Capítulo 20

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Era temprano en la mañana en lo que parecía ser un tranquilo inicio de semana, cerca de las seis y treinta de la mañana y Yurio se levantaba para iniciar su día.

Se preparaba para ir a correr antes de ir a la pista de hielo con Yakov. Antes de irse se despidió de un somnoliento Yuuri que recién se levantaba para preparar a sus niños para ir al la escuela.

Yurio salió a correr esa mañana con la cabeza llena de dudas.
Necesitaba saber que hacía Victor en la misma pista de hielo que él, si se había retirado y vivía feliz con su amante ¿Que diablos quería?
Aunque no quisiera aceptarlo, le daba miedo que estuviera aquí para buscar a Yuuri.
Le daba pavor la idea de que fuera posible que Victor estuviera aquí para quitarle a su familia.
Después de todo el era su verdadero padre...

No hace falta decir que la práctica de hoy no fue buena. Falló en la mayoría de sus saltos, los cuáles tenía ya bien dominados, a duras penas logró clavar alguno de ellos.
Después de todo, tenía demasiada cosas en la cabeza.

-¡Yuri, no se que diablos estás pensando, pero tienes que concentrarte!.- Le grito Yakov  bastante molesto, no había tiempo para errores y su pupilo decidía equivocarse como nunca antes justo ahora.

-¡Ya lo sé! Mierda.- Renegaba en voz baja.

-Mejor hagamos una pausa, y espero que cuando lo intentemos de nuevo no falles está vez.- Dijo Yakov a lo que Yuri salió de la pista y se sentó en una de las bancas.

Intentaba convencerse de que todo estaría bien al menos por un momento.

-¡Yuri!.- Una dulce voz lo sacó de sus pensamientos y por un segundo toda la tensión que sentía se esfumó al ver al pelinegro que tanto amaba acercarse a él entre las gradas.

-¿Que haces aquí Katsudon?.- Le pregunto al tiempo en que le recibía con un abrazo y un corto beso.

-Te noté un poco extraño está mañana y decidí traerte el almuerzo.- Dijo Yuuri feliz al tiempo que se sentaba sobre las piernas del rubio.- Recién he dejado a Yukia y Daiki en el jardín de niños.

-Gracias.- Dijo mientras le dedicaba una mirada cargada de amor.

-¡Yuuri! Qué gusto verte por aquí, tenía un tiempo que no te veía.- Dijo Mila al momento que se encontró con la pareja.

-Hola Mila.- Le respondió Yuuri
sonriendo.

-¡Yuuri me muero por probar tu deliciosa comida!¡Y por ver a la linda Yukia y al adorable Daiki!.- Exclamó la pelirroja haciendo drama, a lo cuál Yuuri río y el rubio se limitó a sonreír y negar ante la infantil forma de ser de su amiga.

-Jamás, la comida de Yuuri es solo para mí y esos niños me pertenecen a mí, al igual que este lindo Katsudon.- Dijo mordiendo ligeramente la mejilla del pelinegro que se encontraba sonrojado.

-Me robaré tu almuerzo.- Dijo la chica.

-No siquiera lo pienses bruja.- Dijo el rubio a punto de ponerse de pie, sin embargo el japonés se lo impidió.

Entre los tres comenzaron una trivial conversación llena de risas y bromas  que logró que el rubio calmara sus nervios, por el momento todo parecía ir bien, no parecía que nada en sus vidas fuera a cambiar.

Pero en realidad, no todo era tranquilidad.
En medio de la calma se avecinaba una tormenta.

Eso lo pudieron comprobar todos los presentes en la pista de hielo aquel día.

-¿Que diablos estás haciendo aquí?.- Los tres escucharon claramente la voz de Yakov.

-Ya te dije que sólo quiero ver a Yurio entrenar.- Dijo con tranquilidad la segunda voz.

The Lost LoversWhere stories live. Discover now