6.- Mentira piadosa.

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Jason.

¿Porque todos siempre me dejan solo? Primero mi familia, después mis amigos, mi novia y por último Juliet.

Ya sé que soy un odioso y vago, que se mantiene por sus padres, ya que a ellos les da lo mismo si estudio o no, pero eso no les da el derecho de juzgarme, ¿Qué saben ellos lo que he pasado? Todos dicen, Jason Cockcroft tiene una vida envidiable. Se equivocan completamente, tener dinero, lujos y todas esas cosas no te hacen feliz, de cierto modo lo finges, pero dentro de ti sabes que todo es una farsa.

La madre de Juliet, Mía Montés, es la única que me "apoya" de cierto modo, a ella se le ocurrió la gran idea de vivir junto con Juliet, pero sólo sé que es para mantenerla aleja de todos lo lujos, aunque a ella le da exactamente lo mismo.

Pero todo esto tiene un precio, y digamos que no es muy agradable lo que tengo que hacer, ¿Se imaginan estar con una persona mucho mayor que ustedes y además que este casada y tenga una hija de mi edad, que claramente podría ser mi novia?, pues eso me pasa a mi, soy el amante de Mía, y no me enorgullece decirlo, es más lo aborrezco.

Mi celular, el cual estaba en la mesa del comedor del nuevo departamento, comenzó a sonar, avisando que me llamaban.

Al ver quien era, un escalofrío recorrió mi espalda. Me temo lo peor.

— ¡Mía, que alegría que llamaras! —

Tengo que hacerlo bien, no puedo meter las patas a estas alturas.

—Sí, sólo llamaba para saber si la mugrosa de mi hija estaba ahí —

Era mejor no discutir con ella, odio que llame a Juliet de esa manera.

Esta dándose una ducha

Hasta ahora vamos bien.

—Oh, que bueno que este contigo y no con sus amigos odiosos —hace una pausa— Cuando salga le dices que quiero hablar con ella, ¿Ok? Adiós.

No me dio tiempo para responder, porque colgó de inmediato.

¿Ahora que mierda hago? Si ni siquiera sé a donde fue con Benjamín. Sólo quedaba confiar en mi instinto y encontrarla.

Cogí mi chaqueta y mis llaves del auto, antes de salir por la puerta mi celular sonó, otra vez, pero esta vez era un número desconocido.

— ¿Si?

¿Hablo con Jason Cockcroft? — era una voz de hombre.

—Soy yo ¿Qué ocurre?

—Soy Marcos, el entrenador de boxeo de JulietYa empezamos mal— Ella en estos momentos esta en el hospital, a tenido un accidente en unos de los combates con otra chica.

¿Cómo que un accidente? ¿Es muy grave?

—No, solo se desmayó, pero con el protocolo de gimnasio tenía que traerla al hospital.

—Bien ¿Cuál es el nombre del hospital? —Mi pulso comenzó a acelerarse.

—En el Morrinson Healthy.

—Ok, estoy allá en diez minutos.

Corté la llamada y bajé corriendo las escaleras, no tenía tiempo para estar esperando un ascensor. Juliet me necesitaba.

Llegué al estacionamiento, y busque mi auto, cuando estuve frente a él me pregunté, ¿Por qué actuó de esta manera frente a esta situación?

Dejando esa pregunta flotar por el aire sin respuesta, busqué las llaves en mis pantalones, estas se resbalaban de mis manos sudadas. Me subí y salí como un rayo por la carretera.

Mis manos se aferraban con fuerza en el volante, mis nudillos estaban blancos. El tráfico era un asco y mis nervios también. Bocinas sonaban por doquier, pero nadie avanzaba. Un chico más o menos de mi edad salió de su auto y comenzó a correr en forma de zigzag por entre los autos. En su mano llegaba un ramo de rosas. Por mi mente se me pasó que quizás llegaba tarde a su cita o su novia estaba en el hospital.

Al pensar esto una idea fugaz apareció en mi mente.

Si quiero conservar ese lindo trasero, era mejor que corriera.

Abrí la puerta del auto y corrí como nunca, lo mejor es que el hospital estaba a unas pocas cuadras. Algunos conductores me gritaban improperios al cruzarme por las vías, pero era lo que menos me importaba.

Cuando vi el gran cartel del hospital me alegré, no porque dejaría de correr, si no porque ya estaría aún más cerca de Juliet.

Entré bruscamente por la puerta y a lo lejos, en la sala de espera, divisé a Benjamín, que estaba sentado con su cabeza entre sus manos, a su lado estaba ¿Clary? ¿Qué hacia ella aquí? Me acerqué a ellos y llame la atención aclarándome la garganta.

La primera en levantar la vista fue Clary, que me miró con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces aquí Jason? —se levantó y se cruzó de brazos.

—Recibí una llamada de Marcos y me dijo que Juliet estaba aquí, porque tuvo un accidente en las clases de boxeo, ¿Qué le paso y como esta?

La miré bien y ella andaba vestida con una mallas negras y un peto blanco, y con sus zapatillas de deporte. Mi imaginación comenzó a volar. Ella estaba involucrada en algo.

— ¿Desde cuando estás interesado de Juliet? —Benjamín habló con rabia desde su asiento.

—Desde siempre —escupí con rabia.

Y esa es una de las actitudes que me molestan.

—Si claro —se rió sarcástico.

—Basta chicos, ahora tenemos que estar enfocados en Juliet. Una pelea ahora no estaría nada de bien.

—Tú cállate, que por tú culpa Juliet esta ahí dentro.

Lo sabía. Esta bien que no sean amigas ni nada, pero llevaron estos asuntos personales a otro nivel.

Benjamín se levantó y la escrutó con la mirada.

—¿Fuiste tú?

Nadie tomó en cuenta mi pregunta. Estos chicos tenían una batalla de mantener la vista, ninguno de los dos pestañeaba, y tenían el ceño fruncido.

Pero sólo les duro unos minutos, hasta cuando nos sobresaltamos por una voz grave.

— ¿Familiares de la señorita Juliet Montés?

Un señor de baja estatura, con un bigote y delantal blanco, con su placa donde estaba tallado su nombre habló.

El doctor.

—Si somos nosotros. ¿Cómo está ella? —pregunté, ya que nadie hablaba.

— ¿Quiénes son ustedes?

—Sus amigos —respondió Benjamín.

Ser ignorado una vez más no pasaba nada, total, ya estaba acostumbrado.

—No necesito amigos, sólo parientes cercanos a ella, su estado es delicado —nos dio una mirada dura.

¿Y si digo una mentira piadosa? Nadie lo nota; nadie me nota.

—Yo soy su novio.

—Haberlo dicho antes, sígueme, serás el primero en verla.

Una sonrisa cruzó por mi rostro. Detrás escuche como Benjamín gruñía y a Clary suspirar.

«No todo en este mundo es malo.»

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Hola... Muchas gracias por los que leen está historia.

¿Desde dónde leen?

Condones Rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora