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La pastilla suele darme sueño, adormecerme y hacerme caer en mi cama sin más. Mi cuerpo comienza a pesar, apenas puedo mover mis dedos para escribir, miro a mi alrededor buscando la atención de aquellas aves que vuelan detrás de mi ventana. Quizás no debí haberle dicho que nos veríamos, el sueño me envuelve y luego queda plantado. No entiendo porque mi cabeza se esfuerza en darle vueltas al asunto, suelo golpearme y rasguñarme cuando no encuentro un modo de desquitar esa ira con otra persona.

No los veo, no estoy tan loca, solo los escucho. Una es la de un hombre, mucho mayor que yo, me da miedo. Le temo a esa voz por sobre las demás, es aquella que les da autoridad a sus dichos, suele gritar fuerte y claro. Ni las manos en mis oídos pueden acallarlo, es realmente aterrador, si tuviera un cuerpo, seguramente su maltrato no serían simples palabras. Otra es la de una niña, la detesto, suele burlarse con aquella risa. Es la que inicia todo, comienza a discutir lo que pienso, afirma que nada de lo que haga importa realmente. "-¿Es que piensas que alguien va a leerte? ¿A ti?-" repitió aquello hasta el hartazgo, no, mejor dicho hasta que tomé la pastilla. 

No tienen descanso, discuten todo el día, empiezan a pelear entre quien puede sacarme más lágrimas. Buscan explotar cada debilidad, debilidades que tengo que mantener ocultas, ya soy grande. No soy una niña, debo ser fuerte, debo hacer que todos estén orgullosos. Así me lo inculcaron, me dijeron varias veces que sea aquella chica educada, que tendría una buena vida.

"-Hey, raro verte a esta hora

-Uh, yo solo...

-¿Escribiendo? Parece que esta vez planeas algo en grande

-Digamos que algo así, ya estaba por irme a dormir, no estoy muy bien.

-¿Qué te ocurrió? ¿Estás bien?

-Lo estoy, solo, debo dormir un poco. 

-Descansa, cualquier cosa puedes contarme. ¿Quedamos para más tarde?

-Claro, no me lo perdería. Adiós, gracias...

-¿Gracias?

-Lo siento, es que, me ayudas al preocuparte por mí.

-No es nada, descansa bien, yo estoy para lo que necesites.

-Hasta luego.
Visto 14:35"

Este chico, su nombre es Nahuel, suele ser mi cable a tierra desde hace mucho tiempo. Nos conocimos en un grupo que crearon mis compañeras, desde entonces se ha interesado mucho en mí, suele preocuparse cada vez que me encuentro mal. Vivimos lejos, pero no tiene problemas en venirse a la ciudad si cree que es algo grave. Me agrada, podría decirse que sería mi novio, si mi problema no fuera tan grave.

No quiero que sufra, pero será inevitable si no me olvida, odio entrar en la vida de las personas. Mi cuerpo empieza a desvanecerse, la oscuridad va invadiendo mis ojos, las imágenes se difuminan. Mantengo por poco tiempo la consciencia para apagar mi celular, dejo caer mi brazo, me envuelvo en el frío de otra pesadilla.

VocesWhere stories live. Discover now