Capítulo 5

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El día nuevamente comenzó como cualquier otro. Una voz femenina lo llamaba desde el otro lado de la puerta, tocando de una manera poco ruidosa la ya nombrada.

-Cariño, arriba, el desayuno está listo. -canturreo suave su madre, esperando una respuesta.

-Ya bajo mamá, estoy tendiendo la cama. -Esas palabras fueron suficientes para que la Linda Storch se aleje de la habitación, dejando a su hijo acabar con sus asuntos.

No tardó más de cinco minutos en bajar. Ya había cambiado su pijama por una camiseta Blanca, el sweater celeste de siempre y un jogging verde bosque bastante cómodo, que usaba cuando el clima estaba más fresco de lo usual. También aprovechó para lavar su rostro y cepillarse los dientes, mientras que el cabello se limitó a peinarlo

-Buenos días papá, buenos días mamá. -saludó a ambos con un beso en la mejilla y se sentó en su lugar, bebiendo del maravilloso chocolate caliente que le preparó su madre. Estaba acostumbrado a ese ambiente cálido y familiar desde siempre. Sabía que aunque sus padres fueran sobre-protectores y estrictos podría contar con ellos. El menor de los Stotch amaba a su familia, inclusive a su agresiva y difunta abuela, ya que eran lo único que tenía, y por nada del mundo cambiaría esa forma de pensar.

Desayunaron en silencio, solían contarse las cosas a la hora de la cena. El señor Stotch acercó en el auto a su hijo unas cuadras para que el trayecto a la escuela no fuera tan largo. Se despidió de él y marchó rumbo a su empleo.
Leopold caminó la corta distancia que le faltaba para llegar al establecimiento. Se disponía a entrar hasta que una la voz masculina lo detuvo.

-Hey Butters, ¿Qué tal? -McCormick llegó unos segundos atrás, y apenas lo divisó fue hasta él.

-Buenos días Kenny. -Le sonrío para luego entrar al lugar caminando a su lado.

Se dirigieron al salón respectivo de ambos. Compartían la clase con sus viejos compañeros de primaria, con unas pequeñas excepciones, como lo eran Clyde, Kevin y Red, quienes se fueron a estudiar a Denver. 

Se percibía la tensión que traía el rubio mayor consigo, y conociendo las preocupaciones que tenía, Stotch decidió quitarle el peso de encima. 

-Si necesitas hablarme de algo puedes hacerlo, no te juzgaré. -Al oír eso Kenneth suspiró. 

-¿Puedo contarte lo que sea?, ¿Cualquier cosa? -alzó una ceja cuestionado al menor, deteniendo su paso.

-Si Kenny, lo que quieras. -Aquellas preguntas lo confundieron, no entendía muy bien lo que su amigo escondía. -¿Ocurrió algo malo?

-No es algo exactamente malo, es más bien. . . Curioso. Necesito tu consejo. -Desvío su mirada apenado. No era de esas personas que dudasen de sus decisiones, o necesiten consejos. Pero en esos momentos no estaba seguro de qué hacer.

-Oh, tú sólo dime y yo trataré de darte el mejor consejo que encuentre. -Le alegraba que Kenneth confiara en él como para pedir ese tipo de apoyo, no negaría ni un segundo hacer lo que tuviese al alcance de sus manos para ayudar.

-Bien, pero vamos al salón, aquí no me convence mucho. -Se adentró hasta el curso en el que ambos estudiaban, hablar en los pasillos con alumnos rodeándolos no era agradable, esperaba que nadie más los escuche, prefería tener su privacidad.

- Ya puedes soltarlo. -Leopold se dirigió hasta su respectivo asiento y dejó su mochila, poniendo toda la atención en su amigo.

-Crees que, si le cuento a mamá este problema, ¿Podría ayudarme? -Tardó unos segundos formular las preguntas. Que Butters ahora recuerde la manera en que murió la tarde del día anterior le dio una pequeña esperanza, pero tenía en claro que ilusionarse no le convenía, las posibilidades de que otra persona recuerde eran del 30% a lo mucho.

Dear Rabbit. [Kenny x Butters.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora