Free Hugs | Rubelangel

五

Gracias a todas las que me dijeron el nombre de la hermana de Rubén, la verdad es que ni puta idea que Liv era su nombre ehjè.

Y gracias también a la chica que me dijo "liv&maddie", me reí mucho :")

En el próximo capítulo Mangel va a tener más protagonismo. (∩͡° ͜ʖ ͡°)⊃━☆*+:｡.｡

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Puedo decir de haber literalmente salido de la Universidad a una velocidad que ni siquiera pensaba poder alcanzar para llegar a casa lo más rápido posible. Pude notar la puerta de la habitacion de mi madre todavía cerrada, como la había dejado yo esa misma mañana. La entreabrí para comprobar si estaba ahí o se había ido, y como pensaba, seguía durmiendo. Probablemente al despertarme ella ya se habría ido a algún bar, como todos los días. Y si el hombre con la cual pasaba la noche no la echaba de casa, no la iba a ver por un par de días.

Caminé hasta mi habitacion, lanzando mi mochila sin importar donde cayera, lo único que me interesaba era llegar a la cama. Me acosté acomodándome entre las suaves sabanas, mi sudadera me brindaba un calorcito agradable, que aumentaban mis ganas de cerrar los ojos y dormirme hasta cualquier hora. Me quité los zapatos con los mismos pies, y esperando tener un sueño limpio de pesadillas o cualquier otra interrupción, fui perdiendo el conocimiento hasta caer totalmente dormido.

...

—¿Rubén? ¿Rubéeeeen?

No sabía cuántas horas habían pasado, pero por la luz que conseguía percibir con mis ojos cerrados, el sol estaba desapareciendo. Sentí unas pequeñas manos mover mi brazo acompañada de la dulce voz de mi hermana.

—¿Liv? —murmuré abriendo los ojos, su rostro estaba apoyado en el borde del colchón. Sonreí —Hola nena, ¿cómo estás?

Su sonrisa no se hizo esperar, no tardó en subirse en la cama y tirarse entre mis brazos. Correspondí el abrazo apretándola delicadamente, era mi hermana y la amaba. Nos habíamos quedado solo nosotros dos después de la separación de nuestros padres, no teníamos a nadie más que a nosotros mismo. Sentí el olor de su perfumen inundarme; me había pedido acompañarle al centro comercial para comprarse unas cosas que necesitaba, pero cuando vio ese perfume – "tan bueno", como lo había definido ella – me rogó comprárselo, y yo no pude negarme a ello. Ahora, estaba obsesionada y se lo metía hasta antes de irse a dormir, la verdad es que le gustaba mucho.

—Bien, he vuelto ahora de la casa de Maddie —respondió acomodándose al lado mío, su cabello castaño se extendió por toda la almohada —. Pero tengo hambre, ¿qué comemos?

Se había quedado a dormir en casa de su mejor amiga Maddie, cada vez que me pedía si podía quedarse a dormir en su casa, aceptaba: por cuanto amara a mi hermana, era difícil cuidar de ella con la Universidad y mis estudios. Ni siquiera teníamos mucho dinero, cuando podía iba a trabajar en algunos bares, pero no podíamos permitirnos muchos lujos. Algunas veces entraba de escondidas a la habitación de mi madre; sabía que ella guardaba dinero para el alcohol en su armario, pero yo lo necesitaba para darle de comer a Liv y consentirle algunos caprichos que me requería. Por suerte ella entendía la situación, y por cuanto triste fuese, ya era bastante madura con sus 11 años y sobretodo, era consciente de que nuestra madre no hacía mucho para nosotros, así que teníamos que apañárnosla con lo poco que nos quedaba.

Medité unos segundos tras su pregunta. No había ido a hacer la compra esa semana, sabía que la cocina estaba vacía, aparte algún chocolate y patatas, pero no podía hacerle cenar con tales porquerías. Por cuanto fuesen buenas, seguían siendo malas para la salud.

—No tenemos nada en casa, ¿qué quieres comer?

—Mmm... —asumió un semblante pensativo, no pude evitar reír al verla con esa expresión —¿Podemos ir al supermercado? ¡Quiero unos espaguetis con tomate! ¡Y tengo ganas de palomitas! ¿Podemos comprarlas?

Ante su ilusión no pude negarme, y la verdad es que yo también tenía ganas de palomitas. Reí levemente, asintiendo y empezando a levantarme —Vale, vale. Vamos a comprar.