Capítulo 7

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Viktor miraba sonriente como la nieve se deslizaba en el aire hasta llegar al suelo, o hasta algún objeto.

-Me encanta la nieve. -Comentó.

En el asiento del co-piloto, Juliet sonrió y miró por sobre su hombro a su querido y único sobrino.

-También a mí. -Dijo con la alegría que la caracterizaba. -La nieve es algo muy característico de Rusia.

-Creo que el cabello de mi papi y el mío se parece bastante al color de la nieve. -Dijo Viktor, sonriendo y pegando sus manos a la ventana, soltando una pequeña risita al notar que las palmas de sus manos quedaban mojadas.

-Claro. -Asintió Juliet. Viktor miró a su tío Thomas con curiosidad.

-Tío Thomas. ¿Es muy difícil conducir? Con las calles tan húmedas como ahora. -Preguntó, sin abadonar su tono curioso.

El hombre de cabellos rubios lisos y ligeramente largos, mantenía fijos sus ojos verde azulados en la carretera. Aún así, sonrió.

-No lo es una vez que tienes bastante práctica. -Dijo amablemente. -Es como el patinaje. Quizás al principio te cuesta un poco, pero luego consigues la técnica y la experiencia suficiente como para poder hacer esto, por ejemplo. -Soltó el volante por un par de segundos y alzó sus brazos.

Viktor soltó una risita mientras sus ojos azules brillaban de pura diversión. Juliet golpeó a su esposo en el hombro.

-¡Apresúrate y toma el volante, idiota! -Le gruñó. Y para Viktor fue ver a dos Yuri Plisetsky. Uno en apariencia y otro en personalidad.

-Ya, ya. -Contestó Thomas, rodando los ojos. -No seas escandalosa, Ju.

-Hmph. -Ella se cruzó de brazos y miró hacia otro lado.

Viktor volvió a reír.

-Yura es una fusión perfecta de ustedes, tíos. -Comentó con su voz infantil. -¿Cuándo lo dejarán ir a patinar conmigo?

-Yuri fue al centro comercial con el abuelo Nikolai. -Le respondió Thomas.

-Creo que pronto podrá venir y acompañarte. -Dijo Juliet, con una amable sonrisa.

-Me gustaría que algún día todos nosotros patinaramos. Ustedes dos, mis padres, Yura y el abuelito. -Dijo con los ojos azules brillantes.

-Tal vez para tu cumpleaños. -Dijo Juliet, con una pequeña sonrisa.

Estaban a tres de febrero.

-¡¿Qué?! -Exclamó Viktor. -¡Falta mucho tiempo!

Juliet y Thomas rieron.

-Necesitaremos mucho tiempo para convencer a mi padre. -Dijo la rubia.

-Tch. -Viktor chasqueó la lengua. -Si me harán esperar tanto, ojalá que sea verdad. -Dijo con un puchero.

-Esperemos que así sea. -Dijo Thomas, mirando a Viktor por el espejo retrovisor.

Fue entonces cuando Juliet miró hacia la carretera y su rostro perdió todo color.

-¡THOMAS! -Gritó desesperada. Thomas miró la carretera.

Intentó esquivar el enorme bus que se desplazaba a toda velocidad hacia ellos. Porque su conductor había perdido el control.

Pero Thomas no pudo hacer nada.

El bus ya estaba encima. Y lo último que Viktor vio antes de quedar inconsciente, fue el rostro de su única tía lleno de terror, mientras estiraba una mano hacia él.

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