Capítulo 47.

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-Para. –me negué.

-Oh, vamos, rubia. –hizo un puchero irresistible. 

Negué, sonriendo divertida, con la cabeza. 

-Por favor. –rogó. Le miré enternecida, siempre conseguía lo que quería. Él sonrió triunfador-. Venga, ven aquí. –agarró mi cintura y me colocó entre sus piernas. Yo quedé sentada como un indio. 

Durante la noche, ambos nos desvelamos y tuvimos una conversación madura sobre lo que había pasado. Él se explicó y mi opinión cambio conforme sus palabras salían de su boca. No había sido exactamente culpa suya todo este lio, aunque también se disculpo –demasiadas veces– por haber dejado que todo esto pasara y por hacerme sentir mal. Finalizamos el tema con palabras enternecidas y entre besos adormilados hasta que nos volvimos a dormir juntos. 

Y ahora, que eran sobre las once de la mañana, habíamos despertado entrelazados. Justin, en un arrebato mañanero, había tenido una idea un tanto... rara. Pero que despertaba mi curiosidad. 

Me recolocó entre sus piernas y apartó el pelo de mi espalda con suavidad. 

-Ayúdame. –pidió, cogiendo los bordes de una de sus camisetas que llevaba puesta. Alcé mis brazos y la sacó de mi cuerpo, tirándola al suelo. Acarició con la yema de sus dedos mi espalda, recorriendola lentamente. Dio un pequeño beso en mi nuca descubierta. Mi piel se erizó. Sus dedos rozaron el enganche de mi brasier y con delicadeza lo soltó. Yo, instantáneamente lo sujeté de la parte de delante, para no descubrir mis pechos. En esta situación, me daba vergüenza. Justin marcó un camino de besos pausados desde mi nuca hasta donde estaba anteriormente el enganche de mi brasier. 

Observé el pequeño botecito de eyerliner en mi mesita de noche. 

-Creí que me ibas a escribir. –sonreí débilmente-. Esto no es escribir. –informé, mientras mi piel se erizaba. Sus besos no cesaban. 

-Esto es mucho mejor... –musitó él, con voz ronca. 

-Justin...

-Esta bien. –besó mi hombro y seguidamente alcanzó el pequeño botecito de eyerliner. 

Acarició una ultima vez mi espalda y se rió suavemente. El pequeño pincel de eyerline chocó en mi piel y Justin comenzó a trazarlo en ella, desde un poco más abajo de mi nuca. Sentía mi piel erizarse con el tacto de la tinta fría en mi piel. Era una sensación agridulce; el frío de la tinta me hacía estremecer y el tacto fundirme en un sencillo y pequeño placer. 

-Esta fría... –musité. 

Justin rió débilmente y frotó mis brazos. Besó la parte superior de mi cabeza y pegó su cuerpo más al mío. 

La tinta de nuevo estaba sobre mi piel, trazando algo que no sabía muy bien como descifrar –por más atenta que estuviera– no tenía ni idea. 

Decidí relajarme cuando me acostumbre al frío de la tinta, y ahora solo sentía los suaves trazos del pincel acariciando mi espalda. Mis parpados se cerraban lentamente y la paz y relajación invadían mi cuerpo. 

Una pequeña y apetecible idea rondó mis pensamientos. 

-Justin... 

-¿Hm? 

-¿Por que no cantas?

-¿Ahora? –cuestionó.

-Hm. –asentí. 

-Dime una canción. –dijo.

Negué con la cabeza. 

-Se original, cariño. –él se rió. 

By your side. {Justin Bieber} {TERMINADA}Where stories live. Discover now