capítulo veintinueve:

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ocho de abril : parte uno

-¿Para qué me haces venir a esto? -Pregunté sentada en una orilla de la redoma-. Somos menores y...

-Y quizás de nosotros dependa esto.

-Tengo miedo, esta vaina siempre se prende.

-Pero un poco de emoción no le viene mal a nadie.

-Tú tienes que ser marico.

Rió.

Me puse la bandera de capa porque me estoy quemando y probablemente llegue a casa negra o roja. Lo que pase primero.

Siempre me desmayo en estos casos en donde el sol brilla más que yo... porque claro... diva siempre.

Pero igual, si se prendía esta vaina era yo la que iba a seguirles la guachafita. Se prendió.

-Quería ver si en serio eras tan arrecha.

Lo miré mal. -¿Esta era toda tu guachafita? No me jodas marico.

-Es tu país...

-Yo sé... ¡Pero me sacaste de mi casa a las siete y media! ¡ESTO EMPIEZA A LAS DIEZ!

-Decía nueve, no vengas tú.

-Nueve mientras llegue la gente.

-Ah, claro. Ya entendí. Por lo menos cargas lo que te dije.

-Menos vinagre. Imagínate si esa vaina se bota aquí adentro -Jalé más el bolso hacia mí.

Paños, agua, paños con agua, caramelos por sí me da una baja, lentes y más agua.

No me malinterpreten. Amo venir a estas cosas. Pero estoy traumatizada desde el 2014 que estuve sola en medio de una protesta porque perdí a mi papá, me eché a correr y no sé exactamente como terminé en el colegio si estaba en la Avenida Bolívar, un kilómetro creo. Tragué bomba que jode.

Tenía trece años y eso empezó de la nada... que arrecho como pasa el tiempo.

-Cualquier vaina tú te quedas conmigo.

-De bolas... además Karla es muy pajua pa correr. Menos mal que se viene con José.

-Bueno. No vas a correr lejos.

-Sie, si lanzan una vaina mínimo me vuelves a ver en el Sambil. Tenemos que tener un punto de encuentro donde no haya nadie, por si acaso.

-¿El colegio? Nadie se mete por esas calles un fin de semana.

-Lo certifico -Hice una mueca-. Igual, de ninguna manera te dejaré solo.

-Tú corres nojoda, ¿qué pendiente vas a estar mío?

-Tú mismo te contradices.

-Cualquiera de las dos opciones son buenas...

-Por alguna razón me recuerdas a Cat Noir.

-Que bella.

En la redoma tenían música, había gente, mucho más que antes. Banderas de Voluntad Popular, Primero Justicia y otros partidos.

Shawn y yo veníamos de negro a diferencia de la mayoría de las personas personas aquí.

No me sorprende si llegan alcaldes o diputados de aquí. Yo ya los conozco, mi mamá los conoce, y yo siempre ando con ella, por eso.

Mi mamá está trabajando, no sería un problema para mí llegar hasta allá, el peo es cruzar toda la avenida conociendo a los guardias, como siempre terminaría en una mala situación.

Sábado ocho de abril. Porque de paso esto es al día siguiente de los quinces. Llegue a las una de la mañana y creo que dormí solo cuatro horas.

-Chama -Llegó Karla de la mano de José.

-Hola -Sonreí-. ¿Dormiste?

-No he dormido. Parezco muerta capaz.

Reí.

Para cuando la marcha empezó, estaba tranquilo. Por toda la avenida normal. Para antes de llegar al campo bloquearon la vaina.

Por culpa de Karla estábamos casi de primeros. Es decir que estábamos jodidos.

Yo ya estaba cagada.

Estaba pensando en qué coño e madre iba a hacer para escapar en el peor de los casos.

Shawn no soltó mi mano en ningún momento. Hasta ahora.

-Quítate la bandera de ahí -Me dijo-. Te tapas la cara.

Por andar pensando en mariqueras no entendí lo que dijo hasta que vi gente devolviéndose.

-Y corres, me haces el favor.

Me empecé a asustar.

La gente estaba muy misteriosa al frente.

No p-UNA BOMBA LA PUTA MADRE.

Corrí lejos de ahí pero me detuve cuando me acorde de que dejé atrás a tres personas.

Me picaban los ojos, y si me quedaba iba a ser peor.

La bandera se volvió mi máscara.

Esperé un par de segundos, pero no los vi y esto era un desastre.

La Salle...

Me lancé a correr por las calles, dejé la avenida porque ajá.

-¡MARIANGÉLICA! -Escuché el grito de un chamo... esperé que fuera Shawn pero era José.

-¡¿Dónde está Shawn?! ¡Creí que estaba contigo!

-Lo perdí -Hizo una mueca de frustración.

Suspiré intentando calmarme, pero no pude.

Saqué una botella de agua y se la di a Karla que estaba medio asfixiada.

Intenté llamar a Shawn. No me preocupaba mi teléfono, estamos claros que los malandros esos están dando guerra por allá.

-¡Shawn! ¿Dónde estás?

-¿Dónde estás tú?

-Por el colegio, la calle donde está el preescolar ese...

-Dale pues. -Me colgó

Al minuto lo vi aparecer.

-¿Tú qué te hiciste? Creí que venías detrás de mí.

-Venía... pero te perdí de vista y me devolví...

-Coño pero nojoda tú. Tú me dijiste que corriera.

Ahora que lo pienso, que milagro que no me doblé el pie.

-¿Ahora pa dónde? No hay calle que cruce para otra parte que no sea la avenida -Dijo Karla-. Tengo alto miedo, me pica todo.

Y no era la única, tengo ganas de llorar y no sería raro que tuviera los ojos rojos.

-Estamos cerca del trabajo de mi mamá... -Me quité el bolso y guarde la gorra y la bandera.

-Según tú, ¿por dónde vamos a entrar? La única entrada es por la avenida.

-¿Y el estacionamiento? -Alcé una ceja.

Pensé en todo eso pero una parte de mí quería a ayudar a los heridos que seguramente habían.

No fue para nada que participé en cursos de primeros auxilios.

Living In Patria ✧ Shawn M.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora