"Por favor...", trató de decir la chica y esta vez él sí entendió. Su única respuesta fue sonreír y negar con la cabeza a pesar de que ella no podía verlo.

—Se enfadaría mucho si lo hago —ignoró lo que dijo la chica y se acercó a la cama nuevamente, al percatarse de que sus amarres estaban tan justos que dudaba que la sangre circulara con normalidad.

El nuevo desconocido soltó un poco las ataduras que se deslizaron hacia abajo dejando al descubierto franjas rojas.

—Lo haría solo para molestarlo —al imaginarse su reacción, una sonrisa volvió a formarse en su rostro—, sería tan divertida la cara que pondría al no encontrarte.

Al parecer este chico y el anterior no se llevaban del todo bien. Eso le devolvió las esperanzas a Casey de que podría ayudarla.

Sin embargo, el segundo desconocido volvió a alejarse. La opción de molestar al primero le estaba pareciendo demasiado tentadora.

—Bueno supongo que lo intentaré algún día —abrió la puerta y la chica se desespero de nuevo intentando formular las palabras "espera" o "desátame" pero la tela en su boca se lo impedía— Tal vez te esconda en el armario.

La puerta se cerró un segundo después y con ella su oportunidad de escapar.

Pero...

¿La había tenido en algún momento?



...

Hey!

Ya apareció la segunda identidad, pero se fue sin ayudar. 

No hay problema, ya llega el tercero.

Parece ser bueno e inocente.

¿Podrá ayudarla a escapar?

Esto y más en el próximo capítulo.

Con amor <3

La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora