Condones Rotos.

5.- ¡Quédate!

Juliet.

— ¡Hemos llegado! —exclamé con entusiasmo.

— ¡Mi perdición, cuanto te extrañé! —Benjamín corrió al edificio y empezó a besarlo.

Bueno les explicó "mi perdición" es un local de boxeo, donde siempre venimos con Benjamín, ¿y por qué "mi perdición"? Le pusimos así por el simple hecho de que es nuestro " gran vicio", "pasión desenfrenada", " condenación eterna" y todas esas cosas.

—Entremos ya, tengo muchas ganas de golpear.

Benjamín se adelanto y entró primero.

Lo primero que me llegó cuando entre fue el olor a sudor y sangre, y a varios chicos y chicas peleando como si estuvieran segados por la rabia.

Cuanto amo este ambiente.

Me dirigí a mi casillero, saque mis guantes y mis protectores de dientes.

— ¿Que te ha pasado en las manos? —Benjamín llegó a mi lado con una ligera capa de sudor.

—Se me cayó un vaso en la mañana y cuando lo recogí me corté —me encogí de hombros.

—A mi no me engañas Juliet —me miró directamente.

—Cosa tuya. Si me permites tengo energía que liberar.

Fui donde el entrenador.

—Marcos ¡que alegría verte! — golpee su espalda.

— ¡La mía también! Hace tiempo que no los veía por aquí —me abrazó— ¿Qué les paso?

—Pues la Universidad, la vida y esas cosas, nada del otro mundo.

— ¿Vida amorosa? —me hizo cosquillas.

—Eres un picarón. Aunque por ahora estoy soltera. No Boyfriend, No Problem.

—Buen lema —subió al ring— Ven Juliet, aquí esta tu oponente.

Subí y estaba Clary.

—Pero mira que sorpresa — dije con una sonrisa.

—Como dicen por ahí, en la cancha de ven los gallos— dijo ella golpeando sus puños.

—En eso tienes razón querida —me pusé mis guantes y mi protector de diente, ella hizo lo mismo.

— ¡Tu puedes Juliet, patéale el trasero! —gritaba de las gradas Benjamín.

— ¡Imbécil! —grito Clary y le sacó el dedo medio.

— ¿No se supone que también deberías estar peleando? —dije obvia a Benjamín.

—Después, ¡esta pelea va a ser épica! —habló como niño pequeño.

—Basta de perder tiempo, ¿están listas chicas? —nos interrumpió Marcos.

—Si capitán, estamos listas.

«¿Esa no es la canción de Bob Esponja?»

—Pendeja.

—Esto tiene que ser un juego limpio, nada de golpes bajos ¿Bueno?, lo demás ustedes lo saben.

Las dos asentimos y nos ubicamos en el centro del ring.

En lo que sonó la campana, Clary soltó el primer golpe, que lo alcance a esquivar.

—Necesito golpear tu horrible cara.

—No me digas —dije con sarcasmo.

Yo lance un golpe y le da en plena quijada.

—¡¡Juliet!! ¡¡Tú puedes!! —gritaba Benjamín.

Vi a Clary balancearse hacia atrás, pero logró establecerse y escupió un poco de sangre de su boca.

— ¡Buen golpe Juliet! —gritó Marcos desde las gradas.

Benjamín estaba con unos pompones, era igual a una porrista.

— ¡Bonitos pompones Benjamín!

En eso le hablaba y me distraje, Clary aprovechó ese momento para darme su golpe en el estómago, el cual me dejó tirada en el ring sin aire.

— ¿A caso no recuerdas lo que dice Marcos acerca de las distracciones? Mándalas a la mierda — habló con sus manos en la cadera, ya con los guantes fuera.

— ¡Juliet! ¿¡Estás bien!? ¿¡Cuántos dedos vez!? ¡Hay que llevarla a un hospital!— gritaba en mi oído Benjamín.

Veía a Marcos caminar de un lado para otro, hablando por celular y mirándome. En cambio yo trataba de recuperar el aire perdido, pero era muy difícil de hacerlo, estando con Benjamín gritándome en el oído y con Clary que me reprochaba por haber estado distraída.

—Una ambulancia esta en camino —habló tembloroso Marcos.

—E-ss-toy bb-ie-n —traté de hablar, pero me era difícil.

—Tranquila no hables —Benjamín se paró de lado y fue donde Clary — ¡Tu maldita, si algo le llega a pasar a mi amiga, te juró que las pagas! ¡¡Me oíste!!

—No jures en vano —habló Marcos.

A lo lejos se escuchaba el ruido de una ambulancia acercarse. Dentro de mí sentí un alivio enorme, al fin podría respirar aire, en el momento que me coloquen los tanques de oxígeno.
Cerré mis ojos para poder concentrarme en poder respirar, pero fue el peor error que cometí, sentía que me iba en el sueño, y una paz inundaba mi ser.

— ¡Juliet no cierres tus ojos! — la voz de Clary fue lo último que escuche.