ONE SHOTS • joshler

marriage anniversary

El veintiocho de marzo del 2017, Tyler y Jenna cumplían dos años de casados, pero al parecer Tyler tenía otras cosas de las que preocuparse.

cantidad de palabras: 1520.

_______________

Eran las nueve de la mañana y Tyler aún no regresaba.

La noche anterior, Jenna casi no había pegado un ojo pensando en lo que Tyler haría por su segundo aniversario, pero ahora, recordando el primero, sentía que algo andaba mal.

Tal vez Tyler había decidido no despertarla con el desayuno en la cama ésta vez. Tal vez había decidido sorprenderla de otra forma en alguna otra parte de la casa, pensó. Pero, luego de revisar por todos lados, su hogar estaba en perfecto orden y su marido estaba ausente.

Sin más, preocupada ante la idea de que el moreno hubiera tenido un accidente -o hubiera olvidado aquel importante día-, tomó el teléfono y llamó a la casa de Josh, donde Tyler dijo que estaría.

Jenna estaba segura de que el castaño había acudido con el teñido para pedirle algún consejo útil para poder organizar mejor las cosas, pero no sabía que estaba completamente equivocada.

Lo único que Tyler y Josh habían hecho fue ver películas, jugar videojuegos y comer comida chatarra toda la noche.

Entre reflexiones, la rubia teñida perdió la noción del tiempo y de sus acciones, y pronto fue consciente de que había llamado seis veces. Al parecer, no obtuvo respuesta en ninguna de ellas.

Casi fuera de sí, con lágrimas inundando sus ojos, la mujer dejó de insistir.

Casi corrió hasta su alcoba y se vistió lo más rápido que pudo, para luego salir e ir hasta el auto en un abrir y cerrar de ojos.

///

"¡Mhm-...!", gimió Tyler, apretando sus labios, intentando contenerse aunque sin éxito. Al escucharle, Josh cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás, sin dejar de dar estocadas con su miembro.

La pose en cuatro en la que Tyler se encontraba -recargando todo su peso sobre sus extremidades-, favorecía a que Josh rozara incontables veces el punto débil del menor, haciéndole estremecer y temblar bajo su agarre.

Ninguno de los dos sabía ni entendía cómo es que habían llegado a esa situación, pero les había parecido mala idea detenerse una vez que habían empezado.

La luz del día que entraba por los grandes ventanales no les encandilaba tanto como la lujuria del momento, aquella que les consumía por dentro desde que se habían visto por primera vez hacía años y que habían sepultado durante tanto tiempo con extremo disimulo.

Un grave gemido se escapó de entre los labios del mayor, quien se aferraba a la piel de las caderas de Tyler con sus uñas, aunque intentaba no apretar muy fuerte para no hacerle daño.

Los chasquidos producidos por el impacto entre las pieles de ambos resonaba en el enorme cuarto del más pálido. Las sábanas blancas yacían desparramadas por doquier -menos sobre la cama- y ambas almohadas se encontraban debajo del cuerpo de Tyler. Él mismo las había colocado allí con el único objetivo de excitarse aún más, sin saber que ni siquiera las necesitaba porque era prácticamente imposible que estuviera más excitado.