Capítulo 33

1K 57 14
                                    

Llegué a casa, atormentada. Todos mis fantasmas del pasado, volvieron. Aquellos que me hacían sentir insegura y frágil. Y eran tantos, que incluso me sorprendí. Algo no encaja en mi vida, y no tengo idea de qué es. Ahora mismo deseo acostarme y no despertar en días, o incluso un mes. Es increíble, como puedo sentirme tan entusiasmada, y, en un segundo, agobiarme por todo.

Yo necesitaba tranquilidad. ¿Verdad? Pues en esa casa, no la encontré. Entre la bienvenida que me dieron los hijos de Carlos, y el propio Carlos, regañando a sus hijos.... Misión imposible. Pero, la verdad, me alegraron. Fueron muy amables. Y se ve, que son buenos niños. Solo me sorprendió, la forma en la que me miró Elijah, el hijo mayor. Me dio una extraña sensación... Pero, en general, todo fue perfecto. Y, cuando los humos se calmaron, me fui a mi habitación. ¡Por fin, mi camita! Si fuese como cualquier vampiro común, no necesitaría dormir, pero como soy una especie rara en peligro de extinción, duermo como una marmota.

-Éire -escuché a mi espalda. Es Elijah. Me giré, para verle mejor. Está de pie, frente a mí. Y su semblante de preocupación, hizo estallar mis alarmas.

-¿Ocurre algo? -pensé en lo peor. Pero, ver aparecer una sonrisa en su rostro, me tranquilizó. Respiré hondo- ¿Entonces? -¿a qué viene esta escena? Estaba ahí, agazapado en la oscuridad, esperando a que apareciera su presa. En este caso, yo. ¿Y para qué?

-Quiero contarte algo -sentí, que era de vital importancia para él. Y, aunque quiero irme a dormir, decidí quedarme. Si es algún chisme, quiero ser la primera en saberlo-. Vamos al despacho -¿me va a violar, o qué? ¡Esto ya es acoso de mi persona! Le mire con desconfianza, y él puso los ojos en blanco. Reí. Cómo puedo pensar estas cosas... Soy demasiado dramática. ¿Por qué pienso que todo el mundo me quiere violar?

-Eres bastante violable, pero tranquila, nunca te haré nada -mi cara de "qué cojones" fue increíble. ¿Tiene poderes, o algo así? Mi boca llegó al suelo-. Me ha pasado un par de veces... -volvio a reír Además, soy bastante intuitivo -le di la razón. Dio en el clavo.

-¿Bastante violable? -¿cómo que bastante? - ¿Quieres que te mate, verdad? -el chico sonrió de oreja a oreja. El camino hacia el despacho se me estaba haciendo eterno, pero entretenido.

-Es lo primero que me ha salido en mi defensa, ¡mal pensada! -en mi opinión, se toma bastante confianza, con solo conocerme de unos minutos. Pero en realidad, me agradan las personas así de extrovertidas. Sonreí plenamente. Y, seguida por él, entré en el despacho.

-Quiero que hablemos aquí, porque necesito estar seguro de lo que te voy a contar, y no quiero que nadie escuche. Solo yo, tengo esta sospecha. Y créeme, que mi intuición nunca me falla -di por hecho, lo que dijo. Me senté en una butaca aterciopelada, la preferida de Carlos, y me acomodé. Aún sigo con sueño, así que, sino se da prisa, empezaré a roncar.

-Dime -tanto misterio me encanta, estoy entusiasmada. Quiero saberlo ya, y le ayudaré en todo lo que pueda. Carlos es su padre, y una persona muy importante en mi vida. Haré todo por él y su familia. Después de divagar unos segundos, un preocupado Elijah, se sentó junto a mí.

-Te pareces mucho a una persona que perdí hace tiempo -supe de quién se trataba. Yo también he perdido a mi madre de vista... -. Me gustaría que respondiéses a unas preguntas, por favor -asentí muy decidida-. ¿Cómo es tu madre? -me pilló por sorpresa. ¿Por qué esa pregunta? Primeramente, estamos hablando de la suya. Y, en segundo lugar, no tengo palabras para poder describir a mi madre.

-Es un ángel en la tierra, que me cedió un pedazito de su alma para darme vida, y nunca se separo de mí. Ese ángel, que aunque este malherido, sacará fuerzas de donde no tiene para tenderte su mano. Mi guardiana en las noches duras, y días malos... Todo lo que te diga de ella, es poco, te lo juro...-me emocioné al recordarla. Nunca he hablado de ella de esta manera. Siempre me lo guardo todo para mí. Elijah agarró mi mano con cariño, y me sonrió. Vi a su padre, reflejado en aquel gesto, que quiso decir, estoy aquí. Son tan parecidos...

La EsclavaWhere stories live. Discover now