Capítulo 8

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Ethan tenía que irse, no importaba lo desesperadamente que lo necesitara. Thomas había sido su primer beso, su primer orgasmo y su primera mañana en la cama de otra persona. La noche que habían pasado juntos lo había guiado durante los últimos cinco años.

Había intentado evitar a los hombres y mujeres con la personalidad como la de Thomas, pero había perdido la batalla. Había enamorado a mujeres poco pretenciosas, aunque siempre acababa teniendo aventuras con hombres encantadores y carismáticos. Pero ninguno, no importaba lo exitosos, guapos o encantadores que fueran, estaban cerca de compararse a las pocas horas que había pasado con Thomas.

Solo una persona loca lo habría besado para hacer una prueba.

¿Cómo podía haber olvidado que el deseo y la vergüenza hacían una pareja tan horrible y que el deseo siempre ganaba?

No había sido capaz de contenerse, entonces lo había lamido, mordido y él no había hecho nada, ¡nada! Entonces le había dicho: ¿Tienes idea de cuánto te deseo ahora mismo? —y una esperanza loca tomó vida en Ethan.

Era un adulto esta vez. Podía tomar lo que quería y marcharse entero ¿cierto? Tal vez un beso fuese poco para romper la tensión sexual en la que estaban. Quizá podrían volver a caer en el hechizo de la lujuria y después de ello, con toda probabilidad, los dos se mirarían y percibirían que lo que habían empezado la noche de la graduación no era la gran cosa que pensaban que era.

Una vez que los besos saliesen de su camino, simplemente trabajarían juntos para reconstruir su imagen y para la aprobación de su jefe y después seguirían caminos separados.

No tendrían que volver a verse, sin reproches ni remordimientos esta vez. Ambos eran adultos, obtendrían lo que querían y podrían seguir adelante.

Bien, dijo su corazón, pero Ethan no lo oía, porque estaba muy ocupado esperando poder convencerlo sobre aquello de quererlo era solo en los negocios.

Entonces miró enfadado las fotografías de Thomas con todas esas mujeres, una después de otra. Cada mujer afortunada que había tenido la suerte de estar con ese magnífico hombre. ¿Cómo había podido creer que Thomas lo desearía a él, cuando podía conseguir mujeres tan hermosas como todas esas?

— No puedo creer que voy a tener que recordarte como besar a tus fans. ¿Cómo puedo enseñarte si no actúas como lo haces normalmente? —dijo Ethan, volviendo nuevamente a los negocios y dejando atrás su episodio. Necesitaba concentrarse en otra cosa que no fuera Thomas y lo bien que sabían sus labios.

— Siempre he respetado a las personas que se toman su trabajo en serio. —murmuro Thomas.

— Gracias —dijo Ethan, distraído aun mirando las fotos de Thomas y todas aquellas mujeres, entonces un momento siguiente sintió como Thomas lo empujaba contra el brazo del sofá y hacía que se quedara sin respiración. Su lengua le invadió la boca y le enseñó cómo bailar nuevamente, mientras las grandes y fuertes manos luchaban para conseguir una mejor posición entre sus piernas.

— ¿Es esto mejor? —murmuró cuando llevó la boca hasta el lugar sensible de su oreja y mordió suavemente.

Ethan no podía responder; su cuerpo entero ardía. Felizmente, las manos de Thomas estaban igual de malcriadas que su boca. Thomas tomo las caderas de Ethan y lo atrajo contra él.

Estar reclinados contra el brazo del sofá no era una buena posición, así que Thomas los movió hasta que Ethan quedo sobre su regazo con las piernas extendidas a sus costados. Ethan apoyo sus manos en el cuello de Thomas para poder obtener mejor acceso a su boca mientras se basaban y las manos de Thomas viajaron por su cuerpo, desde su pecho, su cintura, posándose momentáneamente en sus caderas hasta bajar a su trasero.

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