Narra Justin.
Un mes después.
El tiempo vuela, pasa tan rápido sobre nosotros, alrededor de nuestras vidas que ni siquiera nos damos cuenta. Y eso, en algunas ocasiones es bueno y en otras malo, nefasto. Es algo difícil de entender, pero, a quién no le ha pasado qué, cuando está ansioso por algo, cuando esperas algo; una fecha, ir a un lugar, la llegada de algo o alguien, el tiempo pasa terriblemente lento. Sin embargo, cuando no queremos que algo suceda que algo llegue, o que una fecha se aproxime el tiempo vuela. Literalmente, como el viento, rápido y sin que apenas podamos verlo.
Un mes había pasado, un mes exactamente. Y lo sabía por que me encontraba viendo las fotos que nos hicimos yo y Melissa en la cabaña cuando le di la sorpresa. En la fotos me indicaba la fecha exacta, que coincidía con la de hoy, solo que un mes después.
Suspire.
Lo peor de la situación era que Melissa todavía no tenía ni idea y cada vez me quedaba menos tiempo para decírselo. Y sé que cuando se enteré no le hará ninguna gracia que se lo haya ocultado, pero creo que así sera mejor. De esta forma no estará dándole vueltas a la cabeza. Solamente el día que se enteré, que supongo y tengo pensado decírselo una semana antes de irme más o menos. No sé, mi cabeza era un autentico y jodido lio. Una madeja enredada y sin muchas salidas.
Aparqué frente al estudio, donde había quedado hace unos diez minutos con Scooter, pero el trafico me había traicionado, como siempre en Los Ángeles.
Cerré la puerta del coche y justo entonces mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo.
-Cariño. –la voz cantarina y dulce de mi chica me hizo sonreír.
-Rubia. –lamí mi labio-. Buenos días.
-Bueno días. ¿Comemos juntos? –pregunto-. Te echo de menos. –alegó. Me reí entre dientes ante eso, teniendo en cuenta que hacia menos de un día que no nos veíamos. Aunque debo decir que estos últimos días había estado bastante ocupado con pequeñas sesiones de fotos, atendiendo asuntos y arreglando un par de cosas con Scooter.
-No puedes vivir sin mi eh, rubia. –bromeé.
-Oh Bieber, no me vengas con esas. Eres tú el que no sabe vivir sin mi. -ella continuó la broma.
Ambos carcajeamos.
-En realidad tienes razón. –acepte. Ella rió levemente.
-Bueno, qué, ¿Aceptas mi propuesta? Tengo que decirte algunas cosas.
-Sabes que estoy deseando verte, realmente. Pero tengo una reunión ahora mismo con Scooter y creo que comeremos juntos.
-Jo. –podría imaginar su cara ahora mismo, haciendo uno de esos pucheros tan adorables.
-Pero ¿Que te parece esta noche? –propuse.
-Hm... –ella pensó-. Esta bien. Ven a mi apartamento. –dijo.
-Genial rubia, te veo esta noche.
-Perfecto.
Entre rápidamente al estudio y saludé a Scooter. De nuevo estuvimos hablando del tour. Casi estaban terminado los preparativos. Pasamos gran parte del tiempo eligiendo el orden de los países del tour y las canciones que iba a cantar. Pedimos a domicilio comida china y tras comerla, pasamos el resto de la tarde escogiendo a los bailarines y preparando coreografías.
