Capítulo 28

1.1K 67 13
                                    

Cuando el chófer de Ester, llegó a la casa de Carlos. Los dos salimos a despedir a Caín. Carlos le abrazó, y le dio un golpecito en la espalda, de ánimo. Yo hice lo mismo, y le besé en la mejilla. Cuando Carlos cerró la puerta, me abalancé sobre él para abrazarlo.

-No lo aguanto más  -dije entre sollozos-. Me siento culpable, y no quiero veros así. Me gustaría hacer algo para que no os sintáis tan mal, pero me siento impotente. Y no puedo soportarlo. No quiero pasarme mucho tiempo así. Sé que él necesita su espacio, pero yo me siento vacía y sola. No quiero vivir así -no soporto ver a las personas que adoro sufrir de esta manera, por mi culpa. Si no hubiera conocido a Adam, no hubiera pasado nada de esto. Yo seguiría trabajando como las locas, para pagar el alquiler. Y él seguiría su vida de psicópata, secuestrando a gente y viviendo la vida. No se merecía un final así. Nadie se lo merece. Y mucho menos, cuando toma la iniciativa de cambiar.

-Tranquila, todo pasará. Dale su tiempo -acariciaba mi espalda con cariño. Mi respiración se aceleró al igual que mis latidos. Y no podía pararlos. Comencé a quedarme sin respiración- ¿Qué te ocurre? -Carlos me miró horrorizado. Caí al suelo de rodillas, con la mano en la garganta. Me estaba asfixiando. Mi piel ardía, y me salieron sarpullidos morados. Todo me daba vueltas, y poco a poco, la vista se me oscurecía. Ya no distinguía colores o formas. Todo era negro.

Cuando creí despertar. Vi a Carlos a mi lado, sentado en un sillón. Cada vez que abría los ojos, la habitación daba vueltas a mi alrededor. Pero, cuando los cerraba, todo aquel alboroto, se convertía en calma.

-Carlos… -conseguí susurrar con un hilo de voz. No quise ni abrir los ojos. Tenía miedo a que me fuera a pasar lo mismo otra vez.

-¿Estás bien? -no me dio tiempo a contestar. Ya estaba abrazándome- Qué susto me has dado -yo sí, que me llevé un gran susto. Pensaba que me moría. Algo irónico al ser un vampiro. Pero si algo he aprendido, es, que nada es imposible-. Tú también necesitas un tiempo. ¿Por qué no descansas de todo esto? -la oferta era más que tentadora. Pero no iba a hacerlo. Porque Caín me necesita, y él ha estado ahí cuando yo lo he necesitado. Y además, ¿cómo se supone que voy a desconectar? Los problemas me persiguen allá por donde voy. Y aún tengo muchas cosas pendientes.

-Lo sé. Pero aún tengo problemas por solucionar. Sigo sin ver a mi familia, y no tengo idea de dónde puede estar Claudia. Me siento atrapada -por mucho que le diera vueltas a la cabeza, no conseguía llegar a ninguna conclusión. No podía marcharme con mi familia y dejarlo todo así. Alejar de mí a personas que han estado apoyándome en los momentos difíciles. Y a personas que aún me necesitan. Si me voy, significaría dejarlo todo a un lado. Y yo no soy así. Tengo que terminar lo que empecé.

-Quizá hay alguien que te pueda ayudar -Carlos parecía haber dado con mi salvación-. Ester tiene ciertos dones, y seguro que puede dar con Claudia -se le iban a salir los ojos de lo fuerte que lo estaba abrazando. Me entusiasme tanto, que me importó una mierda el mareo-. Aunque, claro, habrá que esperar al momento adecuado -asentí. Supe como él, que había que esperar. Y esperaré todo el tiempo que haga falta, si así consigo ver a Claudia de nuevo.

-Estoy en deuda contigo -Carlos sonrió para quitarle importancia. Sabe lo mucho que esto significa para mí. El recuerdo de Adam se me vino a la mente. Carlos y él, tienen un perfil parecido. Atentos, cariñosos, y sobreprotectores. A veces es emocionante, pero en otras ocasiones, cansa- ¿Por qué no me contó nada sobre su vida? ¿Tú lo sabías? -he llegado a pensar, que no me contó nada, porque en realidad no confiaba en mí. Y pensar eso, me duele.
-Seguro que estaba esperando al momento adecuado. El problema nunca has sido tú, si no, su desconfianza. Le sucede con todo el mundo. Es la única secuela que tuvo desde que mataron a sus padres -agaché la mirada. Pensar en Adam, sufriendo de esa manera, me descolocaba-. Lo he seguido en todas las etapas de su vida. Incluso, cuando tenía un problema, acudía a mí. Tú sabes bien, que tiene sus momentos de desestabilidad, pero cuando vuelve a ser él, se nota. Porque altera a todo aquel que esté a su lado -ambos sonreímos. A veces, Adam se pasaba de gracioso, y teníamos que pararle los pies. No sabía que tuvieran una relación tan cercana. Cuando los conocí, parecía lo contrario-. Siento no haberte contado nada. Pero era su vida, y dependía de él -puse mi mano en su hombro, en señal de que lo entendía-. Lo que te contó, de cómo lo convirtieron, es verdad -yo esperaba que fuese mentira. Y ahora, me cuadra aún más, que siempre haya tenido esa desconfianza-. Jugaron con sus sentimientos fríamente, para hacer un tipo de experimento, y le maltrataron, para que perdiera su humanidad. Querían crear un monstruo, mezclando linajes diferentes. Ester me envió en su busca. Y entre los dos, pudimos estabilizarlo. Volvió a ser quién era -sus ojos se llenaban de lágrimas con cada palabra pronunciada.

