Epílogo

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Epílogo

Seung Hyun jamás hubiera pensado estar en algún momento a un lado de su odioso jefe sintiendo un amor que ahora con nada se iba a ir. Si bien Ji Yong había sido de lo más irritante en sus días de trabajo, de alguna u otra forma tuvo que sacar paciencia para no irse corriendo de ahí. De alguna manera debía quedarse a su lado.

Mirándole a los ojos en esos momentos recordaba cuando se había inventado el noviazgo falso frente a Kang Daesung para poder quedarse en el país. Las situaciones que tuvieron que pasar juntos para que Hyun Suk les creyera esa mentira de la que ya sospechaba, o que su padre considerara que se estaba aprovechando del cargo de Ji Yong cuando en realidad era un trato de mutuo acuerdo.

No podía mentirse al pensar que volver a ver a Eun Hye no le había hecho recordar a los buenos tiempos que habían pasado, en los días donde nada más importaba que caminar hacia el futuro. Eun había sido su amor de la juventud, a ella la amó mucho, pero haberla dejado ir como pareja hacía varios años ya y ahora considerarla una gran amiga, lo tenía en cuenta como un gran paso, y no se arrepentía.

Su madre estaba a su lado como testigo junto a Young Bae, y su abuela apretaba el brazo de Seungri a un lado siendo los testigos de Ji Yong. Los ojos de ambas mujeres estaban humedecidos y Seung apostaba que hacían hasta lo imposible para no soltar en llanto audible. Sonrió ante eso.

Desde la ciudad hasta cuando llegaron a la casa de sus padres en Jeju lo primero que hicieron fue discutir, recordaba. A Ji Yong no le interesaba mucho ser parte de su familia a pesar del esfuerzo, obviamente porque todo era un plan para recuperar su Visa, y Seung Hyun había aceptado estar a su lado como novio únicamente para su conveniencia laboral. Pero pese a ese antagonismo, existía una poderosa energía entre ellos que fueron descubriendo al pasar cada hora juntos, una atracción que los empujaba el uno hacia el otro sin detención, como si fueran dos imanes.

A Ji Yong le asustó un poco lo abismalmente que Seung le afectó en tan poco tiempo; había estado a punto de perder su Visa, lo que significaba su trabajo, su hogar, su vida en pocas palabras, sólo para que Seung no pasara un tormento de vida con alguien a quien no quería, a pesar de haberle prometido de antemano el divorcio exprés. Seung no se merecía ser infeliz y ya no quería ser el culpable de todas sus desgracias. En cambio, meritaba amar de verdad, y por eso mismo prefirió renunciar a su propia felicidad y dejarle el camino completamente libre, como debió ser desde el principio.

Sin embargo, Seung Hyun comprobó por sí mismo que Ji Yong era una magnífica persona y que tenerle en su vida era más que un privilegio. Haber cogido el avión próximo e ir a buscarle al propio trabajo para declararle su amor no era algo que hubiera pensado hacer jamás, pero ahora sin pensarlo podría hacer eso mismo o cualquier otra cosa para volver a estrechar a Ji Yong entre sus brazos como aquel día.

Cuando oyó el «Sí, acepto» de Ji, cayó en cuenta que su matrimonio era lo más lindo que había vivido. Ver los ojos de Ji Yong frente a él, tomando su mano con los anillos ya puestos y aceptando pasar el resto de su vida a su lado, no podía compararlo con nada a lo que había experimentado antes. Se enorgullecía que fuera con él y con nadie más.

En la fiesta de la boda las felicitaciones en exceso no se hicieron esperar. Ji Yong procuró invitar personalmente a Kang Daesung, quien feliz fue con su esposa a presenciarlo y pasar un par de semanas en Jeju como vacaciones. Por cortesía de ser invitado, el padre de Seung le ofreció estadía gratis en el mejor hotel del pueblo. En ese momento Daesung se lo agradecía al hijo único de los Choi.

—Es muy cómodo y agradable. La vista que tuve al amanecer fue espectacular.

Seung Hyun sonrió, el jefe de Ji Yong era también su jefe ahora, pero no tenía una relación tan fuerte como la tenía su ahora esposo hacía años ya con él. Daesung se veía una persona seria a la distancia, sin embargo era más divertido de lo que jamás se imaginó.

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