-Bueno... agradezco que no sea Alejandro, ese sí es feo y con bolas.
-¿Y yo pedí tu opinión?
-No pero aún así la doy porque soy arrecha.
-Yo creo que Diana intenta decir que -Comenzó a aclarar Ana- quizás tienes que admitirlo.
-¿Admitir qué?
Sonrieron.
-Por eso es que uno no dice nada de amor, uno siempre se lo tiene que guardar.
-Quizás es la falta de comida que te tiene así -Opinó Alejandra.
-Sí, yo creo, ayer cené un solo pan de bolita y hoy desayuné lo mismo, creo que me voy a morir y eso no es nada comparado a lo que pasan otras personas -Puse mi cabeza sobre la tabla del pupitre.
No la puse, más bien me di senda e coñazo.
-A lo que decíamos, ¿es el mismo amor que siento por José? -Preguntó Karla sonriendo.
-José no te quiere, acéptalo...
-Marian...
-COÑO E LA MADRE, KARLA, APENAS PASARON DOS HORAS DESDE QUE TE DIJE, YA CÁLMATE.
-Pero uy.
-¿No tenemos más clases, verdad? -Pregunté.
-Nop.
-Me voy. Me duele la cabeza horrible...
-Aww, tanto amor le hace doler la cabeza.
-Callate la jeta, Ale -Me levanté del pupitre y fui a la puerta-. Chao, chamas.
Me apresuré a salir del colegio para evitar encontrar a ciertas personas... Pero como siempre, la sal mia es arrecha.
-¿Te vas tan temprano?
En contra de mi voluntad tuve que mirarlo, y para que no sospeche...
Lo miré mal. -Ya salimos, muchacho mongólico.
-Tú sí eres...
-Me siento mal, coño.
Se quedó callado cuando hablé.
-¿Quieres que te acompañe?
-Sí como no. Capaz y a mitad de camino me lanzas pal monte y me matas.
-Tienes pinta de que vas a desmayarte, no sé, pasarás pena si te vas sola y eso pasa.
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Tiene razón, nada de esta situación me beneficia, yo comiendo mal y sintiendo martillazos dentro de mi cabeza.
Todo esto es un complot que Maduro tiene en contra de mí.
