Capítulo III: Comienzo

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Los dos días habían concluido. El crepúsculo de la tercera mañana en la que debían partir se iba abriendo. La brisa correteaba entre los matorrales y, al chocar contra las hojas, hacía que éstas se muevan como si ellas bailaran. Amaneció un día feliz.

Saliendo con sus caballos, ya estaban los tres elegidos por Túkmuney para enfrentar al mundo en búsqueda de los cuatro jóvenes. De los laterales de los caballos colgaban bolsas de tela color verde musgo en donde llevaban algunas cosas para el largo camino. Los tres se habían alineado uno al lado del otro junto con sus animales.

En ese momento Túkmuney salió, y no venía solo, a sus espaldas levitaba un enorme cofre rectangular, que a simple vista podía deducirse que tenía dos metros de largo; éste brillaba cuando el sol pegaba en él. Una vez frente a los tres futuros viajeros, acomodó el cofre, que aun flotaba, entre ellos y despacio lo fue haciendo aterrizar, luego el mago comenzó a hablarles - Bueno, finalmente este día de verano ha llegado. Compañeros míos, tengo en ustedes mucha confianza, porque creo que lograrán el cometido -. Se hizo un silencio. El mago se agachó y casi sin dejarse oír, pronunció unas palabras al mismo tiempo que con sus manos hacía ademanes sobre la cubierta del cofre. Y entonces éste se fue abriendo delante los ojos inquietos de los tres compañeros. Observó a cada uno y prosiguió - Estos objetos que ahora les entregaré han estado guardados en este cofre durante más de mil años - los miró - . Fueron resguardados por los anteriores compañeros de la caverna, son tres objetos únicos y sagrados. Hasta este día yo los he conservado porque, como les he dicho en varias oportunidades, mis anteriores compañeros han fallecido o han optado por magia oscura, y como estos objetos poseen un poder muy grande, es muy peligroso que el Mal los obtenga.

- ¿Qué nos quieres decir, padre?- dijo Simploy de repente - ¿Nos los darás arriesgando a que estén descubiertos y que sea más probable que el Mal los obtenga?

- Sí, me arriesgaré - contestó seguro y serio Túkmuney-, me arriesgaré porque sé que los necesitarán para cumplir la misión y, además, porque confío que ustedes no los perderán.

Ewon y Agoth se observaron por un instante. Poco después, Túkmuney se incorporó dejando al descubierto el primer objeto. Era una espada aun dentro de su estuche metálico.

- Agoth, esta poderosa espada será para ti - decía entregándosela -, por favor desváinala.

Agoth la tomó con cuidado sobre sus manos, observó la brillante vaina que la resguardaba, y entonces, muy veloz, la desvainó quedándose con la espada en su mano derecha. El arma era imponente. La hoja brillaba con un plateado color que enceguecía al que la enfrentara con sus ojos. Poseía un mango muy original; semejante al bronce, pero con pequeñas incrustaciones de piedras preciosas. Agoth comenzó a movilizarla cortando el aire que, cuando era cruzado por la espada, un sonido idéntico al de un látigo se oía. Luego, la guardó dentro de la vaina metálica.

- Mi señor, daré la vida por esta espada - contestó haciendo una pequeña reverencia - Le doy mis más leales gracias.

Túkmuney las recibió haciendo un leve movimiento hacia el costado con su cabeza. Luego continuó.

- Ewon - decía ahora mostrando un largo y delgado palo blanco que en un extremo tenía una piedra color cobre – este báculo posee una gran magia, porque la piedra que tiene fue colocada y bendecida por uno de los magos blancos más sabios y poderosos, mi sabio maestro, Zilti. Es para ti.

- ¡Zilti! - exclamó Ewon sorprendida - El mago más grande de esta Era, el mago que ha muerto en la Colina Grande, ¿no es así?

- Sí, es así Ewon - contestó algo melancólico Túkmuney - Zilti fue acecinado por el mago más oscuro, Óc... ¡bueno, no me gusta pronunciar su nombre! – dijo agitando sus brazos y con el seño fruncido. Después, extendiendo las manos, hizo entrega a Ewon del báculo - Ewon, úsalo en el caso en que sus vidas se encuentren amenazadas por la magia oscura, por la energía negra.

El Gran Sueño - #I La BúsquedaWhere stories live. Discover now