Six

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La brisa de otoño me golpeó el rostro ese martes en la mañana. Teníamos las seccionales el viernes y la coach había estado insistiendo en que saliéramos de nuestras clases para poder entrenar. Yo había dejado que Lauren dirigiera ese entrenamiento porque necesitaba mantenerla ocupada en algo, ya que había notado cómo su rendimiento estaba bajando y sabía que si ella no se mantenía acorde a mí, la coach seguramente la reemplazaría por Ally, y aunque mi amiga de estatura pequeña sea una buena porrista, yo quería a Lauren como la co-capitana.

Me había sentado en el pasto para observar los movimientos del equipo y la forma de Lauren para regañar a todas, literalmente, no había nadie a quien ella no había regañado esa mañana, exceptuando a Ally, que estaba sentada a mi lado mientras jugaba con el césped y hacía muecas cada vez que Eva se equivocaba, porque Lauren no tenía piedad con ella. Y yo sabía por qué.

Hacía un sol prominente y la brisa estaba fresca, así que caía bien para mi cuerpo. Estaba sintiendo el pasto en mis manos cuando escuché el pitido del entrenador del equipo de fútbol y cuando volteé pude ver a varios jugadores en el campo. Esperaba ver a Dinah por ahí, pero no podía localizarla, noté que Ally se había parado y yo iba a hacer lo mismo, pero alguien detrás de mí tapó mis ojos.

—Adivina quién soy —dijo imitando una voz falsa.

—Diana —sonreí, era obvio que era Dinah.

—Error —rió—. Soy tu próxima novia.

—Entonces no existes —repliqué.

De pronto mis ojos pudieron ver cuando ella quitó sus manos de mi rostro y salté para levantarme del pasto.

—A veces eres muy cruel —dijo.

Me había reído pero mi expresión cambió a una de asombro cuando vi a Dinah de cuerpo completo. Tenía puestas unas hombreras enormes y una camiseta vieja, también unos pantalones de licra y unos tenis deportivos.

—¿Es ese tu uniforme? —reí y ella recogió un casco del césped.

—Aún no me lo dan —se encogió de hombros—. Mandarán a hacer la camisa con mi apellido y mi número, aunque no sé cuál poner.

—¿Por qué? —pregunté, pero era más por ser amable que otra cosa.

—Quiero que signifique algo, no sé —se volvió a encoger de hombros.

—Usa el de tu cumpleaños —simplemente dije.

—Eso es muy básico —rodó los ojos, sonreí porque nunca había visto esa expresión en ella.

—Entonces pon el de mi cumpleaños —bromeé y me sonrió.

Me ruboricé por un momento antes de que el pitido del entrenador de Dinah volviera a sonar.

—¡Hansen! ¡Apúrate! ¡No me hagas arrepentirme de ponerte en el equipo! —gruñó el anciano.

—Tengo que irme —se puso su casco y después me guiñó.

Me despedí de ella mientras le sonreía sinceramente, estaba muy feliz de que le hayan dado ese puesto y seguramente toda la escuela también. Me despabilé cuando Lauren llegó detrás de mí y me abrazó.

—¡Sí entró al equipo! —dijo sonriendo.

—Debes estar feliz porque eres la jefa de su club de fans —bromeé.

Lauren me soltó y esbozó una sonrisa, después recargó su cabeza en mi hombro.

—Me cae muy bien, deberías salir con ella —dijo.

—¡Oh! ¿Ya tengo tu aprobación?

—Es la más importante —sonrió mi amiga.

—Después de la mía —reí—. No me gustan las chicas.

Lauren rodó los ojos y se dio media vuelta.

—¡El entrenamiento terminó! —gritó al equipo—. Si mañana no queda la coreografía perfecta vamos a tener que cortar cabezas.

Suspiré y me aventuré a tomar mis cosas para irme a los vestidores con Lauren y el resto del equipo de animadoras.

//

Es increíble como un segundo puede cambiarte el humor. Puede que hayas visto una foto, una escena, escuchado una conversación por accidente y ¡pum! estás jodido porque te enteraste de algo que te hizo mierda por dentro.

A la última hora habíamos salido temprano de la clase de Historia y Lauren y yo nos quedamos esperando a Ally, que tenía Matemáticas, estábamos afuera del salón hablando de las cosas más al azar y reíamos como siempre. Hasta que el grupo de Camila pasó frente a nosotras, ella obviamente estaba de la mano de Eva y noté el cambio repentino de Lauren, sacó su celular para poder distraerse en él. Yo puse mi atención en mi amiga hasta que escuché la risa irritante de Hanna del otro lado del pasillo, ella y Dinah estaban metidas en una conversación en la que Dinah hablaba y Hanna reía.

Dinah me volteó a ver y me sonrió, yo le devolví la sonrisa pero ésta se esfumó en el momento en el que Hanna puso sus manos alrededor del cuello de Dinah y le plantó un beso en los labios.

Mi cuerpo se sentía caliente y me puse de pie, rápidamente volteé hacia otro lado y seguí mi camino hasta la puerta. Podía oír los gritos lejanos de Lauren llamándome pero mis piernas no podían parar, y en mi garganta se había enrollado un horrible nudo. Cuando salí de la escuela me monté en el auto de Lauren (porque ella me había dado las llaves a cuidar cuando estuvo sacando libros de su casillero), me quedé con la vista hacia el frente y mis lágrimas comenzaron a salir sin aviso. Pude ver a Lauren afuera de su auto mientras ella observaba la situación, como que ya sabía lo que había pasado. Intenté limpiarme las lágrimas pero era inútil porque salían una tras otra.

//

Lauren dejó a Ally en su casa y se ofreció a quedarse conmigo por si no me sentía bien, pero tuve que declinar su oferta porque ella ya tenía mucho en su vida amorosa y lo mío era algo estúpido. Más porque yo ni siquiera tenía una vida amorosa... Y ni siquiera salía con Dinah... Y mucho menos en secreto.

Estuve en una guerra conmigo misma, porque si me ponía de esa forma con un beso entonces, ¿qué me pasaba? ¿Dinah me gustaba o me sentía celosa de que ya no me diera su atención? Me había dicho a mí misma que Dinah no era alguien con quien yo saldría, y menos que alguna vez llegara a gustarme.

Pero ahí estaba, llorando por una chica que seguramente ya no quería nada conmigo, una chica que siempre me hacía reír e intentaba conquistarme. Estaba llorando porque Dinah me gustaba pero yo no quería salir con la mariscal de campo.

have you ever dated a quarterback?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora