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Capítulo 15

El viaje de vuelta a casa había sido silencioso, pero no incómodo. A pesar que volvieron en taxi -ya que era muy tarde- fue cuestión de minutos para que Seungri sintiera que los ojos le pesaban y dejara caer su cabeza en el hombro del moreno. A Young Bae no le molestó el gesto, muy al contrario, se preocupó de acomodar su cabeza de tal forma que no fuera a dolerle el cuello al despertar. Le parecía tierno a veces.

Cuando eran más jóvenes se sentían como hermanos, eran mucha la confianza y el sentimiento de apego que existía. El mayor le cuidaba como si fuera un niño despistado, y Seungri siempre le escuchaba y aceptaba sus regaños, casi tanto como los que le daba Seung Hyun cuando hacía desastres. Pero eso fue hasta los 16 más o menos, desde que el menor fue creciendo y fue tomando mayor personalidad, se dio cuenta que aquella fraternidad no era en realidad lo que parecía. Muy por el contrario, entre ellos comenzó a verse de mejor manera la química que existía. No era un sentimiento de hermanos, quizás sí amistad. Pero desde que ambos fueron creciendo, también fue aumentando entre ellos ese hilo tan delgado que los conectaba.

Tenían esa manía tan sutil de coquetearse mutuamente sin llegar a ser tan notorios o directos. Era agradable esa sensación de saber que podían hacerlo y se sentían cómodos con ello. No buscaban desesperadamente hacerlo, sino más bien, les gustaba la sensación de que las cosas se dieran por sí solas. Sólo ellos podrían entender aquello estando en la burbuja que fueron creando durante el paso de los años.

Seungri se removió y pasó su mano por sus ojos mientras se estiraba en el asiento. Miró un poco por la ventana, sólo para asegurarse que ya iban llegando a su casa.

—Es aquí, Hyung.

Young Bae asintió mientras el auto se detenía. Ambos bajaron dando las gracias al conductor, no sin antes pagarle. El menor se giró para comenzar a caminar y Young Bae le siguió en silencio a su lado. Hacía demasiado frío aquella noche, el viento no daba tregua alguna. El menor se acercó tranquilamente mientras tomaba su brazo y se acercaba. Su aliento se hacía notar mientras caminaba. El moreno no dijo nada, para él era muy normal, podía acostumbrarse a aquello siempre.

Casi al llegar, el menor sacó las llaves de su pantalón y abrió la puerta. Se giró a él y le invitó a pasar primero, a lo cual no se negó.

Debía admitir que tenía casa muy ordenada. Raro, ya que pensaba que Seungri probablemente tendría todo tirado por ahí. Cuando joven siempre tenía su cuarto desordenado. Sonrió, la sala era muy acogedora. Era suficiente para él que vivía solo.

—Me llama la atención lo limpio que tienes.

—He madurado, Hyung —dijo con confianza, sonriendo. —Y también me he vuelto más organizado.

Le miró fijamente. Young Bae asintió.

—Es un buen dato. Lo recordaré.

—Soy un buen dueño de casa —sonrió orgulloso. —Y además, trabajo. Buen partido, ¿no?

Alzó una ceja y le miró. Y de nuevo esa sutil pisca de coqueteo. Sonrió mirando los cuadros.

—Tendría que comprobarlo.

—Cuando quieras, Hyung.

Seungri se encaminó a la cocina mientras se quitaba el abrigo y lo dejaba colgado. Pensó en ofrecerle jugo o quizás cerveza, pero hacía tanto frío y conocía tan bien a Bae que un café era mejor en esta ocasión.

No se tomó la molestia ni de preguntarle si quería, simplemente lo hizo y ya. Salió de la cocina con dos tazas y le dio una. El moreno lo agradeció con una sonrisa y después se sentó en el sofá mientras veía a Ri dejar su taza en la mesita de centro y luego encaminarse a la estufa.

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