Nos pasamos la tarde hablando, y poniéndonos al día. Tuvimos suerte de pillar a Carlos en su casa, porque sus hijos querían llevárselo a Granada de vacaciones. Según Carlos, son amantes de la adrenalina y la nieve. Yo le conté, todos mis trágicos momentos. Nos pasamos las horas de tragedia en tragedia, y riéndonos por ello. Yo intentaba hacer todo esto, más llevadero. Más tarde, Carlos me hizo un tour por su casa. Era esplendida. Con decoración muy moderna, de colores oscuros. Una casa de vampiro de actualidad. Nos quedamos en el jardín, sentados en un banquito de piedra. Nuestras caras eran iluminadas por los rayos de sol que se desvanecían poco a poco. Estaba oscureciendo.

-Te he echado mucho de menos -lo volví a abrazar. Desde el momento en el que perdí a Adam, creí haberlo perdido todo. Pero me he dado cuenta de que no. He ganado muchas personas en las que poder confiar. Pero siento, que la muerte de Adam haya sido el detonante-. Ojalá estuviera aquí….

-Si estuviera aquí. Estaría cagándose en nuestras vidas porque él no puede estar al sol -reímos a carcajadas. Recordando aquellas situaciones, cuando vivíamos juntos. En ese instante, sonó el móvil de Carlos. Me hizo una seña con la mano, y lo cogió. Era Caín. Quería avisarnos de que iba a quedarse unos días con Ester. Lo comprendimos, y no hicimos preguntas. Carlos le contestó que no tenía de qué preocuparse, y que yo me quedaría con él.

-Quiere hablar contigo -me extendió el móvil.

-¿Si? -me lo posicioné en la oreja.

-Gracias -escuché decir a Caín. Jamás en mi vida, me he sentido tan bien, como al escuchar eso.

-Nunca me las des. Sabes que siempre me tendrás aquí -le di a entender, que podía estar tranquilo. No debe preocuparse por mí. Tiene que mirar por él y Ester. Acaban de perder a un ser querido, y deben estar juntos. Es lo mejor para ambos. Espero de corazón, que lo lleven lo mejor posible.

-Ester mandará a alguien a por el cuerpo de Adam -asentí. Yo le había contado dónde lo enterré. Lo más sensato y lógico, es darle una despedida digna. Se lo merece.

-Espero que todo vaya bien -le hice entender, que yo no iría. Ya le había echo mi despedida. Y no quería pasar otra vez por un momento así.

-Una última cosa -presté atención-. No quiero que te preocupes por mí, estoy bien, y pronto nos veremos. Quiero que estés tranquila. Me has ayudado mucho, aunque no lo parezca -escuchar su voz temblorosa, me hizo llorar. Nunca podré ver a alguien dolido, y no conmoverme. Y más, tratándose de alguien a quien quiero tanto-. Estaremos en contacto. Cuídate, te quiero -dijo antes de colgar. Miré a Carlos, e hice una mueca. Había escuchado la conversación.

-Ven. Vamos a comer algo -me indicó que le siguiera. Deseaba que fuese una gran tarrina de helado, porque es lo que necesito. Pero, fue algo mejor. ¡Hamburguesas!

Después de cenar. Como no pudimos dormir, nos pasamos toda la noche viendo películas de todos los estilos. Llorábamos con las dramáticas, cantábamos con un musical, reíamos con las de comedia, nos cagábamos de miedo con las de terror, y nos convertimos en niños de nuevo con las de Disney. Pero, lo mejor de todo, y con lo que me quedo, fue la compañía de Carlos. Él hizo que aquella noche fuera diferente a las demás.

Segundo capítulo y último del maratón. Espero que os haya gustadoo!!
¿Qué os ha parecido la vuelta de Carlos? A mí me ha encantado, estaba deseando tenerlo de vuelta. Es adorable!!!
PD: Aún quedan más sorpresoneees!!!
Y no os olvidéis de comentar si queréis que haga una página o cuenta de la historia. Sobretodo, que me digáis si preferís que sea en Instagram o Facebook.

¡¡¡¡Besiiiis!!!!

La EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora