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Jóvenes adinerados, con ropa cara de Armani y el olor de perfumes que van desde un Annick Goutal Eau d´Hadrien hasta un Les Larmes Sacrees de Thebes.

Cada quien en un automóvil, desde un feroz Galgo Diecast hasta un seductor y galante viper srt10, todos sin placas, el aura de poder era perceptible, sus lentes oscuros también eran caros, siendo los más baratos unos D&G, las calles oscuras eran testigos de sus presencias; viendo a los hijos de las personas más ricas de aquella megalópolis.

Si aquello ya era para sorprenderse, por ver a personas de ese estatus en los barrios bajos fue más sorprendente ver como aquellos caros autos se estacionaban frente a un prostíbulo, como aquellos jovenes vestidos de Armani y Gucci a medida entraban a un lugar de tan bajo estatus.

La madrota, una mujer vestida con "harapos" y con un perfume cutre que molestaba la nariz de los chicos les saludo con una sonrisa dentuda, sus dientes eran amarillentos, los chicos quitaron sus lentes con cierta seriedad, la única chica del grupo escudriñaba expectante el lugar, habían mujeres bellas, con cuerpos bien esculpidos, habían otras con cuerpos que daban pena, pero al final todas eran mercancía.

La madrota pregunto por lo que buscaban, un chico alto y fornido, vestido de Gucci y de lentes Luxiator Style 23 Buffalo sonrió mostrando una sonrisa que sería la envidia de cualquier modelo de comercial de pasta dental, su sonrisa era claramente opacada por unas marcas en su rostro, las cuales atravesaban su mirada.

—Sera la despedida de soltero de un amigo, así que queremos la mejor mercancía— su voz rasposa y grave resonó en el lugar, el chico peliblanco y de ojos amarillos veía expectante a la mujer que en ese instante libraba una batalla para no dejarse intimidar por el joven.

—Necesito que sea más específico— la mujer estaba a punto de ceder ante la montaña humana que tenía enfrente

—Necesitamos que nos de a todas sus prostitutas vírgenes— interrumpió un chico de ojos verdes, vestido de Armani y con lentes Moss Lipow, los ojos de la madrota se abrieron de par en par, una sonrisa maldosa de asomó ligeramente, molestando a algunos de los presentes.

—¿Y cómo van a pagar? ¿Me dejaran esos caros automóviles? ¿Aquéllas joyas que cargan?— la sonrisa de la mujer se borró al ver las caras de pocos amigos de los presentes, uno de ellos, delgado, cabello blanco y ojos amarillos, al parecer familiar de la montaña de músculos le arrojó con fuerza a la cara una maleta, al abrirla encontró demasiados fajos de billetes, billetes de buena denominación, la mujer estupefacta fue rápidamente a por todas las chicas jóvenes que pudo, muchas de ellas tenían la mirada temerosa y pérdida, otras tenían una mirada depredadora.

—Dijimos virgenes— habló por primera vez la joven que los acompañaba, viendo con desdén a la mujer, su mirada verde era penetrante y amenazaba tácitamente a la mujer.

—Son vírgenes, todas y cada una de ellas— mintió, cosa que enfureció a los adinerados

—Si mientes, haremos que este chiquero arda, y tu con el. ¿Capisci?— amenazó el chico de ojos verdes, la mujer asintió con duda, nadie noto cuando la joven de ojos verdes desapareció, tampoco notaron cuando ella descubrió que dentro de una de las habitaciones de aquel lugar había una chica, virgen al parecer, llamó la atención de la madrota golpeando el suelo un par de veces con su pié.

—Recuerdo que mi amigo dijo TODAS— Su mirada verde cumplió el objetivo de intimidar a la mujer, la cual sacó a la chica que había ahí, a tirones y entre llantos la chica salió de su escondite, una chica de esbelta figura, alta, buenas proporciones, un rostro con rasgos aristócratas, algo demacrados pero apreciables.

—Son todas... pero tienen que regresarlas pronto— advirtió la mujer con seriedad —ellas ya son propiedad del establecimiento— dicho esto la mujer se llevó la maleta llena de dinero mientras que los chicos subieron a los automóviles a las chicas, que eran 13 en total, una vez casi todas listas había un pequeño inconveniente, y es que la ojiverde, una chica algo mimada y especial con sus cosas se negaba a llevar a una de las chicas (la cual, cabe aclarar lloraba en silencio).

Los Rescatistas (Terminada)Where stories live. Discover now