🥀uno🥀

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La habitación estaba en completo silencio, en la gran mansión solo vivía una sola persona, el dueño de la misma y su mascota caimán.

Luzu miraba la prueba de embarazo positiva en sus manos con completo horror, se supone que esto no debería haber pasado, se supone que usaron protección en su celo, no había forma de que el castaño quedara preñado, era imposible, no lo creía, no quería estar en esta situación.
Agarro sus cabellos desesperado, ¿que se supone que haría?, lo que le estresaba no era estar esperando un niño, lo que le estresaba era estar esperando un niño de él.

Sintiéndose completamente impotente y como el estres apretaba su estómago al punto de hacerlo correr al baño para vomitar el almuerzo del día; las lágrimas comenzaron a brotar, su angustia se notaba en las feromonas que soltaba inconscientemente, estaba tan asustado, estresado, enojado y ansioso.
Odiaba el hecho de haber quedado en cinta por un error, el quería planear a su bebé con cuidado, quería hacerle una bonita habitación con tonos pasteles, muchos peluches, una cuna digna para su hijo, con delicadas telas que caían del techo cubriendo a su bebé para que los insectos no se le acerquen, con cajones llenos de ropa para su niño, desde suéteres con orejitas de animales, hasta lindos trajes de marinerito.

Solto un fuerte sollozo, sintiendo como algo en su pecho se quebraba, se sentía tan solo en esos momentos, no quería estar solo, soñaba recibir esta maravillosa noticia con su pareja a su lado, quien lo abrazaría y lo levantaría por los aires, con una enorme sonrisa llena de felicidad, diciéndole cuanto lo amaba y agradeciéndole por darle este regalo tan maravilloso.
Imaginaba el escenario perfecto, donde el compraría pequeños zapatos de bebé, una linda caja decorada y algo de confeti, pondría los zapatos con un moño, sobre estos una carta con la prueba de embarazo y al final, el confeti sobre todo, para cubrir la sorpresa. Caja que le daría al padre de su hijo una mañana junto con un hermoso y vasto desayuno.

Otra arcada inundó su sistema, haciéndole inclinarse hacia el retrete, donde comenzó a dejar toda la comida del día, sus nudillos eran blancos al aferrarse con tanta fuerza a sus ropas, sus lindos rubi ocultos bajo sus párpados, mismos que eran inundados por perlas saladas.
En aquella fría casa, uno de los héroes con más experiencia, el mejor arquero de todo Karmaland, capaz de acertarle a su objetivo incluso al borde se la muerte, el dulce castaño de ojos rubi, brujo de nacimiento y formidable espadachín, se sentía encerrado, asustado, se sentía vulnerable.

El teléfono comenzó a sonar en la sala, haciendo sobresaltar al brujo. Por alguna razón, tal vez por ayuda de sus queridos dioses oscuros, sentía que si no contestaba esa llamada las cosas se pondrían feas, sintió un vacío en su estómago producto de los nervios, quien sea que este llamando, realmente lo hacía en mal momento.
Con las piernas temblando como un cervatillo bebé que está por dar sus primeros pasos, camino hasta la cocina agradecia con todo sus ser no haber subido al segundo piso, pues no se creia capaz de bajar las escaleras en este momento.

-diga?-murmuro contestando el teléfono, su voz estaba áspera y su garganta ardía, pero podría atribuirlo a un resfriado o algo así

-Joven Luzu, le habla Merlon-saludo el anciano- realmente me apena pedirle esto teniendo en cuenta que acaba de salir de su celo-prosiguio- pero se a solicitado la presencia de antiguos miembros de los héroes de karmaland en distintas localidades, Vegetta, Willy, Staxx y Alexby ya confirmaron su asistencia, solo falta usted joven luzu.

El castaño se apoyo en la pared, sintiendo su fuerza abandonarle, no sabía que sentir al respecto, por un lado estaba feliz, podría irse, tener a su bebé y volver con el cuento de que era un niño adoptado, pero por otro lado, quería estar en su nido, con el olor de su manada rodeandolo, quería sentirse mimado y cuidado, pero eso conllevaría a que él se entere de su embarazo y era algo que sinceramente prefería evitar

-¿Cuando seria eso?- pregunto, deslizándose por la pared hasta quedar sentado en el suelo, no tenía ni las fuerzas ni las ganas para pasar el resto del día despierto

-de aquí a tres meses, se requiere una ardua preparación, pues estarán fuera de seis a ocho meses, necesitamos gente que cubra sus puestos

-ya veo........confirme mi asistencia señor Merlon

-Maravilloso Joven Luzu! Gracias por su tiempo y comprensión, adiós!

-un placer hablar contigo Merlon, Adiós

Cuando el anciano colgó, ni siquiera intentó volver a colocar el teléfono en su base, simplemente lo dejó colgando por el cable, no podía importarle menos.
No sabe cuánto tiempo estuvo sentado en la cocina, con las piernas retraída y su rostro oculto entre sus brazos, pero cuando levantó la mirada pudo ver como el sol se ocultaba en el horizonte.

Con un suspiro comenzó a levantarse, tuvo que aferrarse a la isla de la cocina cuando un fuerte mareo casi lo tira, tenía que cuidarse si no quería sufrir el y su bebé, el pensamiento de estar solo nuevamente inundó sus ojos de lagrimas, sentía su garganta cerrarse, se supone que debería estar con su pareja, quien lo cuidaría para que no caiga, le haría de comer y cumpliría sus gustos. Pero ahí estaba, solo en su gran mansión, llorando como un bebé mientras se aferra a lo único que lo mantenía cuerdo en esa situación, el niño creciendo en su vientre.

Unos minutos después, cuando los nervios ya no estaban a flor de piel y no sentía que se desvaneceriá en cualquier momento, se levantó de donde estaba, camino hasta el teléfono y lo puso en su base.
No esperaba que apenas el teléfono tocara la base, este empezará a sonar, haciéndolo saltar del susto, retrocediendo varios pasos pues sus fieles compañeras, las hadas de la muerte, le gritaban que no tomara el teléfono, si contestaba esa llamada, su bebé no viviría para contarlo, si quería que su hijo naciera no debía contestar.

¡Papi! [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora