Capítulo 43

471 21 10
                                    

Adam

-¡Por qué haces como si no existiera! ¿Crees que algo ha cambiado? ¿Crees que no te quiero? -verla llorar me rompe el corazón. Su imagen es demoledora.

Desde mi vuelta, los días son cada vez más raros. Mis sentimientos se entrelazan entre sí y alteran la realidad que captan mis ojos. Quiero a Éire, la amo con toda mi alma, pero a veces me pregunto qué hubiera pasado si yo no hubiera vuelto. ¿Seguiría con Caín? ¿Sería más feliz con él? Espera un hijo suyo, así que, no tengo idea de qué pensar. Sé que ella me ama, y me lo demuestra, pero no puedo evitar pensarlo. Pensar en su otro futuro, el que podría haber tenido si yo no hubiera aparecido en su vida.

-Éire por favor, no pienses eso -acaricio sus hombros- . Siento de verdad que estés así. Esto también me ha pillado por sorpresa, lo siento -cae en mis brazos. La abrazo con todas mis ganas. Me asusto al sentir un leve latir que brota de su interior-. Sé que no he reaccionado como esperabas, las circunstancias no son las que a mí me gustarían. Y claro que me encantaría formar una familia contigo...

-Si fueran tus hijos -suelta en un susurro. Yo me quedo callado, mirando al suelo. No sé exactamente cómo explicarle como me siento. Intento acercarme a ella pero se aparta, da media vuelta y se marcha. Siento como si las paredes de la habitación se me vinieran encima.

Éire

-¿Qué ocurre? -me topo con Caín en el pasillo de la planta baja. Inmediatamente solo con verle me echo al suelo a llorar-. Éire por favor, tranquila. Dime qué te pasa -recuerdo que él aún no sabe nada, no encontré el momento para decírselo. Y creo que no exista, así que prefiero hacerlo ya.

-¿Podemos hablar en privado? -Caín asiente. Y, caminando durante un buen rato, llegamos a un gran vivero en la parte trasera de la casa.

-Aquí podremos hablar tranquilamente -sonríe amargamente. Ya me imagino su cara al enterarse. No sé si me hará gracia o me joderá más de lo que estoy.

-No me voy a andar con rodeos, soy de las personas que prefieren arrancar la tirita de una vez. Siento no habértelo dicho antes, pero vas a ser padre -como si de una representación se tratara, puso la misma cara que yo imaginé-. Siento decírtelo así de esta forma. Pero la verdad, no creo que ninguna sea la correcta. Quiero que sepas que he decidido tenerlos, y sí, son dos -como si la vida me diera igual, me encojo de hombros. La verdad, después de mi charla con Adam, no estoy para sensibilidades. Caín me sorprende posando sus manos en mi tripa, yo miro hacia abajo descolocada.

-Sabes qué. Soy muy feliz, y más feliz me hace que hayas decidido seguir adelante -siento que me pide permiso para abrazarme y yo me dejo. Me rodea con sus brazos cariñosos y me hace sentir muy bien.

-Gracias -lloro desconsolada.

-¡EH! -coge mi cara con ambas manos -. Siempre me vas a tener, y deberías saberlo. Te quiero, Éire. Y no me arrepiento de decirlo ni mucho menos de sentirlo. Y por muy separados que estemos, ahora nunca nos dejaremos de la mano. Yo no te dejaré, estemos juntos o no. Y tus bebés siempre tendrán un padre...

-Caín, por favor -me vuelven a la mente miles de recuerdos, todos junto a él. Caín me abraza tan fuerte, como si quisiera volver a unirme. Ahora lloro de felicidad al sentirme tan querida-. No te merezco -me lamento por todo el daño que le he causado.

-La vida es así, no te culpo de nada y si te lo digo es por algo -sonrío- Por favor, tranquilízate -asiento, y me seco las lágrimas- ¿Sabes qué? Se de algo que puede alegrarte. Ve a darte un buen baño relajante, ponte más guapa de lo que ya eres, y nos vemos aquí en dos horas. ¿Vale? -me aguanto las ganas que siento de llorar, y me levanto dispuesta a hacerle caso.

Preparándome en mi habitación, agarro un vestido color rosa palo, veraniego de tirantas. Aún no se me marca la tripa, pero al posar mis manos, siento que hay algo ahí.

-Perdón...

-Puedes pasar -bajo la mirada y vuelvo a lo mío.

-Me gustaría ponerte las sandalias, ¿puedo? -a su carita de corderito degollado no puedo decirle que no. Asiento. Se acerca a mí, y un escalofrío recorre mi cuerpo cuando me acaricia las piernas. Desde que nos volvimos a ver, nunca me había tocado así. Miro al suelo, intentando que nuestras miradas no se crucen, pero él me lo impide-. Estás preciosa -sube las manos hacia mis caderas y con una leve caricia me pide que me acerque a él. Cómo si fuera un embrujo, hago lo que me pide instantáneamente. Acerca su cara a la mía, mi cuerpo se estremece-. Quiero que sepas, que eres mi vida. Sabes que sin ti estaría tan perdido... -sus labios rozan los míos, y por fin se unen. Nos besamos como tanto deseábamos -. Te amo -susurra entre beso y beso. No puedo evitar sonreír como una tonta. Me siento tan a su merced cuando está tan cerca de mí. Finalmente le abrazo, poniendo punto y final. Él lo acepta sin rechistar, y después de colocarme las sandalias, caminamos cogidos de la mano hacia el vivero.

Al acercarnos, veo que todo lo de nuestro alrededor está completamente oscuro. Voy dando pequeños pasos hasta detenerme en la entrada. Adam me da un toquecito para que me anime a entrar. Me animo a dar dos pasos más, y de pronto todo el vivero desvela sus luces. Muchas lucecitas cuelgan de arriba. No puedo evitar llorar al ver a mi madre.

-¡Mi niña! -corre a abrazarme. Está más espléndida que nunca. Cómo me alegro de verla. Mis hermanos corren a abrazarme pero haciendo hueco entre sus cuerpos y el mío, para no aplastar a los bebés según ellos.

Me llevo una gran sorpresa al ver a Isabel, Eric y Cristian. No me imaginaba volverlos a ver. Estoy rodeada de todas las personas que me quieren, y estoy más que feliz. Me siento completa. Mis bebés sin duda tienen una gran familia.



You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 12, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La EsclavaWhere stories live. Discover now