Epílogo

53.6K 7.2K 4.4K
                                    


Domingo 11:05 pm.
En algún lugar en medio del bosque.

Ha pasado un mes desde que Casey despertó en el sótano, sin saber muy bien como terminó allí. Hasta el día de hoy, sus recuerdos eran confusos o inexistentes, pero se había convencido de que no tenía por qué descubrir lo que sucedió. Todo estaba bien ahora ¿Qué importaban una horas borradas de su memoria?

Aun así, algunas veces su mente le jugaba malas pasadas y aparecían en ella frases como:

"Matt no es Matt"

Sí, frases que no tenían el más mínimo sentido. Había una en específico, que se repetía más que las anteriores y que nunca parecía completarse:

"El indeseable es..."

Casey sacudió la cabeza ante el repentino dolor que la aturdió y que aparecía siempre que intentaba recordar más de lo necesario. "Ya basta", se dijo a sí misma. Entonces se escuchó otra voz:

—¿Hola?

De forma instantánea detuvo sus movimientos y ladeo la cabeza hacia la puerta de la cocina. Frunció el ceño, pero nada volvió a escucharse así que se dirigió a la mesa con un vaso de agua en la mano. Se lo llevó a los labios muy tranquila, hasta que aquella voz se escuchó por segunda vez:

—¿Holaaa?

Está vez, Casey se atragantó con el agua que estaba pasando.

"Tiene que ser una broma", se dijo internamente y pensó que podía ser Ethan quien intentaba asustarla. Sin embargo, después de dar unos pasos cerca de la puerta, se detuvo de forma abrupta porque aquella voz no parecía ser la del castaño. Era la de una chica.

—Sé que estás ahí ¿No me abrirás? —inquirió aquella voz femenina desde fuera— ¡Está bien!, entraré a buscarte.

Los ojos de Casey se abrieron con pasmo.

"No, no puede entrar", intentó tranquilizarse, pero un golpe brusco en la puerta principal la sobresaltó.

—¡SI! —continuó la extraña soltando una risilla— ¡Es un hacha que robé del internado! —se escucharon otros dos golpes— Ay, ¡no puede ser! Olvidé que...

Pero Casey dejó de escuchar. Por fin reaccionó y tomó un cuchillo de la encimera antes de salir disparada de la cocina.

Corrió con dirección a las escaleras y las subió lo más rápido que se lo permitieron sus piernas. Ya en el segundo piso, ingresó a la primera habitación que vio y empujó la puerta con fuerza para encerrarse, pero esta no se cerró.

Una gota de sudor frío le recorrió la frente cuando bajó la mirada y sus ojos se encontraron con un hacha de color rojo —como las que ponían en la pared para utilizarlas en alguna emergencia—, que se interponía en su camino y no le permitía cerrar la puerta del todo.

No, no, no, repitió Casey.

¿Qué está pasando? ¿Un hacha? ¿Internado?

Entonces, aquella dulce pero escalofriante voz volvió a hacer eco en el espeso silencio:

—Es de mala educación dejar a las personas esperando en la puerta, Casey Fields.

Aquello la dejó desconcertada.

—¿Cómo sabes mi...? —intentó preguntar, pero la extraña aprovechó que Casey dejó de oponer tanta resistencia contra la puerta y la pateó con tanta fuerza, que se abrió en el acto.

Casey cayó de trasero en el suelo, pero se puso de pie al instante y retrocedió aferrándose al cuchillo que trajo de la cocina en su mano derecha mientras intentaba mantenerlo oculto tras su espalda.

La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora