Capítulo 2

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Nikolai estaba sinceramente harto de tener que estar traduciendo conversaciones por aquí y por allá.
¡Le estaba empezando a doler la cabeza! Y se suponía que las vacaciones eran para descansar...

-Yuuri-kun. -Llamó con casi forzada amabilidad al niño castaño. -¿Sabes algo de inglés? ¿Lo suficiente para hablar con mi Yuratchka?

Yuuri asintió, un poco sonrojado. Cada vez que los ojos de alguien desconocido para él se posaban en su rostro, se ponía nervioso. Aunque ya estaba entrando un poco en confianza con Yura y con su abuelito.

-¡Bien! Estoy salvado. -Suspiró genuinamente feliz. -Mi Yura sabe bastante inglés. Así pueden jugar sin tenerme en medio.

-Bien... Yuri, ¿me entiendes si te hablo así? -Probó con un tembloroso inglés que el hábil niño ruso comprendió en seguida.

-¡Sí, cerdito! -Respondió feliz. Luego se rascó la cabeza, avergonzado. -No puedo creer que esto no se nos haya ocurrido antes, Yuuri.

-¡Hey, que no me llames "cerdito"! -Se quejó el mayor. Nikolai sonrió satisfecho y se alejó de los niños agitando la mano como señal de despedida. Los niños ni siquiera se dieron cuenta de que se había ido, pues estaban emocionados por poder hablar al fin directamente, sin que Nikolai tuviera que traducir.

-¿Por qué no? ¡Si pareces uno! -Yuuri sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas; frunció los labios para evitar llorar. -Oe, Yuuri... perdón. No lo decía con mala intención... yo sólo... te digo así porque los cerditos son adorables y rosaditos. Como tú cuando te sonrojas.

-¿No es porque estoy un poco gordito? -Dijo tímidamente, cubriendo su pequeña barriga con sus manos y evitando mirar al ruso.

Yuri se acercó a su nuevo amigo y lo abrazó brevemente.

-A quién le importa una estúpida barriguita, cerdito. -Le dijo para animarlo. -Te ves bien así.

Esa fue la primera vez que Yuuri sintió que su estómago se llenaba de mariposas por culpa de Yuri. Aunque en ese entonces, no sabía lo que esa sensación significaba.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

Yuri suspiró por quinta vez en menos de dos minutos. Se pasó las manos por el cabello, cabreado. Tenía hambre y el cerdo aún no se dignaba a aparecer en la azotea, el lugar donde siempre almorzaban.

-Estúpido cerdo. ¡Tengo hambre! -Se quejó en voz alta. Y comenzó a considerar empezar a comer sin importarle si Yuuri llegaba o no.

Suspiró por sexta vez, y decidió esperarlo sólo dos minutos más.

Su espera no duró más de un minuto. Yuuri se acercaba cabizbajo hacia él, apoyando su obento en su vientre -ahora- plano y sujetándolo con sus manos.
Esa era la típica postura de Yuuri cuando algo le preocupaba.

-Cerdo. ¿Qué te pasó? -Le preguntó curioso, cuando el castaño se sentó a su lado. Aún no lo miraba.

-N-No es nada. -Yuuri luchó para no llorar. Ese día apenas tenía fuerza para sentarse junto a Yurio y soportar escucharlo hablar sobre su amor por Yuko.

Yuri frunció el ceño al darse cuenta de que Yuuri tenía los ojos rojos e hinchados. Como si hubiera estado llorando.

-Yuuri. -El aludido se sorprendió por el tono serio que su amigo utilizó al nombrarlo.

-¿Qué? -Con la sorpresa, olvidó que no debía mirar directamente a Yuri a los ojos, para que este no se diera cuenta de su reciente llanto.

Celos Delatores Where stories live. Discover now