14.

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Hoy lo encontré en el pasillo hablando con una profesora sobre temas de la escuela, pase a lado de ellos y el me miró sin dejar de hablar con la profesora, ella después se marchó y el profesor gritó mi nombre:

— ¡Laura! — yo volteé y él se dirigía hacia a mi. Yo sonreí y lo miré a los ojos difícilmente, pues me daba demasiada pena mirarlo, miré sus ojos muy rápido y después baje la mirada hacia su sonrisa, sus mejillas y los hoyuelos que se le formaban

— ¿Qué pasa profe? — pregunté

— Quería decirte que tus calificaciones son las mejores de la clase. No sabía que te gustaba la materia

— En realidad no me gusta, pero cumplo con todo lo que usted nos deja en clase

Si, así es, le hablaba de usted

Él río nerviosamente y se puso rojo como pimiento

— ¿En serio no te gusta? — preguntó apenado

— En verdad, pero trataré de aprender algo bueno. Me tengo que ir, tengo clase de Cívica — di media vuelta y me fui

Él se quedo ahí sin decir nada, pero por alguna extraña razón sabía que estaba sonriendo.

Yo iba a tener un ataque de nervios si seguía frente a él, así que me fui rápidamente de ahí

Pero ahora, más que nunca, estoy segura de algo, Sebastián, el profe de Matemáticas provoca algo en mí, nervios y como Valeria diría, mariposas en el estómago.

Tú eres mío.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora