Capitulo 2 - 1814

668 29 6
                                    



Cuando me desperté me dolía un montón la cabeza, la borrachera de ayer empezaba a mostrar sus efectos. Miré a mi alrededor y me preguntaba dónde estaba, ya que esta ni de lejos era mi casa. Habría yo dormido a la casa de alguno de mis amigos? Miré la cama y parecía de cien años atrás. Era un modelo antiguo pero muy bien conservada. La colcha tenía muchos trapos y con mucha información todo, nada que ver con la decoración minimalista de mi habitación y de la de mis amigos.

Dónde estaba? Dormí en la casa de algún chico que conocí la noche pasada? Por favor, no. Lali, nunca aprendes, pensé.

Salí de debajo de la colcha y algo me llamo la atención. No llevaba mis pantalones ni mi camiseta roja. En cambio, llevaba un largo vestido blanco de tirantes que me cobria de los pies a la cabeza. Ok, esto era muy raro. Que chico me pondría una ropa así? Normalmente me pondrían una ropa sexy o me dejarían desnuda. Esto ya me estaba asustando.

Me levanté y fui directamente al espejo. Llevaba un gorro que tapaba todo mi pelo, que creía hacer juego con el "vestido" o el camisón. No llevaba maquillaje ni mi piercing en la oreja. Joder!

— Qué tal tu primer día? - dijo una mujer que no sé como había aparecido en el sillón que había cerca de la ventana.

— Esto es un sueño? - la miré y ella frunció el ceño.

— No, creo que esto es muy real. - sonrió.

— Dónde estoy? - la miré - Quien sos?

— Tan rápido te olvidaste de mí, Mariana? - dijo levantando una ceja - Normalmente soy una persona difícil de olvidar, chiquita. Soy Judith.

La miré bien y lo que creía que había sido una pesadilla ayer, me cayó como un vaso de agua fría.

— Eres la loca que invadió mi habitación ayer, no? - grité - Qué mierda me hiciste? Me has secuestrado? Dónde estoy?

— Epa epa, la boquita. Bue, un poco loquita sí soy! - sonrió - Y no seas tan dramática, no te he secuestrado; solo cumplí tu deseo de ayer.

— Deseo? De qué mierda hablas? - la miré. Sin dudas estaba loca, tenía que huir de aquí.

— Como te olvidas las cosas, Marianita! - se levantó del sillón y empezó a mirar por la ventana. - Te acuerdas que ayer mientras peleaba con el señor Carlos, que por cierto, muy buen tipo tu pap...

— Dale, explica de una vez!

— Como sois sin paciencia los Espósito, Dios! - exclamó mientras ponía la mano en la cabeza - Bueno, mientras él hablaba contigo, tu le gritaste y dijiste que ojalá ellos no fueran tus papás, o que hubieras nacido en otra época. Bien - me miró - tu deseo fue cumplido! - dijo mientras aplaudía. - Estás en 1814!

— Qué? - la miré.

— Estás en 1814! - repitió la muy boluda.

— De qué hospital para locos has salido? Me tengo que ir de acá ahora! - dije abriendo la puerta y corrí por un pasillo muy largo. No había luz por electricidad allí, así que agarré un candelabro de velas y fui iluminando dónde pasaba.

Abrí una puerta y había una habitación como la mía. El mismo estilo de decoración, cama, armario, tocador... Solo que esta tenía una especie de "bañera" pero era muy rara. De madera, tenía una forma circular y no había ningún grifo ni en ella, ni cerca. Como diablos se ducharían?

— Es la moda de la época - dijo la loca que no había notado que estaba detrás de mí.

— Déjame en paz! - dije yendo en dirección a otra puerta.

En Otra ÉpocaWhere stories live. Discover now