Prólogo.

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Todos están tan enojados conmigo, me acurruco en el sofá mientras escucho a mis padres pelear por mí.

¿Qué fue lo que hice?

Quiero cubrir mis oídos y dejar de escuchar las horribles palabras que salen de la boca de papá. Quiero dejar de escuchar el llanto descontrolado de mamá.

Cierro fuertemente mis ojos, como si aquello ayudara, como si al hacer eso dejara de existir por unos minutos.

Siento que una mano me agarra el brazo, levantándome bruscamente del sofá. De mi pequeño escondite.

Abro los ojos y veo el rostro de papá, rojo de la furia. Sus grandes ojos odiandome por algo que no logro comprender.

Su boca se mueve pero no oigo nada, miro hacia otro lado intentando escapar cuando el primer golpe llega.

Un bofetón que hace girar mi rostro y que las lágrimas que estaba conteniendo salgan libremente. Siento mi mejilla arder, mientras que papá sigue gritándome.

No sé que sucede papá, no quise hacer que me odies. ¿Ves papá? Yo sólo quiero que me ames de nuevo. Pero las palabras no logran salir de mi boca, me quedo muda y eso parece enfadar más a papá.

Haciendo que el segundo bofetón llegue, el segundo de muchos más.



Ocho años han pasado, todos los días la misma rutina. Llego a casa luego de la escuela, veo a mamá con sus antidepresivos y me encierro en mi habitación, rezando para que esta noche papá no llegue apestando a alcohol y quiera golpearme como los últimos años.

Veo las feas cicatrices en mis piernas, en mis brazos. Y un odio hacia mí misma me consume, soy tan débil.

Si tan sólo pudiera enfrentarme a él, impedir sus maltratos.

Hace mucho tiempo que dejé de querer su amor, cuando era pequeña deseaba que todo volviera a la normalidad. Pero nunca sucedió, deseaba que mamá hiciera algo al respecto, pero sólo eran eso; deseos de una niña de nueve años.

Miro por la ventana, un pequeño pájaro está mirando en mi dirección desde la ventana. Cuando intento acercarme el pájaro sale volando, lejos.

Si tan sólo pudiera hacer eso, si tan sólo pudiera irme volando y no volver más.

Me giro hacia la puerta cuando escucho los gritos de papá, un escalofrío me recorre el cuerpo entero.

Me quedo paralizada cuando escucho más voces. Rápidamente veo mi vestimenta; un vestido púrpura.

Miro la ventana nuevamente ahora con un nuevo significado; mi única salida.

Rápidamente la abro y paso mis piernas por ella, y salto hacia afuera, lejos del peligro. Suspirando de alivio comienzo a caminar sin un rumbo fijo.

Sólo serán unas horas Harlow, y podrás volver a casa.

Siento una mano en mi espalda y un susurro en mi oído: -Ven conmigo y no te pasará nada.

Trato de soltarme, pero el gruñe enfadado y tira de mí hacia el callejón que hay a nuestro lado.

Mi respiración se hace agitada, mi desesperación consumiendome por completo.

- ¿Q-ué quieres? -logro decir, mi voz ronca por el miedo.

-Sólo una probada -dice en mi oído, y su voz suena tan familiar que me estremezco- Y te dejaré ir.

Siento sus sucias manos en mí, y siento náuseas. Lo miro y me quedo paralizada, no puede ser...Una sonrisa se forma en sus labios por mi reacción, una sonrisa asquerosa cargada de malas intenciones.

-He esperado por esto por un largo tiempo Harlow -dice, y luego grita: ¡Pueden venir ya!

Siento mi espalda contra la pared de ladrillos, y un montón de gritos masculinos cuando él me agarra el muslo y se apega a mí.

Intento quitarlo, salir corriendo, pero su agarre es tan fuerte que me lastima. Gimo de dolor y eso parece gustarle porque aprieta más fuerte.

- ¡Me la pido para cuando acabes! -grita alguien a nuestro lado, me quedo paralizada por el miedo.

Él aprovecha el momento para morder mi cuello mientras mete su mano por debajo de mi vestido.

La desesperación se apodera de mí nuevamente, empujo su pecho y comienzo a gritar por ayuda. Él me pega el primer bofetón.

- ¡Cállate de una puta vez! -gruñe enfadado, le da un tirón a mi vestido y deja al descubierto mi sujetador.

Comienzo a sollozar, siento mi mejilla arder del dolor pero él sigue toqueteandome por donde se le da la gana.

Cuando desabrocha su pantalón siento que pierdo el control, comienzo a gritar y a tirar sus manos lejos de mí, esta vez con más fuerza de la que creía tener. Siento otro par de manos sobre mi cuerpo y grito más alto.

-Tapale la puta boca ya -escucho decir antes de que me llegue otro bofetón aún más fuerte que el anterior.

Siento el sabor de la sangre en mi labio inferior, mi voz cada vez más baja y los sollozos me hacen temblar el cuerpo.

-Hagamos esto rápido, y por ser una puta todos vamos a follarte -me dice el que me dios los bofetones.

Miro alrededor y alcanzo a contar hasta cinco cuando siento que él tira de mis bragas.

El pánico se apodera de mí y soy incapaz de hacer algo.

Harlow StoneWhere stories live. Discover now