Echarme agua fresca en la cara por las mañanas era algo esencial para terminar de despertarme. Me abroche el sujetador y coloqué una blusa de color rosa pálido sobre mi cuerpo. Nada más hacerlo, mis cinco sentidos se despertaron, haciéndome recordar felizmente el sábado. Conforme en mi mente se visualizaban todos y cada uno de los minutos que completaban esa perfecta declaración, más ganas tenía de verle.
Estaba muy feliz. Eso era innegable, había imaginado muchas veces como sería tener algo juntos, algo formal. Pero nunca vi una clara posibilidad de que se convirtiera en realidad. Una realidad que me hacia sentir muy dichosa.
Sara se quedó a dormir con Ryan el sábado después de la fiesta, y no regresó de nuevo hasta el Lunes por la noche, cuando yo me encontraba plácidamente dormida en mi cama. Sí, me había dejado todo el domingo sola. Y su única excusa cuando hablamos por teléfono fue:
"Ryan me tiene secuestrada, no es mi culpa. Te quiero"
Él lunes estuve dando una vuelta por el centro con Alis y Brit.
Obviamente no me podía resistir a contarles todo lo que había pasado con Justin. Sus caras al enterarse eran para enmarcarlas en un cuadro, eran realmente graciosas. Me dieron la enhorabuena y se alegraron muchísimo.
Por otro lado la relación entre Trey y Brit iba genial, seguían igual de bien que siempre. Y con respecto a Alis, sus ánimos estaban bajos, pues entre ella y Nate no había avance. Ninguno se atrevía ha hablar, ni ha dar el paso. Lo único que le aconseje es que si realmente le importaba debía arriesgarse y saber por fin que iba a pasar entre ellos dos.
Cenamos en un pequeño restaurante y al terminar volví a mi solitario apartamento sin Sara.
Y hoy, como no, después de casi tres días sin hablar con ella, me esperaba uno de sus típicos cuestionarios mañaneros. Por que estoy segura de que estaba deseando saber las ultimas novedades.
Me termine de abrochar los vaqueros y subí la cremallera de las botas que me había puesto. Llegué a la cocina y divisé a Sara, mirándome intrigada y siguiendo todos mis pasos.
-¿Es que no me lo piensas contar? -sonreí maliciosamente.
-Pues no debería.
-Prometo que yo no me quejaré cuando te quedes mucho tiempo con Bieber. -levanto su mano, haciéndose la graciosa. La fulmine. -Y ahora por favor cuentame lo que paso, por que Ryan no ha sido muy explicito que digamos.
-Esta bien...-me hice la interesante, para fastidiarla un poco.
-!Venga¡ -dijo ella. Solté una pequeña carcajada. Termine de tragar la cucharada de cereales.
-Estamos juntos. -respondí con una sonrisa inmensa de felicidad en mi interior. Y intentando sonar casual por el exterior. Sara empezó a toser.
-Oh dios mio. No me lo puedo creer. -se acercó a mi de un brinco. -¿Es enserio?
-Sí, lo es. -dije entre carcajadas, ante su reacción.
-Me alegro muchísimo. Ya era hora de intentarlo. -dijo ella.
-Estoy muy contenta. -dije alargando el adverbio, mientras rebosaba felicidad. Realmente no podía estar más contenta. Las cosas últimamente no podían ir a mejor.
Parece que todo comenzaba a tomar un camino fijo, sin descarilarse.
-Oye, ¿Te ha dicho Bieber algo de la fiesta de nochevieja? -pregunto.
-No, ¿Qué fiesta?
-Es una fiesta que se hace todos los años en uno de los grandes edificios de la ciudad. Va muchísima gente. Ryan va a ir, y yo con él. ¿Iréis vosotros?
